Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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12 de julio de 2007

Rusia: Elecciones, Olimpiadas, mucho dinero


Oleg Kulikov
Pravda



Traducido del ruso por Josafat S. Comín

La semana pasada se caracterizó por el aumento de la actividad política del PCFR. No se puede hablar de ninguna “calma chicha veraniega”, por cuanto se está organizando el proceso de preparación del partido para las tan importantes elecciones legislativas. En las regiones se están celebrando las campañas de informe de gestión, en el transcurso de las cuales, los comunistas elegirán a sus delegados para el XII Congreso del partido. En el mismo, serán definidas las listas preelectorales del PCFR y las principales líneas de trabajo con los electores.

Nuevos giros en la lucha por el sillón presidencial

El Congreso de representantes de colectivos de trabajadores, que tuvo lugar en Saransk, capital de la República de Mordovia, y que reunió a comunistas de 30 regiones de la Federación, tuvo amplia resonancia. En él, intervino el líder del PCFR, G. Ziuganov, con un amplio informe “Sobre la situación política en Rusia y las vías de resolución de los problemas en la esfera económica, social y espiritual”. Los participantes del congreso propusieron por unanimidad la candidatura de Ziuganov para presidente de Rusia, a quien pidieron aceptar la propuesta. Los comunistas de un número cada vez mayor de regiones respaldan la participación de Ziuganov en las elecciones presidenciales. Los primeros en apoyar la candidatura de Ziuganov fueron los comunistas del sur de Rusia, reunidos en Cherkessk, a quienes siguieron las organizaciones del partido en un gran número de regiones. Podemos decir que la campaña electoral del PCFR para las presidenciales ha comenzado. Los comunistas se preparan para dar batalla al “sucesor” de Putin, y demostrar lo vacío, falto de ideas y perspectiva del actual gobierno ruso.

Al mismo tiempo cada vez se oyen más rumores sobre que Putin no solo no se dispone a abandonar la política, sino que está decidido a volver a ocupar el cargo de presidente tras un “descanso” de cuatro años, para el 2012. Así se explicaría su más que activa participación en la promoción de la candidatura de la ciudad rusa de Sochi, como sede de los JJ.OO. de invierno de 2014.

En este sentido, este hecho tendría un fin político claramente determinado. A juzgar por todo lo visto, V. Putin pretendería personalmente dirigir el proceso de preparación para las Olimpiadas, lo que le serviría como base (puede que no la única) para su status en Rusia después del 2008. Es evidente, que le permitiría ganar puntos y popularidad, sin tener que hacer demasiado desgaste, dedicándose simplemente a organizar una potente campaña promocional en los ámbitos que rodean al deporte. La Olimpiada del 2014 sería de nuevo presentada como un éxito personal de Putin, si realmente aspira a presentarse en el 2012 y gana esas elecciones.

Cuando menos, ese es el plan que está madurando en las cabezas de los dirigentes rusos y los estrategas políticos, y para su realización están dispuestos a emplear los medios y esfuerzos que sean necesarios.
Por cierto que el gran interés que ha despertado la Olimpiada entre los altos funcionarios y los oligarcas, no se explicaría tanto por su patriotismo, como por las cuentas de los beneficios que puedan obtener. En las infraestructuras que necesita Sochi ya se están invirtiendo enormes recursos, y no todos se emplean con una finalidad demasiado clara.
Entre las grandes estructuras financieras y los oligarcas que están participando destacan “Gazprom”, Oleg Deripaska, V. Potanin y otros. El interés de los oligarcas tendría una connotación política. Pagando “a escote” los juegos, obtendrían una “salvaguardia” del Kremlin, que les permitiría no tener que preocuparse por su destino personal, ni el de sus capitales.

La “extraña” política exterior

En el ámbito de la política exterior, Rusia la semana pasada tuvo un papel destacado, aunque quedan muchas preguntas por responder en torno a la visita de Putin a los EE UU. El presidente ruso fue recibido en la hacienda de los Bush. El contenido de las conversaciones no trascendió a la opinión pública, por cuanto a la superficie solo asomaron las declaraciones de rigor sobre la relaciones de amistad de los líderes. Semejante amistad es más que dudosa, teniendo en cuenta la no coincidencia de intereses nacionales entre Rusia y los EE UU Por eso, las cálidas palabras que Bush Jr. dedicó a Putin, más que alegrarnos, deben ponernos en alerta. Además, en las conversaciones participó Bush padre, antiguo presidente de los EE UU, quien tomara parte activa en la destrucción de la URSS.
Podemos suponer que en esta cumbre se habló mucho de la cooperación político-militar entre Rusia y los EE UU y sobre el acercamiento de posturas de Rusia y la OTAN. En concreto, Putin defiende su propuesta de utilización conjunta con los EE UU de la estación de radares de Gabala en Azerbayán. Rusia está construyendo una nueva estación de detección en Armavir, en la región de Krasnodar, y propone crear un sistema conjunto ruso-americano de defensa antimisiles, en el que probablemente entrarían los proyectos DAM en Polonia y Chequia, que tan mala acogida han tenido.
De este modo, de nuevo en lugar de una política exterior independiente, el Kremlin propone la cooperación con los EE UU, que estaría adquiriendo un carácter estratégico. Se observa claramente la tendencia de esta cooperación dirigida contra los vecinos del sur de Rusia; en concreto contra Irán y otros países del mundo musulmán. Eso es evidente, por cuanto el sistema de radiolocalización sobre el que se está hablando, está ubicado en la región del Cáucaso. Por otro lado, este acercamiento, debe poner en guardia a los europeos, que tan pronto ven como Rusia juega a las contradicciones entre Europa y los EE UU, como comienza a acercarse a una de las partes.

En general, se trata de una política que no permite a Rusia mantener su status de potencia mundial y que más recuerda a un dogo enano ladrando a un elefante.

Las maniobras ya han comenzado

En el proceso de preparación para las elecciones parlamentarias están saliendo a la luz serios problemas en el seno de “Rusia Unida”. El “partido del poder” está obligado a rehacer sus listas, las cuales al parecer no han gustado nada en el gabinete presidencial. Por ejemplo, las listas por la región de Saratov vuelven a ser unificadas y encomiendan al propio secretario general, V. Volodin, que las encabece. Desde fuera lo quieren presentar como un “refuerzo” de las listas regionales por personas oriundas de esas mismas regiones. Por ejemplo, en las listas de San Petersburgo envían a varios destacados representantes de la ciudad, que antes ocupaban puestos intermedios en otras regiones. Pero para Volodin es una situación nueva: es una lección y una señal de su bajo rango real, ya que la región de Saratov pese a ser su tierra natal, se le queda claramente pequeña, al considerarse el mismo como figura de escala nacional.
Los problemas de organización de “Rusia Unida” se explican por los conflictos internos en la dirección del partido, por las intrigas en el Kremlin, la ingerencia de los gobernadores y la “reventa” de puestos en las listas. “Rusia Unida” no es una estructura fuerte y cohesionada, y mucho menos independiente. Pero para ocultar sus problemas internos, el “partido del poder” va a utilizar el recurso administrativo y a agasajar copiosamente a los electores con su propaganda.

La semana pasada se acabó de desmoronar por completo el movimiento que aspiraba a ocupar el lugar de la oposición más dura y radical a Putin, “La Otra Rusia” (Drugaya Rossia). Como ya habíamos señalado en más de una ocasión, resultó ser una veleta, en la que sus líderes no han tardado en pelearse. El antiguo primer ministro Kasianov anunció su salida de la organización.
E. Limonov ha decidido dedicarse a fundar un partido político bajo el nombre “La Otra Rusia”, para conservar la marca y reconstruir desde ahí el Partido Nacional-Bolchevique.
Con G. Kasparov parece que no se ha quedado nadie. En esta situación, lo más probable es esperar un nuevo intento del Kremlin por promocionar nuevos proyectos de pseudo-oposición, utilizando para ello, estructuras ya probadas como “Rusia Justa”, “Rusia Grande” y al PLDR, sin excluir algo nuevo.

El Kremlin necesita de juegos políticos como estos para ocultar su poco atrayente imagen actual. La semana pasada, concluyó el periodo de sesiones pre veraniego de la Duma, en el que según palabras de Iván Melnikov, primer vice presidente del CC del PCFR, el gobierno ha terminado de rematar su faena antisocial en la legislatura. Es lógico, que dadas las circunstancias, el gobierno necesite a toda costa el control sobre los medios de comunicación, y es remarcable el hecho de que “komsomolskaya Pravda”, una de las publicaciones más leídas, haya pasado a manos del magnate de la prensa, O. Rudnov, muy cercano a Putin. Los objetivos están claros: están relacionados en lo fundamental con la economía, con el reparto del pastel nacional. El paso de los activos de YUKOS a control de “Rosneft” fue solo el principio. Ahora la compañía “Russneft” de M. Gutseriev, se encuentra en una situación similar. El poderoso conglomerado de empresas del sector energético y de extracción de Bashkiria, no fue por casualidad utilizado como provocación informativa contra “Surgutneftegaz” (el “bulo” sobre el arresto de su directiva). Los “Pitertsy” (1) han decidido llegar al gobierno “en serio y para quedarse”, para poner bajo su control a todo el país y toda la economía, creando de este modo una nueva capa gobernante de la burguesía nacional.

Oleg Kulikov. Miembro del Presidium, secretario del CC del PCFR. Diputado de la Duma.



Notas.
Pitertsy: en referencia al grupo de políticos, ministros, empresarios y directores de compañías estatales que rodean al presidente y que como él son originarios de Piter (como se conoce coloquialmente a San Petersburgo).


Texto original

Josafat S. Comín forma parte del colectivo de traductores de Rebelión y Cubadebate.

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