Un levantamiento que removió la sociedad

En estos días se conmemoraron los veinte años de la realización del levantamiento indígena de 1990 que estremeció la vida del país, provocando en éste significativos cambios de índole política y social. Fue el primero en lo que podría ser calificado como el Ecuador moderno, pero no el único en la historia, pues, masivas acciones de lucha de este sector se produjeron tanto para resistir la dominación colonial, como para enfrentar la opresión terrateniente cuando predominaban formas feudales y semifeudales de explotación.

Sus implicaciones rebasaron los linderos ecuatorianos, pronto se convirtió en ejemplo para los pueblos aborígenes de otros países como Bolivia y Perú. En el plano interno, el levantamiento de 1990 marcó la irrupción política de los pueblos indios y obligó a una sociedad acostumbrada a excluirlos a reconocerlos como pueblos con características, particularidades e identidad propia. Luego, en 1998, el Estado debió asentir al Ecuador como país pluricultural y, en 2009, la Constitución aprobada en Montecristi lo reconoció como plurinacional, otorgando así nuevos derechos a los pueblos originarios.

Desde ese levantamiento las nacionalidades y pueblos indígenas han tenido gravitante participación en la vida política del país; la Conaie se ha convertido en la principal organización del movimiento indio (que a su vez ha conquistado la simpatía de sectores medios del pueblo mestizo) y uno de los polos principales del movimiento popular ecuatoriano, en el que las organizaciones del Frente Popular constituyen el otro referente.

En todos estos años el movimiento indígena ha conquistado derechos sociales y políticos y se ha abierto espacios con varios levantamientos que siguieron al efectuado veinte años atrás. Sin embargo hoy, al igual que otros sectores populares que demandan derechos y critican la gestión gubernamental, es blanco de ataques desde las posiciones más atrasadas y reaccionarias. Los publicistas del gobierno han acudido al discurso xenófobo y racista para deslegitimar la lucha de los pueblos indígenas y sus organizaciones y provocar una confrontación entre pueblos, lo que rechazamos y condenamos.

Los ataques que hoy se lanzan en contra del movimiento indio no son los únicos, gobiernos como el de Lucio Gutiérrez también actuó en su contra provocando el debilitamiento de la Conaie. Eso y la experiencia acumulada en estas dos décadas han hecho madurar al movimiento indígena y a sus dirigentes que ahora entienden mejor que antes la necesidad de conjuntar sus reivindicaciones nacionales con la lucha de los trabajadores y el pueblo en contra de la dominación burguesa y que para ello se requiere la unidad de acción de todos quienes actúan en el bando popular.

El reconocimiento y respeto pleno de los derechos nacionales de los pueblos indígenas no es posible alcanzarlo en el marco del capitalismo; para conquistar la liberación nacional los pueblos deben unir esa lucha a la conquista de la liberación social. Solo el socialismo es capaz de liberar a todos los pueblos.

PCMLE

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