Canasta histórica del Socialismo
Olimpiadas de Munich, 1972.
Hasta ese momento el combinado norteamericano nunca había sido derrotado en competiciones internacionales, pero la imparable rueda de la historia le estaba dando una terrible lección, ya que la selección soviética se impuso en el marcador durante todo el partido. La reacción norteamericana fue actuar a la desesperada y durante los últimos 10 minutos de juego ordenó a sus jugadores que presionaran contundentemente al caballeroso y deportivo estilo soviético.
La estrategia les dio resultado y sorprendentemente el equipo norteamericano logra ponerse por delante en el marcador por primera vez en los últimos 3 segundos. 7 jugadores y el equipo técnico soviético pidieron tiempo muerto, el árbitro no lo vio y no para el juego hasta que queda 1 único segundo para finalizar el partido. Tras consultar con sus asistentes admite su error y pide restablecer a 3 segundos el tiempo de juego...la Unión Soviética saca desde su cancha.
Un pase corto, un pase largo y el balón se pierde...el indisciplinado equipo norteamericano entra en éxtasis e invade el campo cometiendo una ilegalidad. El árbitro consulta con la mesa enojado, ya que no se habían restablecido los 3 segundos tal y como había pedido, que junto con la invasión de campo por parte de los jugadores norteamericanos provoca que se repita la jugada.
Enseshko se sitúa debajo de su propio tablero y lanza un misil que con increíble precisión llega a las manos de Alexander Belov que se alza en el cielo por encima de Joyce y Forhes, que no pueden hacer otra cosa que admirar como su rival encesta delante suya en el último segundo con suma facilidad.
Henry Iba encolerizó de tal forma que hasta perdió la cartera, donde según él llevaba 370 dólares, posiblemente una calumnia más para desprestigiar una victoria histórica del deporte socialista sobre la hegemonía norteamericana. Resultado final 51-50 a favor de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La rabieta de los norteamericanos fue tal que recurrieron el resultado a la FIBA y aun hoy en día se niegan a reconocer la victoria soviética, sus medallas de plata descansan en algún edificio del COI.
Los norteamericanos juraron venganza y tuvieron que pasar 16 años hasta que las dos selecciones se volvieran a cruzar en competición olímpica. Esta vez en Seul 88, donde el deporte socialista golpeó una vez más de manera contundente a los norteamericanos con un resultado 82-76.
Civilización Socialista les sugiere que se deleiten con las históricas imágenes:
Etiquetas: Superioridad deportiva socialista
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