Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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17 de diciembre de 2005

El significado de las elecciones bolivianas

Andrés Solíz Rada (Bolpress)

En las elecciones del 18 de diciembre próximo (mañana), se juega la viabilidad de Bolivia. El triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, puede significar, más allá de sus contradicciones y limitaciones, la recuperación progresiva de la soberanía nacional, casi anulada por los regímenes neoliberales de las dos últimas décadas. El analista argentino, Andrés Oppenheimer, conocido por sus posiciones neoliberales, acaba de afirmar, en el “Miami Herald”, al igual que su congénere Carlos Alberto Montaner, que el único país en el continente en riesgo de desaparecer es Bolivia.

El drama de esta república reside en tener una importante reserva de gas natural, adecuada a las necesidades del Cono Sur, donde las grandes petroleras como Repsol, Total, British Gas y Exxon, están fuertemente asentadas, sin que el Estado nacional, reducido a escombros por el neoliberalismo, antes de haber podido consolidarse, esté en condiciones de fiscalizarlas. La posibilidad de contener la balcanización del país no pasa sólo por el triunfo del MAS, sino porque ese triunfo sea contundente, a fin de tener la fuerza que necesita para detener a las tendencias separatistas alentadas por transnacionales, sobre todo en Tarija y Santa Cruz.

El domingo se elegirán no sólo al presidente y vicepresidente de la República, sino a Prefectos departamentales, varios de los cuales podrían alentar tendencias disgregadoras, con el apoyo de centros de poder mundial, organismos financieros y grandes consorcios económicos.
Se necesita que el MAS deje de ser sólo una confusa y vacilante fuerza de resistencia al neoliberalismo, para convertirse en Movimiento Liberador, capaz de aglutinar a la nación oprimida, sin caer en fundamentalismos indigenistas que profesan varios de sus dirigentes.

El movimiento nacional requiere de capacidad de movilización en torno a la defensa de la autoestima, de la propiedad de los recursos humanos y naturales y de su industrialización interna, dentro de la visión bolivariana, hoy liderada por el Presidente Hugo Chávez. El MAS debe comprender que no está partiendo de cero.

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