Feudalismo amistoso: el mito de Tibet
Michael Parenti.
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El "pacifista" Dalai Lama, junto al "pacifista" G. Bush, sosteniendo la medalla del congreso, la misma que recibió el tercer insigne "pacifista" José maría Aznar.
A través de los tiempos ha prevalecido una angustiosa simbiosis entre la religión y la violencia. Las historias del cristianismo, del judaísmo, del hinduismo y del Islam están fuertemente entrelazadas con vendettas intestinas, inquisiciones y guerras. Una y otra vez, los religionistas han pretendido tener un mandato divino para aterrorizar y masacrar a herejes, infieles y otros pecadores.
Hay quien ha argumentado que el budismo es diferente, que aparece en marcado contraste con la violencia crónica de otras religiones. Por cierto, tal como es practicado en Estados Unidos, el budismo es más una disciplina “espiritual” y psicológica que una teología en el sentido usual. Ofrece técnicas meditativas y auto-tratamientos que dicen aumentan la “iluminación” y la armonía interior. Pero como todo otro sistema de creencia, el budismo debe ser juzgado no sólo
por sus enseñanzas sino por la conducta real de sus adalides.
Etiquetas: Anti-imperialismo, Miscelaneo
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