Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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15 de diciembre de 2007

Intervencion en la Sesion Solemne del CC del PC, Mexico.

Continuar el ciclo abierto por la Revolución Socialista de Octubre: derrocamiento del capitalismo y construcción de la sociedad sin explotados ni explotadores.

Documento presentado en la Sesión Solemne del Comité Central dedicado al 90 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre el domingo 2 de diciembre del 2007

Camaradas:

El 7 de Noviembre de 1917, hace 90 años, los cañones del Buque Aurora abrieron fuego sobre el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional burgués; simultáneamente las masas de obreros, campesinos y soldados lo tomaban por asalto, lo mismo que los principales centros de producción, comunicación, transporte, edificios públicos, cuarteles y arsenales. Por vía insurreccional el proletariado ruso tomaba el poder desplazando a la incapaz burguesía, a los restos de la autocracia zarista, a los años de opresión y represión.

La insurrección triunfante, dirigida por el Comité Militar Revolucionario, organismo especial del Comité Central del Partido Comunista Bolchevique, garantizaba el poder de los Soviets, y lo que estos representaban: la paz, saliendo inmediatamente de la guerra imperialista; el reparto de la tierra a los campesinos, la expropiación de los medios de la producción por parte de los obreros, y la conquista de la democracia, en una forma superior a la que puede ofrecer la democracia burguesa, que como sabemos es solo una fachada de la dictadura de clase del capital.

Por su composición el poder soviético significó el poder de los obreros y campesinos, la dictadura del proletariado y por su carácter la Revolución de Octubre es una revolución socialista.

Desde que se organizo como clase el proletariado, manifestando sus objetivos históricos en la Liga de los Comunistas, en la posterior Asociación Internacional de los Trabajadores; con las oleadas revolucionarias de 1848 y con el primer asalto al cielo - el poder de los trabajadores durante 70 días en la Comuna de París en 1871-, la clase obrera fue acumulando una experiencia para iniciar la transición del capitalismo al comunismo. La Gran Revolución Socialista de Octubre de manera definitiva inaugura esta transición, abre el ciclo de las revoluciones socialistas y conjuntamente un proceso anticapitalista y antiimperialista que se manifiesta en la descolonización y en los procesos de liberación nacional.

La Gran Revolución Socialista de Octubre es la ruptura histórica con el sistema capitalista. Continuando el ejemplo inmortal del proletariado parisino, los obreros y campesinos rusos organizan un nuevo poder, donde demuestran que la clase burguesa y sus especialistas políticos son unos parásitos innecesarios. La vida pública es decidida en sus asuntos vitales y trascendentales por la clase obrera y las conquistas durante 70 años representan el vivo ejemplo de que un mundo mejor es posible, y la destrucción del mito de que sin los patrones y los amos el mundo de la producción se viene abajo; que el orden social se trastocaría originando un caos de consecuencias funestas.

La revolución proletaria triunfante demostró que los asuntos que importaban a las masas tienen solución, que las causas que los originan pueden ser desmontadas: es el caso de la Primera Guerra Mundial, a la que el zarismo y la burguesía se sumaron en función de sus intereses clasistas pero cargando el costo a los de abajo, desangrando a la población y dejando en el hambre a millones para sostener la maquina de guerra.

Las condiciones inhumanas en que vivían los pobres del campo, en tanto que los privilegios de la nobleza resultaban ofensivos, encontraron una solución inmediata en el poder soviético, que ha propuesta de Lenin aprobó el Decreto de la Tierra y sentó las bases para la posterior propiedad cooperativa y colectiva de la tierra.

Como se sabe el zarismo era un régimen opresor no solo para los de abajo en Rusia, sino que recibía la denominación de “cárcel de los pueblos” de oriente, pues las tendencias chauvinistas de la realeza promovían la política gran rusa de opresión sobre los pueblos y nacionalidades de cercanía geográfica y cultural. El poder proletario, el poder soviético, planteo un respeto a la cultura, historia y lenguas de estos pueblos, desarrollo una política de cooperación basada en la solidaridad internacionalista y estimulo directamente a la clase obrera de estos países para derrocar a sus opresores locales, sentando las bases de un estado multinacional y multicultural de nuevo tipo: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

La contrarrevolución interna e internacional, que inmediatamente estableció un bloqueo, conocido como el cinturón blanco e inicio una intervención militar conjunta de varias potencias imperialistas no pudo derrotar al joven poder de los obreros y campesinos, no “ahogo al niño en la cuna”, como pretendía -según esta expresión anticomunista de Churchill- el capital internacional. Tampoco impidió el desarrollo social de los pueblos soviéticos que en corto periodo, sobre la base de la planificación y de la propiedad social alcanzaron niveles históricos en el terreno de la economía, de la educación, la cultura y el arte. Una nueva época, una nueva sociedad en curso, en medio de dificultades y adversidades, como la agresión militar fascista.

Como toda revolución socialista, la Revolución de Octubre, no solo tenia importancia para los proletarios rusos o del conjunto de las repúblicas soviéticas, también tiene una profunda significación internacional.

El poderoso oleaje revolucionario movilizo al proletariado alemán, húngaro, italiano, polaco, chino. Experiencias de lucha se desarrollaron y aunque fueron ahogadas en sangre por la violencia clasista de los opresores, nos muestran claramente la época de transición abierta por los bolcheviques, del capitalismo al socialismo. Los espartaquistas alemanes y sus principales dirigentes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, la República de los Consejos en Hungría, los consejos obreros en Turín, las barricadas de Varsovia, la insurrección obrera y campesina de Cantón y Shangai, indican la perspectiva abierta. Los obreros y campesinos del mundo pasamos a tener un referente, un ejemplo, un estimulo y un aliado real..

No solo los pueblos de oriente, las repúblicas trascaucásicas, y los pueblos y nacionalidades que inicialmente se federaron a la URSS, la República Popular de Mongolia, que tempranamente inicio la transición, estimulada por la Revolución Socialista de Octubre; también las colonias y semicolonias recibieron la generosa contribución del poder de los obreros y campesinos, que hizo de la consigna ¡Proletarios de todos los países y pueblos oprimidos del mundo, uníos! una realidad que cambio radicalmente el planeta.

Por una parte la construcción socialista que mostraba objetivamente una alternativa anticapitalista a los ojos de la clase obrera y las masas oprimidas, y como una consecuencia directa, la creación de partidos comunistas, como secciones nacionales de la Internacional Comunista, generaron un salto de calidad en la organización de la fuerza mundial de la revolución. Esto potencio movimientos poderosos, base de la descolonización posterior de África y Asia, así como a las fuerzas liberadoras de América Latina. Potencio también la lucha de del proletariado en los principales centros imperialistas, la lucha de clases más abierta en el conjunto del sistema capitalista.

Una contribución para el género humano fue la resistencia y subsiguiente ofensiva del pueblo soviético, del Ejército Rojo y de los partisanos al fascismo, que culmino con la bandera roja de la hoz y el martillo ondeando en el Reichstag. El fascismo en Alemania y en Europa fue estimulado inicialmente por el capital en su conjunto que lo veía como la fuerza que aplastaría y sofocaría la construcción socialista y al movimiento comunista. La clara política de principios de la Internacional Comunista, sobre todo con el lineamiento de su VII Congreso escindió ese frente del capital, al alertar el peligro no solo para la URSS, sino para el total del pueblos y países del mundo que representaba el Eje Nazi-Fascista: es decir la barbarie y la esclavitud para los pueblos y el hegemonismo de superpotencia que consideraba su espacio vital a todo el globo y que sin empacho proclamaba una dictadura global: el III Reich. 20 millones de soviéticos muertos, 10 millones de heridos y lisiados es el costo humano de la URSS por la libertad de los pueblos del mundo. Por ello al rendir homenaje a la Gran Revolución Socialista de Octubre, lo rendimos también a las ciudades héroe, a Stalingrado y Moscú, las proezas en Kursk; a los campos aldeas, poblados, ciudades de la URSS, donde se decidió en realidad el curso de la Segunda Guerra Mundial. La apertura del Segundo Frente por parte de los aliados, más que incidir en el curso final de los acontecimientos, decidido ya por la resistencia de la URSS, no fue sino un intento de contener el avance victorioso del Ejército Rojo y los partisanos por toda Europa; el desembarco en Normandia, no es más que un mito de Holliwood.

A la liberación de Europa le siguió la ola descolonizadora y de revoluciones en Corea, Vietnam y China. Y con ello la existencia de un poderoso campo socialista que estimulo a las fuerzas revolucionarias y transformadoras; que apoyo incondicionalmente procesos como el de la Revolución Cubana, la argelina, la angoleña, la mozambiqueña, la etiope, y el fin del apartheid en Sudáfrica; que apoyo sin concesiones a Nicaragua y la lucha guerrillera en Guatemala y El Salvador; a los combatientes antidictatoriales de Chile, Uruguay y Argentina.

La Revolución de Octubre al iniciar la ruptura histórica con el capitalismo configuro un escenario mundial favorable a la humanidad, un orden internacional donde los imperialistas fueron colocados a la defensiva.

Camaradas:

El viejo orden, la sociedad injusta no desaparece automáticamente del escenario de la historia, procura alargar su existencia. Ninguna clase hasta ahora ha cedido voluntariamente su propiedad y su poder político.

La gran producción capitalista ha creado desde hace mucho las premisas materiales del socialismo, al mismo tiempo que genera las condiciones objetivas para la revolución social: las contradicciones antagónicas entre el carácter social de la producción y la forma privada, capitalista, de apropiación de lo producido; entre los monopolios y los pueblos, entre el capital y el trabajo.

El triunfo del movimiento revolucionario depende de la maduración de las condiciones subjetivas. Los factores subjetivos, principalmente la existencia del partido revolucionario de la clase de vanguardia -que en nuestra época es el proletariado-, que sepa organizar a las masas de trabajadores y oprimidos; de un elevado nivel de conciencia, cohesión y actividad política de la clase obrera; de la elaboración por parte del partido clasista, con base en el marxismo-leninismo y en la comprensión completa de la estructura socio-clasista y del desarrollo del capitalismo, de una estrategia y táctica correcta, que conlleve a la construcción del polo de las fuerzas motrices de un proceso de transformación profunda y radical.

La cuestión clave es entonces la construcción del ejército político de la revolución.

La Gran Revolución Socialista de Octubre no surgió espontáneamente, no se juntaron un día los oprimidos y decidieron ajustarles cuentas a sus verdugos. Si bien toda revolución social es obra directa de las masas y sin la participación popular es imposible que triunfe y se desarrolle, la revolución socialista, como revolución proletaria es imposible sin la existencia del partido comunista, del partido revolucionario de la clase obrera de clara ideología marxista-leninista. Ese fue el papel del Partido Bolchevique.

Lenin considera necesario explicar eso a los delegados de la Internacional Comunista y por eso escribe La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, donde detalla para utilidad de los revolucionarios del mundo las etapas del bolchevismo.

El partido de la clase obrera como un partido revolucionario con unidad ideológica, política y organizativa, que nace en dura lucha primero con los populistas, más también con los mencheviques. Un partido de revolucionarios profesionales, con firme disciplina claro de que su tarea principal es lograr que el proletariado se transforme en una clase para si, y que esta tarea se logra a partir del reconocimiento de la conciencia como algo exterior al movimiento obrero, que per se solo luchara por reivindicaciones inmediatas, economicistas.

Un partido firmemente convencido que las crisis del capitalismo, el desarrollo objetivo del capitalismo, por si no tiene como conclusión la revolución social, sino que en buena medida depende del factor subjetivo. Es decir un partido que tiene permanentemente planteada la cuestión de la revolución, que no nace para ser la izquierda del sistema, sino para organizar su derrocamiento.

Que para permanecer firme tiene que estudiar seriamente la ideología de clase, desarrollarla y combatir las deformaciones revisionistas y oportunistas.

Los bolcheviques como internacionalistas enfrentan la situación de que varios partidos obreros han entrado en la lógica de la simple acumulación de fuerzas, para desarrollar mayorías parlamentarias que con la obtención de reformas vayan acercándose al socialismo…¡Sin revolución!; Encuentran en la base de esa política la deformación consciente de Kautsky y Bernstein de la teoría de Marx y Engels sobre el Estado, más también la incomprensión por el conjunto de la II Internacional, del cambio cualitativo en el sistema capitalista, que ha entrado ya en su fase imperialista, que refuta la exclusiva posibilidad del socialismo en los países más avanzados y define científicamente la factibilidad de ruptura del eslabón más débil del sistema.

Los bolcheviques y Lenin también resuelven acertadamente la cuestión del carácter de la revolución y desbaratan la tesis mecanicista de las etapas necesarias, para encontrar el punto en que una revolución, en este caso la democrática, puede transformarse sin dilación en revolución socialista.

Construyen una política estratégica de alianzas, no para la coyuntura, sino para la constitución del sujeto de la revolución social, la alianza obrera y campesina, cuestión no solo para la toma del poder, sino para la transición, preocupación que sigue a Lenin, hasta la redacción de su último documento político, la famosa Carta al Congreso.

Todo ello en el terreno de la lucha más dura y abnegada y con la participación directa en las revoluciones de 1905 y Febrero del 17.

Los bolcheviques son los primeros en comprender la situación revolucionaria, que como sabemos es la condición objetiva más importante de toda revolución social; es decir el conjunto de factores que engendran una crisis sociopolítica, independientemente de las clases y los partidos. Lo que Lenin llama la crisis de las alturas y la crisis de los de abajo. La primera que consiste en la imposibilidad para la clase dominante de mantener fija y sin cambios su dominación. Para el inicio de la Revolución hace falta que los explotadores no puedan seguir gobernando, que se les ha escapado de las manos el control sobre el desarrollo de los acontecimientos y son impotentes para desarrollar iniciativas que les permita la reproducción de sus consensos como en el pasado; la maquina estatal de opresión comienza a fallar, deja de funcionar normalmente y se sale parcial o completamente del control del gobierno. La segunda, la crisis de los de abajo significa que las masas no quieren seguir viviendo como siempre, exigen cambios y no reformas que hacen determinadas concesiones pero mantienen lo esencial; que están hartas de escuchar promesas y recibir dadivas; exigen cambios de esencia que solo son posibles con la destrucción del régimen. El pueblo empieza a abandonar la subordinación a las autoridades, se lanza a las calles, se rebela abiertamente exigiendo la salida del poder de la elite gobernante.

En el propio partido bolchevique, llegado el momento, hay elementos que vacilan, que consideran aventurero y putschista el plan insurreccional que plantea Lenin; pueden revisarse las actas del Comité Central de esos días para encontrar tan importante debate; por lo que la situación es compleja, sin embargo la firmeza de la mayoría de la dirección, combinada con la experiencia de participación, en dos revoluciones previas, del proletariado hacen que las tesis de Abril se desarrollen.

Es el momento también de viraje para el internacionalismo; la II Internacional esta ya en abierta descomposición y el concepto de socialdemocracia es ya consustancial a la política del capital, por ello los bolcheviques deciden que es el momento de quitarse la ropa sucia y ponerse la ropa limpia, de ser un partido comunista, y que consecuentemente la promoción de una internacional comunista y la generación de partidos comunistas es considerada la tarea básica para nuestra época de cambios revolucionarios.

Los partidos comunistas, para usar la expresión de los comunistas chinos, son producto de las salvas del Aurora, resultado directo de la revolución de los obreros y campesinos dirigida y organizada por los bolcheviques.

Camaradas:

El Comité Central del Partido de los Comunistas conmemora los 90 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre, pues representa la alternativa que nos da origen y rumbo; la identidad que nos acuerpa, los principios que son nuestra base, la cultura que agrupa y reproduce nuestra militancia y sobre todo, porque recrea la centralidad de nuestra época, la una ruptura anticapitalista, de las revoluciones proletarias por el socialismo.

Las condiciones de la conmemoración aún están marcadas por el retroceso contrarrevolucionario en la URSS y Europa del Este, pero presentan condiciones de optimismo y entusiasmo revolucionario que son enmarcadas por la lucha de resistencia y ofensiva de los pueblos del mundo.

No nos detendremos en el ya inútil desenmascaramiento del fin de la historia y las ideologías, en la eternidad del sistema capitalista y los valores del individualismo, ni en las bondades supuestas del mercado y la libre empresa.

En casi 20 años de unipolaridad y hegemonía el imperialismo -fundamentalmente yanqui, pero sin descartar la Unión Europea-, ha obligado a los trabajadores del mundo, a los pueblos a visualizar que el llamado nuevo orden mundial es solo en beneficio de los monopolios, del capital financiero, del lobby militarista, y que la guerra y agresión militar es el instrumento para la recolonización y saqueo de las naciones; que la prometida democracia y derechos humanos son una retórica que oculta un mundo de injusticia y muerte cotidiana, de sobreexplotación y crimen bajo la única lógica de la ganancia capitalista. Que el prometido mundo de la paz perpetua es representado por un millón de muertos en Irak y por cientos de miles de asesinados y por millones de desplazados en Afganistán, Yugoslavia y Somalia.

Pero es necesario detenerse en las valoraciones que sirvieron de coartada al transfuguismo, sobre el curso contrarrevolucionario en el campo socialista.

Una es que la Revolución Socialista de Octubre fue un error histórico, que desde su origen estaba condenada al fracaso, que su fin era cuestión de tiempo. El argumento lo escudan en tesis de Marx. La novísima tesis fue sostenida ya por Kautsky desde 1917. Sostienen que en un país atrasado, donde el capitalismo no se ha desarrollado y menos madurado no están generadas las bases objetivas de la transición y que en consecuencia cualquier intento revolucionario padece deformaciones congénitas, entre ellas la derivación autoritaria y un endémico retraso económico. La otra tesis grave, porque como la primera fue levantada por franjas de la izquierda, con consecuencias desastrosas en la actividad política, es la de la implosión que olvida el sabotaje y la guerra económica.

Ambas ideas tienen que ver con el tema candente de todo proceso emancipatorio, el Estado y el poder de clase así como la incomprensión de la concepción materialista de la historia.

Sobre la primera insistimos en señalar que las revoluciones no se hacen por encargo, que son creación heroica del pueblo trabajador y que derivan de la maduración de factores objetivos y subjetivos. De la segunda solo apuntar que hoy existen elementos firmes, no intuiciones, de un operativo complejo dirigido por capital internacional, de gran costo financiero para socavar las bases del proceso socialista.

Incompleta resulta también la explicación de que todo fue producto de una conspiración de tránsfugas y renegados. La tesis de la traición contiene solo una parte de verdad y encuentra su símil en aquella que levantan los capitalistas de concentrar los factores de la crisis en personalidades. Según ambos razonamientos una personalidad puede ser responsable de la gran derrota o de la gran victoria; y ambas explicaciones son antimarxistas. El papel central lo tendrán siempre las grandes masas, las colectividades organizadas.

Continuar analizando los factores que engendraron el proceso contrarrevolucionario no es objeto de interés académico o histórico, sino un tema vital para nuevas revoluciones.

De manera general se pueden adelantar algunas conclusiones:

La contrarrevolución fue un proceso que comprendió distintos períodos, que si bien se manifestó a plenitud durante la perestroika, lo cierto es que venia de lejos. Que en ese proceso la vanguardia cometió el error subjetivo de pensar que la victoria del socialismo estaba asegurada e inclusive aseguro que las clases antagónicas estaban liquidadas, con el consecuente relajamiento de la vigilancia revolucionaria, olvidando que no es un tema ideológico sino de base objetiva, pues la producción genera todo los días, mientras no se de la realización plena del comunismo, propiedad privada que es la base de la burguesía.

Consecuencia de esas apreciaciones subjetivas fue mutar el carácter de clase del partido para transformarlo en un partido de todo el pueblo, abriendo paso a sus filas a elementos no probados, carreristas y de fuerte tendencia a los privilegios y al oportunismo. Una política internacional con centro en la coexistencia pacifica en total olvido que nuestra época es la de las revoluciones sociales.

Por otra parte el alejamiento entre la clase y su partido, la disminución de la participación popular en la construcción socialista.

La intensa y coordinada actividad del capital internacional en apoyo al proceso contrarrevolucionario.

Durante un determinado periodo la violación de la legalidad socialista.

Camaradas:

Nuestro partido al igual que el conjunto del movimiento comunista internacional esta hoy en condiciones de profundizar en las causas de ese proceso contrarrevolucionario y sacar lecciones para nuestra lucha actual. Es una experiencia invaluable, de gran riqueza, pues supera los 70 días de la Comuna de Paris que dio tantas lecciones Marx, Engels y Lenin. Se tratan de más de 70 años de transición, de los que requerimos extraer las lecciones generales y sistematizarlas. De no hacerlo continuaran apareciendo discursos inexactos, que recuerdan las historietas de comics donde un superhéroe o un villano son los hacedores de la historia. También emergerán concepciones como la del llamado socialismo del siglo XXI, que hasta ahora es solo un slogan vacío de contenido y propuesta, sujeto a las veleidades de sus promotores y no el proyecto político de la clase obrera y de un pueblo revolucionario; nuestra sincera solidaridad con el proceso de liberación del pueblo venezolano debe contribuir a que evalué en su provecho la experiencia histórica de la construcción socialista y descubra a los charlatanes que están por moda con su proceso.

Para el Partido de los Comunistas, la Gran Revolución Socialista de Octubre es el acontecimiento fundamental de la época, y la necesidad de la revolución social para iniciar la transición, la tarea que nos agrupa.

La cuestión de la revolución guía nuestros pasos y nuestra política, que hoy se encuentra en la preparación de una rebelión nacional anticapitalista construida por un amplio sujeto sociopolítico que tiene claro, que sin arrebatarles los medios de producción a sus propietarios actuales, no tiene posibilidad de cambios verdaderos. Coincidimos con el EZLN de que otro mundo es posible solo sobre el cadáver del capitalismo.

El Partido de los Comunistas es un resultado de la lucha de la clase obrera y del pueblo mexicano en conjunto con la lucha internacional de los comunistas. Esas dos fuentes garantizan su capacidad de intervención en las luchas futuras, aportando al proceso emancipatorio de México un destacamento organizado de cuadros decididos a ir hasta las ultimas consecuencias.

Estamos convencidos de que la alternativa es el socialismo y el comunismo y nunca renunciaremos a las tareas que la revolución social nos asigne, revolución social de la que también somos promotores.

Nuestro lugar en la lucha esta desde que en 1919 se organizo el primer destacamento comunista. Desde entonces las ideas del marxismo-leninismo están planteadas a la clase obrera. La contribución a la cultura de la Revolución de Octubre también esta presente en los pintores, poetas, literatos y artistas comunistas. Los comunistas de México también han dado su contribución a la lucha de los pueblos, lo demuestra por ejemplo la presencia de decenas de voluntarios durante la guerra civil española, y el apoyo prestado a la expedición del Granma y de la Revolución Cubana.

El Partido de los Comunistas ha participado de las actividades organizadas por el Partido Comunista de Bielorrusia y del Partido Comunista de la Federación Rusa para el 90 aniversario de la Revolución de Octubre. En un Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros que contó con la participación de 72 delegaciones y donde fue suscrita una declaración que concluye expresando su solidaridad con los que luchan, con los que enfrentan la feroz campaña anticomunista en Europa; con los pueblos que enfrentan la intervención y ocupación imperialistas; que apoya el derecho de cada pueblo a elegir su camino de desarrollo independiente sin ingerencias exteriores; que llama por la actividad coordinada entre los partidos comunistas, por la participación activa del movimiento comunista en los procesos mundiales, contribuyendo al desarrollo de la lucha antiimperialista y revolucionaria; y que finalmente expresa nuestro convencimiento de que el siglo 21 es el de las revoluciones sociales, el siglo de la realización de los objetivos e ideas principales del Gran Octubre, el siglo del triunfo del socialismo.

Posteriormente en Moscú el movimiento comunista internacional participo de una movilización de 50,000 comunistas que abarroto las calles centrales de esa ciudad, planteando la consigna de la cuarta revolución por la tierra para los campesinos, las fabricas para los obreros y el poder para el pueblo. El camarada Guenady Ziuganov planteo la lucha por el socialismo como una necesidad impostergable de los pueblos del mundo.

No fuero celebraciones litúrgicas, ni rituales de exorcismo para convocar al pasado. No, nada de eso; por el contrario fue una conmemoración instalada en la disputa por el futuro, en la lucha fresca y actual por el socialismo, que demuestra que nuevas generaciones están levantando con decisión la bandera de lucha de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin.

Los pueblos del mundo están en lucha firme y decidida contra las manifestaciones criminales de la barbarie del sistema capitalista en crisis y ello ha fortalecido el papel y la actividad de las organizaciones comunistas.

Camaradas:

Es necesario concluir que nos mantenemos comunistas, que no fue fácil, que el que no hayamos abandonado nuestra identidad como lo hicieron miles en México y cientos de miles en el mundo es una derrota del capital y una victoria de nuestra clase. No solo resistimos sino que estamos en un periodo de franco desarrollo y que somos parte de un movimiento nacional de abajo y a la izquierda en lucha por el derrocamiento del régimen..

Tenemos que reconocer que esto resultaría imposible sin la firmeza del pueblo y la Revolución Cubana, de su Partido Comunista. Su decisión de resistir nos alentó en el periodo de la más obscura noche contrarrevolucionaria.

Lo mismo resultaría imposible sin la solidaridad política de los partidos comunistas y obreros, de las fuerzas revolucionarias.

Ha sido un estimulo en estos años la acción combativa del Partido Comunista Colombiano Clandestino y del Ejército del Pueblo, las FARC.

Saludamos a los comunistas y revolucionarios; Reconocemos la firme labor del Partido Comunista de Grecia por sus esfuerzos para generar un espacio de debate y coordinación para el movimiento comunista internacional.

Expresamos nuestra solidaridad al Partido Comunista Obrero de Hungría que enfrenta a los tribunales por ser firme en sus principios, que son los mismos que nosotros suscribimos. Exigimos la libertad para los comunistas presos en el mundo. Saludamos la firmeza de la resistencia patriótica iraqui, de los combatientes palestinos.

Saludamos también a todas y todos nuestros compañeros adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y las organizaciones con las que conformamos la COPAI- México.

La Revolución de Octubre fue la fiesta de los oprimidos y va nuestra calurosa salutación a la Juventud Comunista de México, y a todas las mujeres y hombres que constituyen la militancia de nuestro partido en el país.

Vamos a continuar como un partido para la revolución socialista, el partido de los comunistas. Vamos a contribuir al ciclo abierto por Octubre: derrocamiento del capitalismo y construcción de la nueva sociedad sin explotados ni explotadores.

¡Viva la Gran Revolución Socialista de Octubre!

¡Viva el poder soviético de los obreros y campesinos!

¡Viva el marxismo-leninismo!

¡Viva el internacionalismo proletario y el movimiento comunista internacional!


¡Viva la Rebelión Nacional anticapitalista!




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