CABLE SUBMARINO. Un satélite en el charco
Por: TONI PRADAS (nacionales@bohemia.,co.cu)
(14 de enero de 2010)
El cable entre Venezuela y Cuba conectará a la Isla con su continente y buscará ser la malla de telecomunicaciones sobre la que se desarrolle la integración regional
(Infografía: Cubadebate)
Si el cuco no atrasa sus salidas para cantar las horas, el año 2011 se convertirá en la bisagra que cambiará la historia de las telecomunicaciones en Cuba: En esa fecha deben de bombearse los primeros bits a través de un cable submarino formado por dos pares de fibra óptica con capacidad de 640 gigabytes (320 para cada par).
El tendido del cable conectará informáticamente a la isla de Cuba con su continente, a través de Venezuela. Como nutritivo amnios, el azulejo del Caribe velará por el descanso sobre el lecho marino —incluso a más de cinco mil 400 metros de profundidad en la Fosa de Battle— de ese cordón umbilical de mil 630 kilómetros.
La empresa Telecomunicaciones Gran Caribe S.A. tiene ante sí una faena con visos de hazaña social y tecnológica. La misma nació bajo los principios del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela —ronda la década de firmado—, y de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). El capital fue aportado por Telecom Venezuela y la Empresa de Transporte de Señales de Telecomunicaciones (Transbit) de Cuba.
El cable submarino de fibra óptica es una tecnología que requiere restarle vulnerabiliad a toda costa. Los beneficios son exponencialmente superiores a las inversiones
Mientras, los estrategas avanzaban en las cuestiones jurídicas y las negociaciones para la ejecución del proyecto, lacrado en 2007. Sin embargo, las fechas de arrancada anunciadas públicamente fueron postergándose, entre otras razones por el retardo en la entrega de “una fianza” por parte de la firma Alcatel, según trascendió en Caracas. Esa entidad resultó la subcontratada por la empresa mixta cubano-venezolana para que cargara sobre sus omóplatos la responsabilidad de producir y lanzar el cable submarino.
Centavos más, centavos menos, la inversión se montará en 63,4 millones de dólares. La ganancia también es tangible: con esas hebras ópticas del grosor de un cabello, la isla antillana no solo verá incrementada su capacidad de telecomunicaciones unas tres mil veces, sino que en buena medida se espantará de la nuca el vaho caliente del bloqueo en materia de conexiones globales.
Sorteando mandíbulas
Barcos especializados, como este, se encargan de realizar la tarea de sepultar el
cable sobre un surco en el manto submarino
Hasta este minuto, Estados Unidos ha refutado a Cuba el derecho a tirar un lazo hacia alguno de los tantos cables que bordean el archipiélago. Uno de estos, el de Cancún-Miami, pasa a no más de 32 kilómetros del malecón habanero y acoplarse al mismo costaría apenas medio millón de billetes verdes. Pero las compañías han recibido un reglazo en la mano cuando han solicitado al Departamento de Estado autorización para emprender semejante obra.
Tapiada esa sencilla solución, los cubanos, ceñudos pero pacientes, no tuvieron más alternativa que internacionalizar sus comunicaciones dependiendo únicamente del carísimo y menos confiable acceso satelital. Hasta que fruto de la solidaridad, nació este proyecto que si bien es un camino bastante enmarañado para Cuba, garantiza su independencia. Tanto buscan esa soberanía que, previendo lo peor, los ingenieros de Telecomunicaciones Gran Caribe montaron los planos sorteando cada lugar donde podría saltar, desde la oscuridad de su escondite, el bloqueo.
Para cumplir con los rigores técnicos, el costo de la inversión y el respeto de las fronteras nacionales, el tendido fue diseñado casi enteramente bajo aguas internacionales. Mas no fue suficiente: prefirió eludir, además, diversas zonas económicas sobre las cuales los Estados Unidos pretenden campear. En consecuencia, el trazado del cable terminó alargándose en unos cien kilómetros.
Protegido de tales depredadores, solo faltaba ponerlo a salvo de otras dentelladas: las de los tiburones. Los escualos, se conoce, hechizados por los campos electromagnéticos que generan el paso de la corriente por el cable, pueden poner en peligro todo el sistema con solo atenazar sus inamistosas mandíbulas. También se escamaron por los sustos que pudieran surgir de actividades marítimas costeras, como el anclaje de buques y labores pesqueras.
La operación detendido del cable precisa una exactitud de relojero
Previendo estos azares, el cable estará recubierto de acero, con dos capas de cable trenzado de acero inoxidable, una de cobre, un centímetro de polietileno, una capa de aluminio y otra de polietileno de alta densidad.
Luego de realizado el levantamiento topográfico del fondo marino para elegir la ruta del cable, evitando fosas y montañas, se tuvo entonces idea de en qué lugar sería imprescindible enterrarlo o fijarlo. También se calculó la presión, la hidrogenación (que le resta transparencia), las tensiones a que se expondrá, las corrientes y deslizamientos de tierra...
Como las peliculeras profundidades caribeñas no son comunes en proyectos como este, los expertos no dudaron en blindar este con la llamada “técnica de arco”. Esta consiste en un revestimiento especial con cuerdas de acero inoxidable muy finas y de configuración encorvada, el cual asegura mayor resistencia en el fondo. Allí, la presión del mar podría dañar el cable que en casi todo su trayecto no superará el grosor del dedo pulgar.
Datos a granel
Más de 20 millones de llamadas simultáneas será la capacidad de esta infovía y podrá transmitir hasta 26 mil canales de televisión y acceso a Internet en banda ancha. Mas no por ello será una golosina para lamer a espaldas de otros.
Madurado bajo la filosofía de la integración regional, los estrategas han previsto dos bifurcaciones: una, próxima a Cuba, que extenderá la fibra hacia Jamaica (su Gobierno señaló el deseo de participar en el proyecto) y la otra, cercana a Venezuela, que posibilitará la interconexión con otros pequeños Estados antillanos.
Una vez unido el estado de Vargas y Santiago de Cuba, el segundo segmento, de 230 kilómetros, enchufará la localidad de Ocho Ríos, en el norte de Jamaica, y desarrollará bifurcaciones que posibilitarían la extensión del cable hacia Nicaragua y Haití.
El 90 por ciento de las telecomunicaciones del mundo ocurren a través de cables submarinos. Cuba, aun cuando está rodeada de tendidos de fibra óptica, depende exclusivamente del costoso servicio satelital |
De tal suerte, el Caribe contará con su primer cable submarino con posibilidad de unir a todos los países de la región, con una capacidad diez veces mayor que la de todos los similares que existen en el área a un costo menor al ofrecido por otros operadores. También, por ocasión primera, países de Latinoamérica asumen las riendas de una empresa de tal musculatura, sin la participación de las transnacionales que habitualmente controlan el sistema.
Esta herramienta de comunicación propiciará durante sus 25 años de vida útil, la cooperación y el desarrollo de trabajos conjuntos en áreas como la integración cultural, económica y social de los países de Latinoamérica y el Caribe; el progreso de las telecomunicaciones de los países del ALBA; intercambios en materia de salud, cultura, educación, software, banca, turismo y servicios, entre otros; y el impulso de la transferencia tecnológica y de conocimiento para los recursos humanos de Venezuela y Cuba.
Ambas naciones se complementan para la gerencia del sistema, gracias a las pericias adquiridas en los últimos años. Venezuela exhibe experiencias en materia de telecomunicaciones, un reconocido desarrollo en la telefonía celular, la fibra óptica y su reciente debut en administración de satélites. Cuba, en tanto, tiene prácticamente concluido su backbone (columna vertebral) de fibra óptica nacional: una vez machihembrado el backbone con el cable de La Guaira-Siboney, datos, sonidos y videos a granel traficarán a la velocidad de un pestañeo desde las 14 provincias de la arqueada isla hasta todas las rinconeras del Mundo-bit.
Liliana Rivas, coordinadora por la parte venezolana, comentaba al cotidiano Granma un año atrás: “No se trata de desarrollar un sistema independiente; la comunicación que buscamos no es solo entre Venezuela y Cuba, sino también con el mundo.”
Barcos con pulso de cirujano
El cable submarino de fibra óptica propiciaráuna conectividad de los cubanos a
Internet,más rápida, de mayor calidad y entre un 15 y un 25 por ciento más barata, encomparación con la comunicación a través del satélite
(Foto: EDUARDO LEYVA)
Terremotos y avalanchas submarinas, mordidas de pejes, sabotajes y “canibaleos”, o una simple ancla que ensarte un cable, pueden dejar prácticamente incomunicados a muchos países. A mediados de 2009, por ejemplo, 19 naciones quedaron sin servicios de Internet luego de que Arcos, una fibra óptica zambullida para servir a Sudamérica y Centroamérica, se cortara por dos lugares.
Si una rotura es cercana a la superficie, basta un sumergible para repararla. Pero cuando los cables están profundos, un barco especializado eleva la porción dañada de cada extremo con una especie de garfio y empalma una nueva sección.
Suena fácil, pero no lo es. Tampoco lo es instalar el cable, que algunos consideran una obra tan difícil como poner un satélite en órbita. Enterrarlo es una costosa aventura, pues el fondo es irregular y el barco debe ser preciso como un cirujano para colocar, sin tensión, el cable en el surco que hizo. En lo adelante, otras naves expertas, auxiliadas con robots, inspeccionan la obra y entierran con herramientas especializadas las partes que lo requieran.
Los estrategas consideran que un país sin cables submarinos no tiene suficiente capacidad para las comunicaciones internacionales. Son, a no dudar, la estructura básica de transporte de datos entre continentes y permiten una conectividad a Internet más rápida, de mayor calidad y entre un 15 y un 25 por ciento más barata, que la realizada a través del satélite.
Visto caprichosamente, Cuba, en nombre de la informatización de la sociedad que se ha propuesto realizar, está apostando por un satélite que duerma bajo la alfombra del mar.
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