Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

[Automatic translation: EN]
[Traduction automatique: FR]

3 de abril de 2006

Declaración de Paul Robeson ante un tribunal anticomunista


Una declaración de Paul Robeson

NOTA: Paul Robeson intentó hacer esta Declaración al Comité del Congreso sobre Actividades Antiamericanas (House Committee on Un-American Activities o House Un-American Activities Committee, HUAC) en 1956, pero no se le permitió. Fue entregada a Eric Bentley, con permiso para su publicación en su libro “Thirty years of treason”, Viking Books, 1971, por Paul Robeson, Jr.

Se ha traducido del inglés de la edición de dicho libro de Thunder’s Mouth Press/Nation Books, New York, 2002, páginas 977-980, en abril de 2006 por Asti.


Es en sí un triste y amargo comentario sobre el estado de las libertades civiles en América el que las propias fuerzas de la reacción, encarnadas por el congresista Francis Walter y sus contrapartes del Senado, que me han negado acceso a la tribuna, a la sala de conciertos, la ópera y la escena, ahora me traigan a un comité inquisitorial para oir lo que tengo que decir. Es obvio que los que están intentando amordazarme aquí y en el extranjero, difícilmente me concederán la libertad de expresarme completamente en una audiencia controlada por ellos.

Sería más oportuno que yo preguntase a Walter, [James] Eastland y [John Foster] Dulles que ellos a mí, puesto que son ellos quienes deberían responder por su conducta, no yo. ¿Por qué no investiga Walter las verdaderamente “antiamericanas” actividades de Eastland y su banda, para quienes la Constitución es papel mojado cuando la invoca el pueblo negro y para quienes desafiar al Tribunal Supremo es un deber racial? ¿Y cómo puede Eastland pretender que le preocupa la seguridad interna de nuestro país cuando apoya los más brutales ataques contra cincuenta millones de americanos por los Comités de Ciudadanos Blancos y el Ku Klux Klan? ¿Cuándo explicará Dulles su irresponsable y temeraria política de “al borde de la guerra” por la que el mundo podría haber sido destruido?

Y concretamente, ¿por qué teme Dulles darme un pasaporte, dejarme viajar fuera a cantar, actuar, dar mi opinión? Esta pregunta ha sido contestada parcialmente por los abogados del Departamento de Estado, que han afirmado ante los tribunales que el Departamento de Estado afirma su derecho a denegarme el pasaporte debido a lo que llamaron mi “reconocido estatus de portavoz de amplias secciones de los negros americanos” y porque he sido “durante años extremadamente activo a favor de la independencia de los pueblos colonizados de África”. El Departamento de Estado también ha basado su denegación de pasaporte en el hecho de que envié un mensaje de saludo a la Conferencia de Bandung, convocada por Nehru, Sukarno y otros grandes líderes de los pueblos de color del mundo. Sin embargo, Dulles objeta principalmente los discursos que he pronunciado en el extranjero contra la opresión sufrida por un pueblo en los Estados Unidos.

Estoy orgulloso de que se puedan hacer estas consideraciones sobre mí. Es mi firme intención continuar hablando contra las injusticias hacia el pueblo negro, y continuaré haciendo todo lo que esté en mi mano a favor de la independencia de los pueblos colonizados de África. Es Dulles el que debe explicar por qué a un negro que se opone al colonialismo y apoya las aspiraciones de los negros americanos debería negársele el pasaporte por esas razones.

Mi lucha por el pasaporte es una lucha por la libertad: libertad para viajar, libertad para ganarse la vida, libertad para hablar, libertad para expresarme artística y culturalmente. Se me han negado estas libertades porque Dulles, Eastland, Walter y su calaña se oponen a mis puntos de vista sobre la liberación colonial, mi resistencia a la opresión de los negros americanos, y mi ardiente deseo de paz con todas las naciones. Pero estas son ideas que proclamaré siempre que se me dé ocasión, ya sea ante este comité o ante cualquier otro órgano.

El Presidente Eisenhower ha urgido fuertemente lo deseable de intercambios culturales internacionales. Estoy de acuerdo con él. El pueblo americano saludaría interpretaciones artísticas de los grandes cantantes, actores, troupes de ballet, compañías de ópera, orquestas sinfónicas y virtuosos de Sudamérica, Europa, África y Asia, incluyendo el arte popular y clásico de los pueblos africanos, la antigua cultura de China, así como las obras de arte del mundo occidental. Espero que llegará el día en que Walter consentirá bajar las crueles barreras que niegan al pueblo americano el derecho a presenciar interpretaciones de muchos grandes artistas extranjeros. Es ciertamente hora de que suprima la ridícula bufonada, al estilo de “Keystone Kops”[i], de tomar las huellas a distinguidos visitantes.

No encuentro en el extranjero restricciones como las que Walter ha impuesto a artistas extranjeros cuyas interpretaciones desea ver y oir el pueblo americano. He sido invitado a actuar en todo el mundo, y sólo la denegación arbitraria de un pasaporte ha impedido la realización de este aspecto particular del intercambio cultural que el Presidente desea.

He sido invitado por Leslie Linder Productions a interpretar el papel principal en una producción de “Otelo” en Inglaterra. La Asociación Mutua de Actores Británicos ha aprobado unánimemente mi aparición e interpretación en Inglaterra.

He sido invitado por Workers’ Music Association Ltd., a hacer una gira de conciertos por Inglaterra bajo sus auspicios. La invitación fue firmada por todos los vicepresidentes, incluyendo Benjamin Britten, y fue secundada por una invitación personal de R. Vaughan Williams.

He sido invitado por Adam Holender, empresario, a hacer una gira de conciertos por Israel, y él me envió una propuesta de contrato para ese fin.

Mosfilm, una compañía soviética productora de películas, me ha invitado a actuar en el papel principal en una versión filmada de “Otelo”, asegurándome “la tremenda alegría artística que nos traerá nuestra asociación con su maravilloso talento”.

El Sindicato Eléctrico Británico me pidió asistir a su conferencia anual, recordando mi asistencia a una conferencia similar en 1949, en la que, me escriben, “usted cantó y habló tan conmovedoramente”.

La Asociación Deportiva Obrera Británica, creyendo erróneamente una información sobre que me sería permitido viajar, me escribió: “vemos la noticia con gran alegría”. Me invitaron a “cantar a nuestros miembros en Londres, Glasgow, Manchester o Cardiff, o las cuatro, bajo los auspicios de nuestro Fondo Internacional, y sobre una base financiera favorable a usted, y a acordar mutuamente”. Sugerían una elección entre tres diferentes salas en Londres, con capacidad, respectivamente, para 3.000, 4.500 y 7.000 personas.

El Consejo Australiano de la Paz me invitó a hacer una “gira de canto y por la paz” en aquel dominio.

He recibido una invitación del Comité Educativo de la Sociedad Cooperativa de Londres para cantar en conciertos en Londres bajo sus auspicios.

Una organización juvenil sueca llamada “Juventud Democrática” me ha invitado a visitar Suecia para “dar algunos conciertos aquí, y conocer nuestra cultura y nuestro pueblo”. La carta de invitación añadía: “su aparición aquí sería bienvenida con el mayor interés y gusto, y una gira por Suecia puede concertarse tanto con nosotros como con nuestra organización en cooperación con otros, o con cualquiera de nuestras sociedades culturales u oficinas artísticas, como usted prefiera.”

Tengo una invitación de los Mineros de Gales del Sur para cantar en el Festival de Canto Minero el 6 de octubre de 1956, y en una serie de conciertos en el valle minero después de eso.

En Manchester, Inglaterra, un grupo de gente llamado el “Comité Dejen Cantar a Paul Robeson” me ha pedido que dé un concierto en la Sala del Libre Cambio en esa ciudad, antes o después del compromiso de Gales.

Se me ha requerido por el Director Artístico y Literario de la Agence Littéraire et Artistique Parisienne pour les Échanges Culturels, para firmar un contrato con el gran organizador de conciertos francés, Sr. Marcel de Valmalette, para cantar en una serie de conciertos en el Palais de Chaillot en Paris.

No hay duda de que los gobiernos de esos países y muchos otros a los que sería invitado a cantar si pudiera viajar fuera, no tendrían miedo de lo que pudiera cantar o decir allí, sean dichos gobiernos aliados y amigos de América o neutrales, o de aquellos otros cuya amistad hacia el pueblo americano es obstruida por Dulles y Walter y reaccionarios similares.

Mis viajes fuera para cantar y actuar y hablar no pueden dañar al pueblo americano. En el pasado he ganado amigos para la verdadera América entre los millones ante los que he actuado, no para Walter, no para Dulles, no para Eastland, no para los racistas que desgracian el nombre de nuestro país, sino amigos para los negros americanos, nuestros trabajadores, nuestros granjeros, nuestros artistas.

Al continuar la lucha en casa y en el extranjero por la paz y la amistad con todos los pueblos del mundo, por el fin del colonialismo, por la completa ciudadanía para los negros americanos, por un mundo en el que el arte y la cultura abunden, pretendo continuar ganando amigos para lo mejor de la vida americana.

[i] Serie humorística muda sobre un grupo de policías incompetentes producida entre 1912 y 1917 por Mack Sennett para su Keystone Film Company.