Ha fallecido Xabier Rekalde, revolucionario y un gran crítico de jazz

Xabier Rekalde, periodista, escritor y ex colaborador de EL MUNDO, nació en Bilbao en 1951 y falleció en Guadalajara el 4 de mayo de 2006, a los 55 años. Caminaba sin prisas, y por eso fue capaz de sacarle todos los jugos e intensidades a la vida.

PABLO SANZ (Kaos. Cultura)
Xabier Rekalde

MADRID.- Xabier Rekalde, periodista, escritor y ex colaborador de EL MUNDO, nació en Bilbao en 1951 y falleció en Guadalajara el 4 de mayo de 2006, a los 55 años. Caminaba sin prisas, y por eso fue capaz de sacarle todos los jugos e intensidades a la vida.

Nació con el nombre equivocado de Patxi Xabier Ayuso Maeso (Bilbao, 1951), porque desde hace mucho tiempo se reconocía como Xabier Rekalde. Antes que periodista fue escritor, como antes fue poeta y cineasta, aunque en realidad simplemente se tratara de un hombre que buscaba la verdad en lo contrario, en lo diferente, en lo otro.

Intelectual emplazado en la izquierda de la cultura, fue pionero de la crítica musical española, máxima autoridad en temas musulmanes y africanos y maestro del folk y el jazz, aunque su sabiduría se liberó a través de otras disciplinas. El miércoles pasado, en una noche negra que amaneció en un jueves gris, Xabier Rekalde moría en accidente de tráfico en una maldita carretera de Guadalajara cuando regresaba a su casa de Tórtola de Henares.

Nació en el barrio bilbaíno de Begoña, cuyo ardor proletario y político marcaría definitivamente su caminar vital. En los 70 aterrizó en Madrid para cursar estudios en la Escuela de Cine, aunque realmente se doctorara en la lucha contra las dictaduras franquistas y salazaristas, ya que llegó a vivir en primera persona la Revolución de los Claveles y fue uno de los pocos españoles que luego acudirían a enterrar a uno de sus héroes, José Zeca Afonso.
Más tarde, y ya como analista político y musical, su trayectoria hoy arroja un saldo de colaboraciones en revistas y diarios como Quartica Jazz, Cambio 16, El Independiente, Efe Eme, Más Jazz, Interviú, El Urogallo, EL MUNDO o, entre sus actuales cabeceras, Le Monde Diplomatique.

Hace unos años, su pensamiento fue leído por el actor José Sacristán en un masivo acto de apoyo a las Brigadas Internacionales y, actualmente, militaba en movimientos de izquierda como Corriente Roja o la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas. También elevó su voz por otros conflictos, como el vasco, el palestino o el saharaui, a los que se sentía especialmente ligado.
En realidad sabía de todo y, últimamente, hasta de fútbol. Buena parte de sus enseñanzas tuvieron lugar en el madrileño Café Barbieri de Lavapiés, aunque actualmente pensara más en retirarse a vivir a Argentina o Marruecos.

Además de sus artículos y conferencias, un documental sobre Randy Weston y las direcciones artísticas de festivales como El Mundo en Madrid o Alamar, hoy Xabier Rekalde deja inconclusos varios poemarios y una novela que se le rebeló porque su personaje principal, un niño libanés, se le había hecho mayor.

Tampoco pudo filmar un programa para la televisión francesa Antene 2 porque se le murieron los protagonistas: Miles Davis y Camarón.Amaba a Miles por encima de todos, aunque no muy lejos se situaban el mencionado Randy Weston, Don Cherry, Coltrane, Wayne Shorter, Fela Kuti, Ornette Coleman y tantos otros que fueron y siguen siendo iconos de la música de vanguardia. Y a amigos cantautores como Quintín Cabrera.

Lo acaba de decir el escritor italiano Carlo Frabetti: «Se ha ido un ejemplo de vida y de combate; no será fácil ocupar su puesto, tan necesario, en la cuneta, en la trinchera».
Xabier Rekalde iba a celebrar anoche un aniversario muy especial con la que ha sido su compañera en estos últimos 11 años, la argentina Graciela Vázquez. Las doradas siguen en el horno, la mesa puesta y un paquete de cigarrillos Kool sin estrenar.


Xabier Rekalde: la cuneta como trinchera

Carlo Frabetti
Rebelión

Su sección en la segunda página del dominical de Gara, “Desde la cuneta”, era la sección fija más combativa de toda la prensa del Estado español. Empezando por el propio título, toda una declaración de principios: Rekalde contemplaba la realidad, y la interpretaba, y contribuía a su transformación, desde esa cuneta a la que el sistema arroja a los más incómodos, o a la que voluntariamente se trasladan, para convertirla en trinchera, algunos revolucionarios. En la cuneta de los marginados, los perdedores, los malditos y los francotiradores eligió vivir Xabier Rekalde, y en la cuneta ha hallado una muerte prematura. Ha sido su forma de morir con las botas puestas, en el campo de batalla, sobre su caballo de batalla, ese infatigable todoterreno en el que hacía más de cien kilómetros para asistir a una reunión de la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas y tomarse unas cañas con nosotros.

Lo sabía todo sobre música y sobre política internacional. Se lo bebía todo (menos cuando tenía que conducir), se lo fumaba todo, se lo comía todo. Para un vegetariano y abstemio como yo, era la imagen misma de la desmesura, un pequeño Pantagruel de ojos chispeantes que acogía con risas y burlas mis ocasionales sermones dietéticos. “Tanto cuidarte para que luego venga un facha y te pegue un tiro o te atropelle un conductor borracho”, me decía. No le faltaba razón.
Junto con Quintín Cabrera, Carlos Tena y unos cuantos más, Rekalde era uno de los escasos supervivientes de esa generación de roqueros, cantautores y musicólogos que fueron comprados en masa o exterminados sin piedad por los mercaderes de la “transición democrática”. En estos tiempos de componendas y vasallajes, nos ha legado un ejemplo de vida y de combate, una forma de hacer periodismo y de hacer política. O dicho de otro modo: nos recordaba todas las semanas que la única forma de hacer periodismo y de hacer política es decir la verdad. No será fácil ocupar su puesto, tan necesario, en la cuneta, en la trinchera