Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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12 de diciembre de 2007

Ecuador, analisis del pcmle‏




Las Elecciones para la conformación de la Asamblea Constituyenterealizadas el 30 de septiembre de 2007 arrojan,sin lugar a dudas, un resultado histórico e inédito enel Ecuador, el triunfo aplastante del Movimiento País, liderado por el Presidente de la República Rafael Correa y la victoria del Movimiento Popular Democrático, que se han convertidoen las fuerzas más representativas y consecuentes de latendencia democrática, patriótica, progresista y de izquierda que se ha ido conformando y que hoy se abre paso victoriosa en el Ecuador recogiendo y materializando, en niveles iniciales pero importantes, el anhelo de cambio que tenemos los pueblos y los trabajadores de nuestro país. Los resultados de estas mismas elecciones certifican también la derrota inapelable de la política de dominación imperialista y de los partidos burgueses y derechistas que la sustentaron, así como de las cámaras de la producción, de los grandes medios de comunicación, de los banqueros y de los anticomunistas que conformaron una verdadera empresa de la reacción, para tratar de sofocar los anhelos de cambio de la mayoría de ecuatorianos y buscar, a toda costa, la defensa y perennización de sus privilegios, de su política de traición y venta de la soberanía del Ecuador.

Los comunistas, los revolucionarios, los patriotas y demócratas concurrimos a este proceso, convencidos de que al correr el telón electoral se evidenciaba, para todos, un escenario favorable para los propósitos de la acumulación de fuerzas revolucionarias, como resultado del desarrollo de la tendencia que conquistaba victorias sucesivas, (Triunfo presidencial de Rafael Correa, Destitución de los 57 diputados antiasamblea, triunfo en la consulta popular, etc.) así como del protagonismo y la recuperación importante que experimentaban las fuerzas políticas y sociales que como el Movimiento Popular Democrático y otras se habían convertido en promotores y garantes de la lucha por la convocatoria de la Asamblea Constituyente, que al elaborar una nueva constitución, sentaría, al menos, los elementos fundamentales para la conquista de un nuevo Ecuador con soberanía, autodeterminación y desarrollo social. En este marco, los revolucionarios nos propusimos, hacer del proceso electoral para la Constituyente, el escenario apropiado para el logro de algunos objetivos:

  1. 1. Afirmar la tendencia democrática, progresista y de izquierda,trabajar por que se convierta en mayoría en la Asamblea y mostrar la perspectiva de la Patria Nueva y el Socialismo.
  2. 2. Lograr que una franja importante de los pueblos del Ecuador reconozcan a la izquierda revolucionaria, a la Unidad Popular, al Movimiento Popular Democrático como fuerzas consecuentes en la defensa e impulso del proyecto político de la tendencia conquistando su respaldo electoral.
  3. 3. Alcanzar un importante bloque de asambleístas de izquierda, que nos permita incidir y luchar en la Constituyente para el cumplimiento cabal de los objetivos patrióticos, democráticos y de cambio.
  4. 4. Dinamizar el funcionamiento de las organizaciones revolucionarias y populares y crecer en su organización.

La configuración de la nueva Asamblea Constituyente, fruto de los resultados electorales obtenidos, nos muestra que todos los partidos y movimientos, excepción hecha de la irrupción de País y de la presencia del Movimiento
Popular Democrático, sufren una disminución significativa y en otros casos,catastrófica, de su cuota electoral y asambleísta con respecto a la alcanzada, un año atrás, en el parlamento. El Partido Socialcristiano queda diezmado en las que han sido sus plazas emblemáticas, Guayas y la Costa, donde apenas alcanza 4 escaños, que sumados al nacional le dan un total de 5; peor suerte corre la Izquierda Democrática que en Pichincha, en otra hora símbolo de su fuerza electoral, apenas consigue 1 escaño, el último de 14, que sumado al de Carchi hacen dos, mientras en Imbabura, Azuay y a nivel nacional no alcanza ninguno; cosa que también le ocurre a la Unión Demócrata Cristiana que, por primera vez en treinta años, no tendrá ninguna representación; y, que decir del populismo bucha amista que a duras penas logra un escaño en Esmeraldas, mientras el PRIAN desciende de una cuota de 28 diputados entre 100 a 8 entre 130 en la Asamblea y el Partido Sociedad Patriótica de Gutiérrez, el mejor librado de la derecha, desciende de 24 a 19; igual situación le ocurre a la RED de León Roldós que apenas tendrá 3 representantes. En conjunto las fuerzas ajenas a la tendencia bordean los 40 escaños de entre 130, lo que evidencia el cambio ocurrido en este procesoelectoral y la nueva correlación de fuerzas existente en el Ecuador. Dentro de la tendencia, País tendrá entre 75 y 76 escaños, el MPD 3 (nacional, Guayas y Esmeraldas), Pachacutik entre 4 y 5 ganados en provincias pequeñas, casi todos en alianza, dos de ellos con el apoyo del MPD y el Partido Socialista 3, dos de ellos ganados dentro de la lista 35 de País y uno en alianza con País. Estos resultados nos muestran, inequívocamente, que la correlación de fuerzas cambió a favor de los pueblos y los trabajadores, de la tendencia de cambio expresada en tres elecciones sucesivas. Es una tendencia democrática, patriótica y de izquierda, por el cambio. No es todavía de izquierda, su componente dentro de ella es aún pequeño. Gana quien ofreció el cambio y en cierto grado lo está cumpliendo, es una calificación del proceso.

Es un triunfo que tiene como base el desarrollo y la calificación de los anhelos de cambio de nuestro pueblo, el liderazgo de Correa que ha correspondido, en un nivel inicial pero que marca rumbo, a esos anhelos, poniendo en armonía lo que dice con lo que hace, elevando su nivel de credibilidadcomo gobernante y aumentando la esperanza de transformación del país en beneficio de las mayorías, sin que ello implique, todavía, el cambio del sistema social imperante, por lo que los revolucionarios, los trabajadores y los pueblos necesitamos tener conciencia de sus potencialidades y alcances, pero también de sus límites, más aún, cuando existe un pueblo que ha buscado permanentemente el cambio y hoy, la mayoría, cree haberlo encontrado con el Gobierno de Correa.

En el ámbito general esta fue una gran victoria; una victoria resonante de la tendencia democrática, patriótica y de cambio que alcanzó el 80% del respaldo popular y de la que formamos parte los revolucionarios. Esta victoria tiene importantes connotaciones ideológicas, políticas, organizativas y electorales que los comunistas, los trabajadores y los pueblos debemos procesar y asimilar, pues ante nuestros ojos se dibuja un nuevo escenario
para la acción revolucionaria.

En el ámbito ideológico, sin lugar a dudas, queda recuperado y vigente, planteado para el debate, la comprensión y la asimilación de nuestro pueblo el tipo de cambio que el Ecuador necesita y la perspectiva del socialismo. Hoy por hoy, la comprensión que tiene el pueblo ecuatoriano de este tema es todavía difusa y confusa, pero hay un hecho cierto, el socialismo que estaba proscrito para importantes sectores populares y de trabajadores, incluso como término, fruto de la feroz campaña anticomunista de los noventa, dejó de ser una amenaza como quiso y quiere mostrarlo la derecha, para convertirse en una expectativa y esperanza.

En el ámbito político y electoral, el cambio radical en la correlación de fuerzas en el conjunto de la sociedad ecuatoriana y en la Asamblea, a favor de la tendencia democrática, eleva y compromete el papel que debemos jugar las organizaciones que integramos la misma para responder a la inmensa expectativa que tiene depositada el pueblo en dicha Asamblea.

Debemos comprender, desde el inicio, que dada la heterogeneidad de la tendencia y particularmente del Movimiento País, es necesario que las propuestas de cambio se conquisten dentro de la Asamblea con la lucha y acción consecuente de los asambleístas comprometidos con esos cambios y, fuera de ella, con la acción organizada y la movilización permanente de los sectores sociales y populares, más aún, cuando el imperialismo, la burguesía y la derecha harán todo para impedir, también, desde dentro y fuera de la Asamblea la materialización de esos cambios.

Por otro lado, el influjo de estas elecciones victoriosas y la necesidad de conquistar los cambios anhelados, incentiva también el afán organizativo de nuestro pueblo, genera una mayor predisposición para su participación política y organización dentro de las fuerzas de izquierda, por lo que es indispensable orientar los mejores esfuerzos hacia el logro de ese propósito.


SOBRE LA PARTICIPACIÓN Y LOS RESULTADOS DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA.

Para la Izquierda revolucionaria expresada en el proyecto político de Unidad Popular—MPD 15, esta ha sido una batalla histórica de gran significado que nos exige valorar multilateralmente sus resultados..

Cuando iniciamos la campaña dijimos que estas elecciones nos planteaban un escenario favorable para el crecimiento de la tendencia y la destacada presencia política nuestra, pero que también nos proponía grandes retos, por el incesante avance de la imagen presidencial que amenazaba con erosionar la base política y social de las otras fuerzas, en primer lugar, de la propia tendencia, por lo que era necesario un gran esfuerzo para preservarlas. En función de esta realidad, ratificamos que el blanco principal de nuestro combate eran las propuestas políticas y electorales de la derecha y el imperialismo; señalamos a la vez que, en este espectro, necesitábamos fortalecer nuestra presencia política e identidad revolucionaria, para asegurar que la tendencia tenga mayoría en la constituyente, pero que, además, exista dentro de ella un bloque revolucionario.

Los resultados electorales configuran una victoria histórica de la corriente de cambio y dentro de ella de la izquierda revolucionaria representada en la unidad de las fuerzas que integramos Unidad Popular-MPD 15. No logramos todo lo que nos propusimos en el terreno electoral, pero, alcanzamos avances importantes que nos colocan, sin discusión, ante los ojos de toda la sociedad ecuatoriana, pero sobre todo ante los trabajadores y nuestro pueblo, como una fuerza victoriosa, cualitativamente mejor y en desarrollo.

Alcanzamos una cuota de tres asambleístas del MPD, uno nacional y los otros 2 en Guayas (la provincia más grande del país) y Esmeraldas, igualando el número de diputados que tenemos en el actual Congreso; contribuimos, en alianza con fuerzas democráticas como Pachacutik y País, a la victoria en otras tres provincias (Chimborazo, Pastaza y Bolívar); disputamos, como MPD, voto a voto escaños en 8 provincias: Manabí, Imbabura, Cotopaxi, Cañar, Azuay, Loja, Sucumbíos y Morona, siendo superados por ínfimas cantidades en el conteo final.

Somos la segunda fuerza de la tendencia luego de País y la sexta nacional, cuando en la elección anterior ocupamos el octavo puesto. En Esmeraldas somos segunda fuerza, en la mayoría de provincias terceros o cuartos, en ningún caso nos ubicamos más allá del sexto puesto, en un escenario electoral caracterizado por la presencia de decenas de partidos y movimientos, en el país y a nivel provincial.

Es cierto que la avalancha del Presidente Rafael Correa permitió que su movimiento y candidatos, nos arrebaten una parte de nuestro electorado, pero es cierto también, que somos la única fuerza de la tendencia, luego de País, que participando individualmente se reafirma como una organización nacional con un prestigio, influencia y organización crecientes. Es indudable que la influencia y simpatía hacia el MPD rebasa el ámbito expresado electoralmente, lo que genera una reserva importante para el futuro.

Junto a País, el Movimiento Popular Democrático y las otras organizaciones que integran Unidad Popular, entre ellas, el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, nos hemos constituido, para significativos sectores de nuestro pueblo, en la garantía de cambio. La campaña anticomunista que pretendió mostrar al MPD como parte de la “partidocracia” responsable de la crisis del Ecuador, porque “la política es sucia” y supuestamente “todos los partidos son iguales”, ha sido desbaratada en gran medida. Esta participación victoriosa es el resultado de la orientación política justa, elaborada y aplicada por fuerzas populares y revolucionarias que, como el Movimiento Popular Democrático, no tuvimos reparo alguno en expresarla y defenderla, en todos los escenarios (calles, Congreso, etc.) apoyando al Gobierno de Correa, potenciando la tendencia democrática, luchando para que se hagan realidad los anhelos de cambio de nuestro pueblo, derrotando y aislando sucesivamente al imperialismo, la derecha y sus partidos que están duramente golpeados pero, ni de lejos, aniquilados; por el contrario, conservan intacto su poder económico y conspiran todos los días contra los proyectos y propuestas progresistas de Correa.

Reafirmamos nuestro apoyo a las propuestas populares, progresistas y patrióticas de este gobierno porque es una obligación revolucionaria acorde con nuestros principios. En este momento histórico del Ecuador no hay cabida para las posiciones supuestamente “centristas”, menos si éstas dicen responder a la izquierda. El centrismo ahora le hace el juego a la derecha y el imperialismo. Reafirmamos también nuestro derecho y compromiso de seguir luchando por otras propuestas que no las sustenta el Presidente Correa o para sostener nuestro desacuerdo con él, en aquellas que como la distritalidad o regionalización no constituyen salidas a la crisis de nuestro país, pueden, incluso, convertirse en elementos antidemocráticos y regresivos.

Nuestra victoria es también el resultado de un significativo nivel de organización expresado en la inscripción de listas a nivel nacional, en todas las provincias del país y en el exterior; de una campaña electoral intensa, de masas, articulada nacional y localmente, unificada en su contenido y forma, con mejores niveles de calidad en su propaganda, de diálogo con nuestro pueblo, de debate para ganarle a una propuesta de izquierda, justa y viable, expresada en los siete ejes programáticos que nos permitieron explicar y adherir a los sectores populares a la lucha por la conquista de la Patria Nueva y el Socialismo, que es nuestro proyecto inmediato y mediato, para cambiar al Ecuador.

Las propuestas de Recuperación de la soberanía, Bienestar del Pueblo, Derechos democráticos, Democratización de los organismos de control y de justicia, Economía productiva y solidaria, Democratización de la propiedad y Combate a la corrupción, se convirtieron en eficaces instrumentos para organizar, educar y comprometer a vastos sectores de populares, con este proyecto transformador, en la lucha por la Constituyente. Finalmente, el resultado electoral tiene que ver, también, con una selección adecuada de candidatos en la mayoría de casos, lo que nos permitió tener voceros calificados de nuestra política, los que sumados a la acción de la militancia, bajo el criterio de que todos somos candidatos, nos potenció en la promoción de la propuesta electoral.

Sin embargo, es necesario señalar que la avalancha de Correa también nos afectó, llevándose parte de nuestro caudal electoral en todo el país, expresado tanto en la disminución del porcentaje, cuanto en la pérdida de un escaño en una provincia importante como Pichincha, lo cual constituye una derrota.

País se llevó nueve de los catorce puestos, algo nunca antes ocurrido. En general, sus fuerzas fueron superiores a las nuestras y no tuvimos, en varios casos, las condiciones para preservarlas y potenciarlas. No tiene que ver, exclusivamente, con el accionar en la campaña electoral, sino con la acción permanente que realizamos, lo que nos plantea la necesidad de trabajar más denodadamente en la consolidación de la organización, en la politización e ideologización de nuestra base política y social, única garantía para su mayor afirmación en el proyecto revolucionario.


UNA PERSPECTIVA ALENTADORA

La crisis del país no se ha resuelto y en el espectro político se han agudizado las contradicciones entre la nación y el imperialismo, entre los que queremos el cambio y los que se oponen a el, entre la izquierda y la derecha. La Constituyente, sin lugar a dudas, será un escenario importante en esa confrontación; hay que tener conciencia de sus alcances y límites; las fuerzas progresistas tienen la posibilidad de elaborar una constitución de contenido democrático y patriótico que abra las puertas para un cambio más profundo, en ese propósito, la voluntad política de Correa es determinante, pero, será también trascendente la acción de los asambleístas revolucionarios convertidos en portaestandartes de los anhelos más altos de los trabajadores y pueblos del Ecuador. Ellos en la constituyente y el pueblo en las calles serán los garantes de un cambio verdadero en beneficio de las mayorías. El desafío esta planteado, hay una búsqueda en el pueblo y la mayoría cree haberlo
encontrado con Correa.

El otro escenario es la atención urgente a las necesidades inmediatas de nuestro pueblo, es, por ende, una obligación hacer causa común con él, ponernos a la cabeza para lograr su solución.

Necesitamos fortalecer la tendencia de cambio y, en el marco de ella, desarrollar y consolidar nuestra propia identidad y fuerza, como elementos que nos permitan, en el futuro, enfrentar las nuevas tareas buscando la unidad con otras organizaciones a partir de la potencialidad que tenemos como fuerzas revolucionarias.

En definitiva, quedamos con un escenario favorable a la corriente democrática y de cambio que requiere ser calificada, con una perspectiva importante de crecimiento para las fuerzas de izquierda, con un partido motivado y una imagen ganadora y con un pueblo dispuesto a incorporarse, en nuevos niveles, a la acción política y a la lucha revolucionaria. A los militantes de izquierda nos corresponde asumir esa tarea.


Octubre de 2007

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