Alexander Zinoviev: Última entrevista
Kommunar-press
Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Alexander Zinoviev, filósofo, sociólogo y escritor ruso de fama internacional, falleció el pasado 10 de mayo en Moscú a los 84 años. Ofrecemos a los lectores de Rebelión un resumen de la última entrevista que concedió en vida. Fue el 3 de abril, a la periodista Svetlana Dujarina de la emisora de radio “Govorit Moskva”.
El tema que quiero proponer a debate suena así: “La autosuficiencia de Rusia”. Es una expresión muy utilizada y sobre la que se ha insistido mucho. Yo quiero explicar lo que significa. Hubo un periodo en la historia, cuando muchos pueblos fueron realmente autosuficientes. ¿Qué significa esto? Estos países, cada uno por separado, podían garantizar su seguridad. Producían por si mismos los más variados productos, que cubrían sus necesidades y les permitían abastecerse de todo lo necesario.
Entre los países autosuficientes se encontraban los países de Europa Occidental por todos conocidos. La Unión Soviética, hasta un determinado periodo de su historia, también pertenecía a esa lista. Pero ya a mediados del s.XX, las cualidades que poseían esos países resultaron insuficientes para garantizarles la autosuficiencia.
Para ser autosuficientes los países deben producir cientos y miles de artículos de alta tecnología de todo tipo. Como sociólogo es algo que he estudiado hasta el más mínimo detalle. Pero no todo se reduce al hecho de producir esos artículos, la clave fundamental estaba en conseguir educar a especialistas de alta cualificación. Eran necesarias decenas de miles de especialistas de primer nivel. Pero el tiempo ha pasado, el país ha cambiado, y ahora esas necesidades no son satisfechas, ni pueden serlo bajo ningún aspecto.
El concepto mismo de la autosuficiencia no sólo es ya equivocado, sino que ha perdido por completo su sentido. En Rusia, y en todo el mundo en general se han producido transformaciones de tal calado, que hablar aquí de autosuficiencia se me antoja ridículo. Estos cambios han tenido lugar prácticamente en todos los aspectos de la vida. Y ahora para llegar a entender lo que ha sucedido, necesitamos elaborar un método conceptual radicalmente nuevo. El que se aplica ahora en Rusia no es válido para el análisis de la realidad existente.
Los conceptos “inútiles” como yo los denomino, centellean por doquier, medios de comunicación incluidos.
Hoy día el país más autosuficiente en el mundo son los EE.UU. Esto no significa que ya se han asegurado todo lo imprescindible y pueden vivir tranquilamente. Es un tipo de autosuficiencia que necesita de una retroalimentación permanente, es algo dinámico en constante cambio, que en ocasiones puede ser muy radical. Los EE.UU no pueden ser constantemente autosuficientes. Necesitan mucho de todo, incluso puede que no menos que otros países no tan poderosos. Necesitan una sobrealimentación permanente en todos los aspectos vitales.
¿Puede hoy un país garantizar su defensa en la medida necesaria? No. ¿Puede abastecerse de producción industrial? No. Creo que en el futuro cercano seguirá siendo imposible.
¿Cómo se presenta el futuro entonces?
Algunos rasgos de ese futuro ya se han conformado y estamos viviendo en él. Es en este futuro en el que nos va a tocar vivir, con esos datos y parámetros, incluyendo la prometida por los gobiernos autosuficiencia, que de momento no es tal, y la prometida capacidad defensiva del país en la medida debida, que tampoco existe.
Realmente son muchas las promesas, pero se crea la sensación de que en general la gente no confía en nada. La política existe al margen de las personas.
No querría entrar a debatir si confía la gente en los políticos o no. No es esa mi profesión. Yo debo hablar de cosas, que desde la sociología, se puedan mantener. Usted menciona las promesas… ¿Hasta que punto están fundamentadas? Si hablamos desde el punto de vista sociológico, no hay ni puede haber ninguna base que las sustente. Ya he dicho que es necesario transformar el método, el aparato conceptual. Prometen: mejoraremos esto, levantaremos esto, perfeccionaremos esto otro… todo esto es necesario, pero no implica que puedan ser llevadas a término. “Lo dicho” y “lo hecho” son cosas muy diferentes. Es las condiciones en que vivimos actualmente, las promesas no obligan a nada. Por prometer, pueden prometer cualquier cosa, pero nadie asume las consecuencias por lo dicho.
La gente que hace promesas, presupone de antemano, que de todas formas no se va a hacer nada. Esto no significa que no se haga nada de nada. Simplemente se hace otra cosa y de un modo diferente. Cualquier teoría sociológica que se precie, debe pronunciarse al respecto.
Es muy complicado entender e interpretar todo esto, debido a la falta de información
El mundo está repleto de información. Hay tanta información como chatarra inundando el planeta. Otra cosa es el valor de esa información. El mundo en general, desde el punto de vista intelectual, está tan lleno de trastos, que se necesitaría un siglo, para poner orden. Lógicamente, como sociólogo he intentado analizar esta cuestión. Pero ya me he hartado. El 90% de todo lo que se dice y escribe es un completo disparate. Aunque haya gente que pronuncie palabras y frases inteligentes.
¿Con absurdo, se refiere a que no se hace nada?
La gente vive, hacen cosas, ocurren cosas. Hay que estudiar lo que ocurre.
¿Qué podría Vd. aconsejar a la gente, a qué debemos prestar atención?
Dar consejos no es lo mío. Ni siquiera en mis mejores años di nunca un consejo, puesto que yo soy un analista y un investigador.
En la situación actual, en medio de este océano de charlatanes aún menos, es simplemente una locura.
Yo siempre he propuesto y continúo proponiendo una cosa: la comprensión científica de la realidad y su análisis. Es algo que hay que aprender a hacer partiendo de cero. Enseñar a la gente a comprender y analizar la realidad es una importante tarea.
Rusia y el mundo en general, se han visto en una situación sin salida. Se ha producido un colosal retroceso del nivel intelectual de la humanidad en su conjunto, que ha afectado prácticamente a todas las esferas y a todos los órdenes de la existencia humana. Este descenso es la característica, la bandera de nuestro tiempo. ¿Cómo se puede superar, a través de que vías? De momento no veo el modo real de hacerlo, ni creo que exista en el mundo un grupo de gente o un instituto de investigación capaz de acometer esta empresa. Este fenómeno del descenso intelectual total, ha alcanzado casi todos los países. Puede que en menor medida a Francia, Italia, Inglaterra, Alemania; pero los EE.UU están afectados por competo.
Se podría decir que ha variado el tipo intelectual de conducta y de modo de vida de la gente. Los mecanismos intelectuales, que dirigen a las personas, han variado por completo. Hasta cierto punto es algo explicable. ¿Por qué? No cesan las guerras, la globalización, la nueva guerra mundial de nuevo tipo: la guerra por la dominación de todo el planeta. Una guerra así no se puede dar sin que deje huella en el componente intelectual de la humanidad. Incluso en las mejores épocas del pasado (cuando comenzaron las guerras) lo primero que tenía lugar era el descenso del nivel intelectual de la gente. Es un fenómeno lógico. Pero para la superación de esta crisis mundial, si es que pueda ser algún día superada, requerirá de decenas, cuando no cientos de años.
Razonando desde el modo de ver de una persona concreta (no todos van a querer degradarse) ¿se puede revertir la situación de caída del intelecto?
Dice usted que no todos quieren involucionar. Pero el hecho es que la degradación no depende de la voluntad de la gente. Es algo inevitable. Cojamos lo que cojamos: programas de televisión, oferta teatral, toda la cultura contemporánea, todo está degradándose. Si usted intenta analizar lo que habla la gente, comprenderá el terrible cuadro de la caída del intelecto. Es ley de vida y no hay manera de oponerse.
Que sea un fenómeno lógico no significa que sea bueno. El progreso humano no es que sea algo absolutamente imprescindible. No significa que la gente que descubre o inventa algo se haga más inteligente y avanzada. Nada de eso. Se podría afirmar, que los grandes avances que se están dando en el terreno tecnológico, no están conduciendo al desarrollo de las personas, sino a su terrible “estupidización”, “abobamiento”, del que no escapan ni en las altas esferas.
Cogería por ejemplo un caso absolutamente sorprendente: los laureados con el Premio Nóbel, a los que se considera la gente más inteligente. Son gente completamente espesa. Soñolienta como no había visto en los últimos 50 años. Solo puedo aconsejar que asuman este problema como algo real, que no se hagan ninguna ilusión. Yo observo a mis compatriotas: los veo caminar por la calle, comprar, vender… se crea la sensación de que está sucediendo algo. En realidad, vivimos en un mundo con un material humano, que ha cambiado de un modo colosal. La mayoría absoluta de estas variaciones son imperceptibles, advertirlas se convierte en una ardua tarea.
En general, no hay ahora en le mundo una teoría científica lo suficientemente desarrollada, ni siquiera para comenzar a abordar estos procesos. Solo hay una teoría, que he desarrollado yo, (sin que pretenda vanagloriarme), pero lo cierto es que he trabajado en solitario. Aparte de la mía, desconozco que haya otras teorías. He dedicado toda mi vida a trabajar en este campo y este aspecto de la vida humano, lo conozco mejor que cualquier otra cosa.
Si hablamos de la educación en Rusia, se podría decir que es un problema enorme. Basta con comprobar como ingresa la gente en las universidades.
Usted habla de la educación como del aspecto privado del sistema educativo. Puede que mis palabras puedan sonar algo paradójicas, pero en principio, en Rusia no hay ningún problema educativo. Son un invento. La cuestión no está en los problemas. Creo que ahora hay más universitarios incluso que los que había en la URSS, La gente vive, aprende, trabaja. Pero la educación como sistema, en el sentido que empezó a entenderse en el Renacimiento y épocas posteriores, no puede ser ya posible.
Entonces era una época de nacimiento de una gran cultura, donde tenían lugar grandes descubrimientos. No digo que esto no se de hoy día, pero es una época totalmente diferente. El factor de las transformaciones colosales en el mundo, es algo que hay que aceptar como axioma. Si usted quiere aprender a entender, tiene que empezar a estudiar desde cero.
¿Cual es según usted, el lugar de Rusia en el mundo?
La situación de Rusia para mi como investigadores muy interesante a la par que excepcionalmente compleja. Se podría decir que apenas estoy empezando a comprenderla partiendo de mi metodología. Juzgar sobre la situación de Rusia de un modo categórico no solo es imposible, es irresponsable. La caída del sistema soviético ha traído cambios que conforman toda una época, nunca se había dado nada parecido en la historia, y difícilmente se pueda repetir algo similar. No solo fue destruido el país entero, se destruyó toda una cultura, toda una línea evolutiva. Para la humanidad ha supuesto una catástrofe, que no puede quedar sin castigo. Para que se pueda dar una explosión evolutiva, la humanidad necesita hacer acopio de milenios, y yo no estoy seguro de que esto pueda ser posible.
Usted suele decir que Rusia representa hoy una especie hibrida, una “liebre con cuernos”
Bueno solo es una figura satírica. No solo soy científico, también escritor y periodista. He escrito decenas de novelas y miles de ensayos, y esa expresión la utilicé por vez primera cuando todavía existía la Unión Soviética. Y entonces, he de confesarle, que ni se me pasaba por la cabeza pensar que aquello se derrumbaría.
En la etapa de la guerra fría, usted debió sin duda analizar lo que podría ocurrir con el país.
Por supuesto que lo analicé, al fin y al cabo soy especialista en “guerra fría”. Pero también analicé otros fenómenos. Pero no fue hasta 1985, que empecé a pensar que podría ser destruido el sistema social soviético. En 1985, cuando Gorbachov no visitó la tumba de Marx, cuando fue a ver a Margaret Thatcher, ya vaticiné en la prensa: comienza la época de una gran traición histórica. Desde ese minuto los días del sistema soviético estaban contados. Claro que no era algo fácil de entender, pero el pensamiento de que el fin estaba cerca, ya rondaba mi cabeza. Nunca fui comunista, marxista. Siempre he sido fiel al principio de que yo “soy un estado soberano compuesto de un solo hombre”.
Todos pedían libertad, democracia, pero la libertad acabó en libertinaje. ¿Es compatible el concepto de libertad con algún sistema social?
Gran parte de mi vida ha transcurrido en países de Europa Occidental. Siempre fui partidario de las realidades del mundo occidental. Allí había autentica libertad: de pensamiento de expresión. Yo vivía en ese ambiente. Pero luego, de modo progresivo, cuando comenzó el gran golpe, todo comenzó a extinguirse. Hace ya diez años pude constatar el fin de la democracia occidental. Hemos entrado en la época del totalitarismo de nuevo tipo, que se ha convertido en factor regulador en todo el planeta. Todavía perviven las huellas del pasado de lo que fue hace 15-20 años, de la democracia, de la libertad y del ansia de libertad.
En Rusia las palabras “democracia” y “libertad” carecen por completo de sentido. Hemos estado hablando de libertad, de la cultura del Renacimiento, de todo lo elevado, y de repente nos vemos rodeados de empresarios y propietarios, que no sabemos a que se dedican.
Hoy todos parecen hablar de patriotismo y del hombre ruso…
No quisiera ahora tocar ese tema. Cuando me piden consejo, siempre doy el mismo: ¡pensad, pensad, pensad! ¡estudiad, estudiad, estudiad! Utilicen las fuerzas e impulsos creadores que les queden y las posibilidades de ponerlos en práctica. Cuanto más puedan nuestros compatriotas poner en práctica las posibilidades reales que tengan, tanto mejor para ellos. El mundo todavía no está muerto. Cuando se de la situación en la que se pueda afirmar que el mundo ha muerto, entonces llegará el fin de toda existencia.
¿Apocalipsis significa el fin de todo? ¿Es una transformación?
No se debería exagerar el significado de la palabra “apocalipsis”. Sobre esto se han escrito obras exageradas, infladas. En comparación con la realidad, el apocalipsis, es un fenómeno menor. Para poder describir nuestra realidad, habría que escribir un millón de Apocalipsis, y aún nos quedaríamos cortos. Así que mejor no escribirlas.
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