Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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26 de abril de 2007

Documento Histórico: Dimitrov sobre la disolución de la Komintern


Traducción cortesía del camarada Asti


En una discusión con eminentes camaradas del DKP (Partido Comunista Alemán) a propósito de la disolución de la Oficina de Información Comunista por Jruschov, en el curso de la cual yo caracterizaba esta disolución como una de las medidas con las cuales Jruschov introducía en el movimiento comunista, en el lugar del principio marxista-leninista del internacionalismo proletario, el “nacionalcomunismo” propagado por el partido de Tito, se me replicó: “¡Entonces, debes ante todo dirigir este reproche a Stalin, puesto que en 1943, por su propia autoridad, sin preguntar nada a nadie, ordenó la disolución de la Internacional Comunista y así dio un severo golpe al movimiento comunista!”

Esta visión de la disolución de la Komintern se encuentra de manera dominante tanto en el DKP como en el PDS (Partido del Socialismo Democrático) y, naturalmente, entre todos los partidos y grupúsculos adeptos de Trotski.

Lo que ocurrió realmente, podemos saberlo leyendo el diario personal de Dimitrov.

Forma parte de la historia previa una ley de los Estados Unidos firmada por el presidente Roosevelt el 17 de octubre de 1940. Esta ley prohibía a las organizaciones americanas toda afiliación internacional. Debido a esto, el Partido Comunista de los Estados Unidos estaba amenazado de disolución en razón de su pertenencia a la Internacional Comunista. En esta época, su Secretario General, Earl R. Browder, estaba en prisión. Había sido condenado en enero de 1940 a una pena de cuatro años de cárcel por un “delito relacionado con el pasaporte”. A propuesta suya, el partido dirigió una petición al CEIC (Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista) para valorar si no sería oportuno, para escapar a la prohibición del partido, suprimir su pertenencia a la Internacional Comunista.

A esta petición se remite manifiestamente la siguiente anotación del diario de Dimitrov:

16.11.40 : Ercoli (Togliatti), Marty y Gottwald en casa por la petición del Partido Comunista de América en relación con su congreso extraordinario.

Nos hemos puesto de acuerdo en la respuesta siguiente: “Si es absolutamente necesario tomar una decisión sobre la cuestión de la pertenencia (a la organización de la Komintern), tal decisión debe subrayar la fidelidad del partido al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario, desde el momento mismo en que el partido se ve obligado a romper temporalmente las relaciones formales con la Internacional Comunista, si quiere conservar la posibilidad de trabajar legalmente”. (p.319)

Cinco meses más tarde, en abril de 1941, Dimitrov refiere las palabras de Stalin en el círculo de los camaradas dirigentes.

20.4.41 : También brindamos a mi salud. En esta ocasión, J. V. Stalin dijo: donde Dimitrov, en la Komintern, los partidos se retiran (alusión al partido americano). No es mala cosa. Al contrario, deberíamos hacer de los partidos comunistas partidos totalmente independientes en lugar de secciones de la Internacional Comunista. Deben convertirse en partidos comunistas nacionales con diferentes denominaciones (partido obrero, partido marxista, etc.) El nombre no es importante. Lo que es importante, es que echen raíces entre su pueblo y se concentren en sus propias tareas específicas. Deben tener un programa comunista, apoyarse en un análisis marxista, no mirar siempre a Moscú, sino resolver independientemente, en cada país respectivo, las tareas concretas pendientes (...) Porque la situación y las tareas difieren completamente según los países. (...) Si los partidos comunistas se refuerzan así, podrán reconstruir su organización internacional. La Internacional fue fundada en tiempos de Marx en espera de una revolución internacional próxima. Igualmente, la Komintern fue creada bajo Lenin en el curso de un periodo similar. Actualmente las tareas nacionales de cada país se ponen en primer plano. El hecho de que los partidos comunistas estén subordinados al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista como secciones de una organización internacional, es un inconveniente. (…)

No os aferréis a lo que era ayer. Considerad de manera consecuente las nuevas condiciones surgidas. (…)

En las condiciones actuales, la pertenencia de los partidos comunistas a la Komintern facilita su persecución por la burguesía y favorece los planes de ésta que buscan aislarlos de las masas de su propio país; a los partidos comunistas se les impedirá desarrollarse de manera autónoma y resolver sus tareas como partidos nacionales.

Conclusión de Dimitrov: “La cuestión de la continuidad de la existencia de la Internacional Comunista durante el próximo periodo y con las nuevas formas de comunicación y de trabajo en el plano internacional, así como en las condiciones de la guerra mundial, se planteó clara y exactamente.” (p. 374)

Con el objeto de consultar sobre esta cuestión, Dimitrov se reunió con los camaradas dirigentes del CEIC:

21.4.41 : Enfrento a Ercoli y Maurice (Thorez) a la cuestión de saber si el CEIC debería cesar su actividad como instancia dirigente para los partidos comunistas en el próximo periodo y debería garantizar a los partidos comunistas aislados una plena autonomía; si se debería transformarlos en verdaderos partidos nacionales de los comunistas de los países respectivos que, ciertamente guiados por un programa comunista, resolverían sin embargo a su manera sus tareas concretas, propias de las condiciones de sus países, y que serían responsables por sí mismos de sus decisiones y su acción, y ello, en el lugar del CEIC, un órgano de información y apoyo ideológico y político de los partidos comunistas.

Los dos estimaban que era fundamentalmente correcto plantear la cuestión y que ello correspondía totalmente a la situación actual del movimiento obrero internacional. (p. 375)

Algún tiempo más tarde, en compañía de D.S. Manuilski y de A. A. Zhdanov, Dimitrov llevó a cabo a satisfacción otras consultas sobre esta cuestión.

12.5.41 : Discusión con D.S. Manuilski sobre la manera de justificar la decisión de suspender la actividad del CEIC. A este reajuste se ligan numerosas cuestiones amplias e importantes.

En el CC (donde Zhdanov). Hemos hablado de la Komintern.

1. La decisión debe justificarse en principio, puesto que debemos dar una explicación plausible tanto en el extranjero como a nuestros comunistas soviéticos. La Komintern tiene una gran historia y de pronto deja de existir y actuar como centro internacional homogéneo. Al tomar la decisión, deberíamos previamente tener en cuenta todos los golpes posibles del adversario, por ejemplo, que se trataría de una pretendida maniobra o que los comunistas habrían abjurado del internacionalismo y la revolución proletaria internacional. Nuestra argumentación debe ser tal que conduzca a un auge de los partidos comunistas y no suscite por el contrario, la desmoralización y la incertidumbre (…).

Las ideas de la Internacional Comunista están profundamente enraizadas en las filas de las capas dirigentes de la clase obrera de los países capitalistas. En la etapa actual, es necesario que los partidos comunistas se desarrollen como partidos nacionales autónomos. Tras un apogeo del movimiento comunista nacional en los países respectivos, resurgirá en la siguiente etapa una organización comunista internacional sobre una base más amplia y sólida.

Hay que aclarar que la disolución del CEIC no significa ninguna renuncia a la solidaridad proletaria internacional. Al contrario, sólo las formas de aparición y los métodos cambian, a fin de que dichas formas y métodos se correspondan mejor con la etapa actual del movimiento obrero internacional.

2. Este proceso debe ser absolutamente serio y consecuente. No hay que cambiar de hábito, sino dejarlo todo como antes, es decir que el CEIC ciertamente se disuelve, pero continua existiendo de hecho bajo otra forma como centro dirigente internacional.

3. Es muy importante la cuestión de saber a iniciativa de quién se produce esto: por propia iniciativa de la dirección o a propuesta de una serie de partidos comunistas. La última solución es aparentemente mejor.

4. La cosa no es urgente; no se la debería precipitar, sino discutirla y prepararla seriamente.

Tres cuestiones precisan discusión: a) ¿cómo se la debe justificar en principio?; b) ¿Quién debe tomar la iniciativa de la decisión?; c) ¿Cómo continuar el legado de la Internacional Comunista?

5. En todo caso, el movimiento comunista puede obtener importantes ventajas de este proceso:

  • Todos los pactos Anti-Komintern pierden su fundamento;
  • El argumento principal de la burguesía se vuelve caduco: a saber, que los comunistas estarían a las órdenes de un centro extranjero y serían por ello "traidores";
  • El PC reforzará su autonomía en cada país y se transformará en un verdadero partido popular de su país;
  • La entrada en el PC de esos militantes obreros que no quieren entrar porque opinan que se alejarían con ello de su pueblo, será más fácil. (p. 386)
Seis semanas antes del ataque de la Alemania nazi contra la Unión Soviética, como se puede ver, la disolución de la IC estaba, por así decir, decidida. El comienzo de la guerra patriótica contra la Alemania fascista pasó, comprensiblemente, a primer plano, por delante de todas las demás cuestiones.

Además, la dirección de los partidos comunistas por el CEIC en las condiciones totalmente diferentes de la alianza de la Unión Soviética, Gran Bretaña y Estados Unidos durante cierto periodo, adquirió de nuevo una gran importancia.

No es sino después de la gran victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, victoria que permitió llevar definitivamente a los Ejércitos de la Alemania fascista a la vía de la derrota, en mayo de 1943, que encontramos en el diario de Dimitrov la primera alusión, desde el ataque fascista, a la disolución de la Internacional Comunista.

8.5.43 : De noche con Manuilski donde Molotov. Nos hemos ocupado del futuro de la Komintern. Hemos llegado a la conclusión de que la Komintern, como centro de dirección para los partidos comunistas en las condiciones actuales, es un obstáculo a su propio desarrollo y al cumplimiento de sus tareas específicas. Se elabora un documento para la disolución de este centro.

Entre este 8 de mayo de 1943 y el 22 de mayo del mismo año, no pasa día sin que se introduzca una nota en el diario de Dimitrov sobre las deliberaciones concernientes a esta cuestión. El 11 de mayo de 1943, se pone en conocimiento de Stalin, quien lo aprueba, un proyecto de declaración del presidente del CEIC, redactado por Dimitrov y Manuilski.

Este proyecto fue discutido varias veces en el Presidium del CEIC, redactado en su versión definitiva el 20 de mayo de 1943, aceptado unánimemente por el Buró Político del Partido Comunista de la URSS el 21 de mayo de 1943 y publicado el 22 de mayo de 1943 en Pravda con el título de “Comunicado del Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista”.

Su contenido era el siguiente:

El papel histórico de la Internacional Comunista, fundada en 1919 como resultado del colapso político de la inmensa mayoría de los viejos partidos obreros de anteguerra, fue proteger la enseñanza marxista de su vulgarización y distorsión por los elementos oportunistas en el movimiento obrero, contribuir a la unificación de la vanguardia de los obreros en un número de países en genuinos partidos obreros, ayudarles a movilizar a las masas de trabajadores para proteger sus intereses económicos y sus derechos políticos, y luchar contra el fascismo y la guerra de rapiña lanzada por éste. La Internacional Comunista pronto desenmascaró el verdadero sentido del “pacto anti-Comintern” como una herramienta en la preparación de la guerra por los hitlerianos. Mucho antes de que la guerra estallase, la IC había desenmascarado el vicioso trabajo subversivo de los hitlerianos en otros países que se ocultaba bajo sus frases acerca de la supuesta intervención de la Comintern en los asuntos internos de esos países.

Pero mucho antes de la guerra iba quedando claro que a medida que la situación interna e internacional de algunos países se hacía más compleja, la resolución de los problemas del movimiento obrero en cada país individual se encontraría con obstáculos insuperables.

Las específicas vías históricas de desarrollo de distintos países, las peculiaridades de sus sistemas sociales, las diferencias en el nivel y el ritmo de desarrollo de sus fuerzas productivas, las diferencias en el nivel de conciencia y organización de los trabajadores y de las formas de desarrollo del movimiento obrero a su vez marcaban las diferentes tareas a las que se enfrentaba la clase obrera de los países individuales.



Todos los sucesos del pasado cuarto de siglo y la experiencia acumulada de la Comintern han mostrado claramente que la forma organizativa para unir a los trabajadores escogida por el Primer Congreso de la Comintern, que correspondía a las necesidades del periodo inicial del resurgir del movimiento obrero, quedó superada a medida que este movimiento crecía y sus tareas en los países individuales se volvían más complicadas, y se convirtió en un obstáculo para el reforzamiento ulterior de los partidos obreros nacionales.



La guerra mundial desatada por los hitlerianos exacerbó aún más la diferencia en la situación de los países individuales, creando un profundo foso entre los países que se convirtieron en propagadores de la tiranía hitleriana y los países amantes de la paz que se han unido en una poderosa coalición antihitleriana. Aunque la tarea principal de los obreros, trabajadores y toda la gente honesta en los países del bloque hitleriano es contribuir de todas las maneras posibles a la derrota de este bloque minando la máquina militar hitleriana desde dentro, contribuir al derrocamiento de los gobiernos responsables de la guerra, en los países aliados contra Hitler el deber sagrado de las amplias masas, y en particular de los trabajadores progresistas, es dar todo el apoyo posible al esfuerzo militar de los gobiernos de estos países en aras de la pronta derrota del bloque hitleriano y proteger el entendimiento de las naciones basado en sus derechos iguales.



Al mismo tiempo, la guerra de liberación contra la tiranía hitleriana impulsada por los pueblos amantes de la paz, que puso en movimiento a amplias masas populares que se están uniendo, independientemente de su nacionalidad, afiliación partidaria, o religión, en una poderosa coalición antihitleriana, ha demostrado claramente que el levantamiento nacional y la lucha de las masas, que se organizan a nivel estatal, han superado el marco organizativo de la IC. La guerra ha demostrado que esta poderosa movilización de las masas puede contribuir de la mejor manera a la más pronta victoria sobre el enemigo con los mejores resultados gracias a la vanguardia del movimiento obrero en cada país individual, de acuerdo con las mejores tradiciones históricas de la lucha de liberación nacional en cada país dado.



El Séptimo Congreso de la IC, que tuvo lugar en 1935, tomando en consideración los cambios que ocurrieron tanto en la situación internacional como en el movimiento obrero que requerían más flexibilidad e independencia para sus secciones para resolver las tareas que se les presentaban, subrayó ya la importancia que tenía para el Comité Ejecutivo de la Comintern, al resolver todas las cuestiones del movimiento obrero, de “proceder a partir de las condiciones específicas y las peculiaridades de cada país y evitar, como norma, la interferencia directa en los asuntos organizativos internos de los Partidos Comunistas.”



La IC se guiaba por similares consideraciones cuando consideró y aprobó la decisión del Partido Comunista de los Estados Unidos de noviembre de 1940 de desligarse de la Internacional Comunista.



Guiados por las enseñanzas de los fundadores del marxismo-leninismo, los comunistas nunca han sido partidarios del fetichismo organizativo, siempre han subordinado la estructura organizativa y los métodos de trabajo del movimiento obrero a los intereses políticos vitales del movimiento obrero en su conjunto, a las particularidades de la situación histórica específica, y a las tareas que se derivan directamente de esta situación. Recuerdan el ejemplo del gran Marx, que unió a los trabajadores de vanguardia en las filas de la Asociación Internacional de los Trabajadores y, cuando la Primera Internacional hubo cumplido su misión histórica creando una base para el desarrollo de los partidos obreros en Europa y América, disolvió la Primera Internacional, puesto que esa forma de organización ya no correspondía al nuevo nivel del movimiento obrero.



Partiendo de estas consideraciones y teniendo en cuenta el crecimiento y la madurez política de los Partidos Comunistas y su dirigencia en los países individuales, el Presidium del CEIC, no teniendo oportunidad de convocar un Congreso de la IC en situación de guerra mundial, somete la siguiente propuesta a la ratificación por sus secciones:



Disolver la Internacional Comunista como centro directivo del movimiento obrero internacional y relevar a sus secciones de las obligaciones derivadas de los estatutos y decisiones de los Congresos de la IC.



El Presidium del CEIC llama a todos los partidarios de la IC a concentrar sus fuerzas en el más completo apoyo y la más activa participación en la guerra de liberación mantenida por los pueblos y estados de la coalición antihitleriana para la más pronta derrota del enemigo mortal de los trabajadores: el fascismo alemán y sus aliados y vasallos.



Sólo la victoria completa sobre este enemigo rabioso de la humanidad hará posible un nuevo resurgimiento del movimiento obrero, la reconstrucción y la expansión de las conquistas económicas y políticas de la clase obrera, la consolidación de la causa de la libertad y la paz entre las naciones, alcanzando así unas relaciones sociales e internacionales en las que la resurrección del fascismo y la reaparición de sus guerras predatorias sea imposible.

Esta declaración fue enviada a todas las secciones de la Komintern como toma de posición, y todos los partidos la aprobaron sin excepción.

En fecha 29 de mayo de 1943, Dimitrov anotó el contenido de la declaración de aprobación de los partidos comunistas de Gran Bretaña, Australia y Yugoslavia, así como el contenido de una entrevista que Stalin había concedido sobre la disolución de la Komintern a King, corresponsal de la agencia Reuters en Moscú.

8.6.43 : Hemos tenido la última sesión del Presidium del CEIC.

1. Hemos constatado que todas las secciones han saludado unánimemente la propuesta de disolución de la Komintern y que ninguna sección ha elevado ninguna objeción a esta propuesta.

2. Hemos declarado la disolución del Comité Ejecutivo de la Komintern, de su Presidium y su Secretariado, así como de la Comisión de Control Internacional.

10.6.43 : Se ha publicado en Pravda nuestro comunicado sobre la decisión del Presidium del 8 de junio de 1943.

Por consiguiente, tanto la documentación como las notas de Dimitrov en sus diarios sobre la historia de la disolución de la Komintern invalidan totalmente la leyenda de la “brusca disolución de la Internacional Comunista por un simple decreto de Stalin”.

He aquí la verdad: es la ley americana de octubre de 1940, que amenazaba ilegalizar al PC de los Estados Unidos, en caso de que continuase siendo una sección de la Komintern, la que impulsó la reflexión sobre la disolución. El primer paso hacia la disolución fue en ese momento la supresión subsiguiente del vínculo entre el PC de los Estados Unidos y la Internacional Comunista.

La razón decisiva de la disolución de la Komintern fue, por una parte, las condiciones objetivas modificadas, entre las cuales el que la prosecución de una dirección centralizada del trabajo de los partidos comunistas se convirtió en un obstáculo a su crecimiento y a la profundización de su ligazón con los trabajadores de sus países respectivos, y por otra parte la convicción de que, entre tanto, los partidos comunistas habían madurado lo suficiente para transformarse en partidos marxistas-leninistas que no necesitaban ya la dirección de un centro.

La disolución se produjo tras una consulta de un año en el Presidium del CEIC y con la aprobación de todas las secciones de la IC de una manera innegablemente democrática. La disolución de la Internacional Comunista no fue por lo tanto de ninguna manera una falta al internacionalismo, puesto que el internacionalismo era un componente esencial de cada verdadero partido marxista-leninista, independientemente de la forma organizativa respectiva de su colaboración. Además fue expresamente previsto para el futuro, tanto por Stalin como por el Presidium del CEIC, recrear en las nuevas condiciones una organización internacional de los partidos comunistas en la forma que correspondiera entonces a la situación existente.

Como es sabido, en septiembre de 1947, el Buró de Información de los Partidos Comunistas y Obreros (Kominform), se fundó en una conferencia en Varsovia, porque, como lo mencionaba el comunicado de la conferencia, la falta de contacto entre los partidos representados en ella había suscitado fenómenos negativos. Este Buró de Información tenía la finalidad de organizar intercambios de experiencias entre los partidos y, en caso necesario, coordinar su actividad sobre la base del mutuo acuerdo. Los participantes en la conferencia, miembros fundadores de la unión llamada de forma abreviada “Buró de Información”, eran representantes de los partidos comunistas en el poder (PC de la URSS, PC de Bulgaria, PC de Yugoslavia, Partido Obrero polaco, PC de Rumanía, PC de Checoslovaquia, PC de Hungría) y dos partidos comunistas de Europa occidental, el PC de Francia y el PC de Italia.

El Buró de Información existió durante nueve años. Su fin se diferenció fundamentalmente del de la Internacional Comunista. Sin duda, exteriormente se preservó la forma: en un “comunicado de información sobre la suspensión de la actividad del Buró de Información de los partidos comunistas y obreros”, la disolución se justifica por las “nuevas condiciones para la actividad de los partidos comunistas y obreros” y se estipula lo siguiente: “Los Comités Centrales de los partidos comunistas y obreros pertenecientes al Buró de Información han llevado a cabo un intercambio de opiniones sobre los problemas de su actividad y han reconocido que el Buró de Información fundado por ellos en 1947 ha agotado su función; en este contexto, han tomado de común acuerdo la decisión de suspender la actividad del Buró de Información (…) y de suspender la aparición de su órgano, el periódico Por una paz duradera, por la democracia popular.”

Hoy se plantea la pregunta: ¿qué había cambiado de fundamental desde el 14 de diciembre de 1955 y el 17 de abril de 1956 para pasar de la defensa de la existencia del Buró de Información a la opinión de que éste había “agotado su función”?

El 14 de diciembre de 1955, Jruschov y Bulganin dieron en efecto una rueda de prensa conjunta en Nueva Delhi en la que Bulganin se posicionó como sigue:

A veces, algunos se preguntan si no se podría liquidar de un modo u otro el Kominform. ¿Por qué razón los partidos comunistas deberían renunciar a una forma universalmente reconocida de relación y colaboración internacional? ¿Por qué quienes plantean la cuestión de la liquidación del Kominform no tienen nada contra la actividad de la Internacional Socialista que une a los partidos socialdemócratas? ¿Por qué les parece natural y justificado que los capitalistas se reúnan en monopolios internacionales y discutan regularmente para gestionar sus asuntos en común mientras se exige de la clase obrera que renuncie a la gran divisa de la solidaridad internacional ya pronunciada por Marx y Engels: "Proletarios de todos los países, ¡uníos!", que corresponde a los intereses más íntimos de todos los trabajadores?

¡Fue sin embargo una gran derrota para esas señorías occidentales que el Kominform, según la terminología usual en Occidente para nombrar al Buró de Información, fuera para ellas una piedra en el zapato durante tanto tiempo! ¿Cómo se explica que esto no valiese ya cuatro meses más tarde? ¿Qué había cambiado tan profundamente?

Sólo hay una respuesta a esto. En el intermedio tuvo lugar el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS, y éste inició el cambio al alejarse de la política leninista de lucha contra el imperialismo con el fin de triunfar sobre él, por la política de reconciliación y de “coexistencia” duradera y pacífica con el imperialismo. Se trataba pues de un distanciamiento de la política revolucionaria de lucha de clase intransigente en el espíritu del Manifiesto del Partido Comunista, para poder adoptar una política revisionista de conciliación de clases.

El Buró de Información de los partidos comunistas y obreros estaba formado de tal modo que podía convertirse en un centro de resistencia contra la aplicación de este cambio en el movimiento comunista mundial. La presión que ejercía el Buró de Información sobre la dirección del PC de la URSS para que ésta armonizase sus propias decisiones con los socios en el seno de un órgano colectivo de deliberación, ésa era la función que se señalaba como “agotada”. ¡El Buró de Información debía pues desaparecer! Jruschov necesitaba tener vía libre para su reconciliación, en junio de 1955, con Tito, y además, para su táctica sorpresiva utilizada con éxito en el XX Congreso, consistente en poner ante el hecho consumado a los demás partidos comunistas y, por tanto, ante una alternativa: ¡la obediencia o la ruptura con el Partido Comunista de la URSS! Lo que habría acarreado rechazar la obediencia, se mostró a todos en 1960 con la ruptura con Albania y China. Pero esto no le fue posible a la dirección revisionista sino porque ya no había ningún órgano colectivo del movimiento comunista…

Kurt Gossweiler es el especialista más reputado de la historia del fascismo alemán. Es también un especialista de la historia del revisionismo en el seno del movimiento comunista internacional. (www.kurt-gossweiler.de) El texto publicado apareció originalmente en Weiseneer Blätter, 4º trimestre, 2001. Todas las indicaciones de páginas se refieren a los escritos de Georgi Dimitrov titulados Diarios 1933-1943, publicados en alemán por Bernard H. Bayerlein. Traducido del ruso y del búlgaro por Vladislav Hedeler y Brigit Schievenz, Edition Aufbau, Berlin 2000. El texto aquí presentado es la segunda parte de un artículo aparecido en la revista Les dossiers du BIP, n° 89 en diciembre de 2002. Estos dossieres son publicados por Editions Démocrite, bd Roger Salengro 52, 93190 Livry-Gargan en Francia. E-mail : democrite@wanadoo.fr Nota a la edición española: El texto ha sido traducido de la versión en francés publicada en Études Marxistes, nº 71, EPO, Bruselas, 2006, con permiso expreso del autor. De los diarios de Georgi Dimitrov existe una versión inglesa titulada The diary of Georgi Dimitrov 1943-1949, editada por Ivo Banac, Annals of Communism, Yale University Press, 2003. El texto de la resolución de disolución de la IC se ha tomado de una traducción de la versión inglesa publicada como Documento 50 en Dimitrov & Stalin, 1934-1943, letters from the Soviet archives, Annals of Communism, Yale University Press, Yale, USA, 2000. Pp. 229-232, publicada en www.gazkom.org

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

como siempre excelente trabajo el que nos publicáis en CS. Gracias camaradas.

Turó

5:54 a. m.  

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