Extorsión oligárquica a Bielorrusia por parte de la Federación Rusa: ¿sinvergüencería miope o escupitajo al futuro?

Valery Rashkin, diputado de la Duma de la FR.
Kprf.ru

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Los actuales funcionarios rusos están tan ocupados contando dinero, que han olvidado el viejo dicho popular, tantas veces corroborado por el tiempo, de que “el avaro paga dos veces”. Me estoy refiriendo al primitivo y miope enfoque de nuestras relaciones económicas con Bielorrusia, el ÚNICO aliado natural de Rusia, en una dirección estratégica tan importante como la europea. De nuevo revisan los precios del gas, petróleo y se aprestan a introducir limitaciones en el comercio y aranceles.

La política exterior es cara, muy cara. Pero aporta dividendos políticos y económicos a largo plazo. Pero el beneficio más importante es la influencia en el mundo o la región y la seguridad del propio estado. Un concepto evidente para la gente que piensa en categorías políticas, pero que no lo es tanto para nuestros tecnócratas y hombres de las finanzas.

Un hombre de estado no debe buscar únicamente el beneficio inmediato, por mucho que la suma lleve muchos ceros. De perder a un aliado, a una nación amistosa como los bielorrusos, estaremos perdiendo algo mucho más importante y pagaremos por ello con creces.

Ya cometimos un error de enorme calado a comienzos de año, cortándole el suministro de gas a Ucrania (en pleno invierno). Sabíamos que Ucrania podría terminar robándole el gas a Europa, pero quisimos hacer negocio y contar el dinero. De ese modo tan previsible, pusimos en alerta y recordamos a Europa su dependencia de nuestros recursos. ¿Para qué? Antes de tiempo. La dependencia es algo que no les gusta, lo odian, y encontrarán el modo de responder. Otras fuentes de energía, mientras, comenzará a prevalecer la idea de que Rusia tiene demasiados recursos y territorio y tan poca población… Por si no tuviéramos suficiente con la confrontación estratégica con los EE.UU., ahora deberemos hacer frente a la poderosa “quinta columna” europea.

En una palabra, hay que pagar por la estrategia. No es “dinero derrochado sin sentido”. Los líderes de los países van y vienen, pero los intereses permanecen.