Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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5 de diciembre de 2005

La alternativa de los Comunistas

Importante análisis presentado por el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) en la Conferencia Internacional de Partidos Comunistas realizada en Atenas el pasado 18-20 de noviembre bajo los auspicios del Partido Comunista de Grecia (KKE)

Tendencias Actuales del Capitalismo y su Impacto Económico, Social y Político. la Alternativa de los Comunistas.



El Capital Se Haya Abocado A Una Crisis Estructural Por Su Imposibilidad Para Completar El Ciclo De Reproducción Ampliada



El riesgo de colapso económico mundial es mayor cada día. La economía globalizada demuestra que, a pesar de la alta concentración del capital, las ganancias representan cada vez un porcentaje menor de las cantidades millonarias que mueven las grandes multinacionales. Las operaciones de ingeniería financiera, con el objetivo de “maquillar” las cuentas de resultados de las grandes empresas son práctica habitual para tratar de ocultar la situación pero no pueden, en ningún caso, frenarla. El capital se encuentra con dificultades crecientes para completar su ciclo de reproducción ampliada. Altísimos niveles de especulación y el recurso a la financiarización no sólo no resuelven sino que complican aun más el panorama.



Por ello, el capital necesita recurrir a las relocalizaciones de empresas, a la utilización de fuerza de trabajo migrante en condiciones de semiesclavitud, ampliaciones de horarios de trabajo y a recortes salariales y de derechos de todo tipo a trabajadores y trabajadoras de los países del capitalismo central con el objetivo de remontar esa situación. Esto provoca enormes dificultades para las familias, que ven reducido su poder adquisitivo, y termina por abocar a una situación de recesión económica. El desempleo se vuelve endémico y las condiciones objetivas de vida de la clase empeoran de manera visible. Una fracción de la clase, cada vez mayor, es arrojada a la exclusión social. El capitalismo es hoy un mecanismo de destrucción de puestos de trabajo.



Como su voracidad no tiene límites, el capitalismo también opta por condenar a países y continentes enteros a la miseria extrema. Tal es el caso de África, en el que el saqueo neocolonial y el imperialismo salvaje siguen haciendo imposible toda esperanza de futuro para sus pueblos, solo un cambio de sistema les abrirá un camino de esperanza. El desarrollo desigual, como estrategia consustancial al capital para mantener su tasa de ganancia, hace posible que hoy un 15% de la población mundial disponga de un 80% de la riqueza del planeta. El imperialismo no puede permitir el desarrollo de otros países de manera autónoma, pues ello desequilibra seriamente su dominación.



Históricamente, el capital ha resuelto sus crisis con las guerras. Hoy el capitalismo está instalado en la “guerra permanente” como necesidad objetiva para la acumulación de capital; este estado de guerra acompañará al capitalismo hasta su desparición como formación sociohistórica. Por ello el capitalismo se instala en la rapiña y el pillaje como métodos inevitables para la apropiación de materias primas y recursos naturales. El caso de la ocupación yanqui de Irak sigue siendo el más paradigmático.



Esta guerra permanente conlleva un gasto inmenso en armamento y mantenimiento de ejércitos y servicios secretos. El gasto militar es de tal envergadura que bastaría su cancelación para modificar radicalmente la contabilidad de cualquier país, obteniendo un significativo saldo positivo del PIB para ser destinado a otros usos prioritarios. Sin embargo, a medio y largo plazo, esos gastos multimillonarios en instrumentos de muerte son un auténtico lastre que no desaparece.



Además, la extensión mundial de las relaciones de producción capitalista y las relaciones de mercado conllevan un altísimo riesgo de colapso ecológico. Hoy el capitalismo lanza a la naturaleza una cantidad de residuos superiores a los que el ciclo natural es capaz de asimilar. El despilfarro y el expolio de los recursos naturales son consustanciales a un mercado en el que se hace imprescindible crear necesidades artificiales y producir mercancías superfluas. La sociedad consumista hace imposible el equilibrio entre capital y naturaleza.



ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN DEL CAPITAL



En este contexto, el ejercicio violento y directo de la dictadura del capital se está haciendo cada vez más visible (el sistema ya no necesita enmascarar tanto su violencia con rostros “democráticos” como hace pocas décadas) y, al mismo tiempo, los niveles de represión ante quienes visualizan esa violencia y respondan a ella son, consecuentemente, mayores que en tiempos anteriores.



Es cierto también que las estrategias del sistema de dominación para mantener y perpetuar la alienación de las masas populares siguen siendo muy eficaces y aún son una mayoría abrumadora quienes se muestran incapaces de saltar por encima de los límites y normas del sistema social vigente o, incluso, se incorporan a él como eficacísimos reproductores del mismo. Los mecanismos de legitimación de la ideología dominante son muy poderosos y dificultan la búsqueda de alternativas fuera de los límites del sistema Por ello, podemos afirmar que la batalla ideológica se vuelve un elemento central de la lucha política de las organizaciones revolucionarias. La necesidad de organizaciones revolucionarias, con un fuerte bagaje político-ideológico, es hoy una necesidad mayor que nunca en la historia.



El discurso del combate contra el terrorismo (que ha sustituido al de la lucha contra el comunismo de los tiempos de la guerra fría) es consustancial a la reproducción ampliada del capital, y tiene como objetivo dar cobertura al mayor grado de violencia que capital necesita ejercer para tratar de mantener su tasa de ganancia. El imperialismo, con una campaña de enorme intensidad, consigue mantener importantes consensos sociales que le permiten legitimar los nuevos marcos de restricción de libertades y derechos en todo el planeta. Los servicios secretos, el control policial y los mecanismos de sometimiento de toda forma de disidencia se perfeccionan. La democracia formal que había sido hasta ahora el rostro “amable” del capitalismo central da paso al Estado policial y militar como forma histórica concreta del sistema de dominación.



LA RESPUESTA POPULAR AVANZA Y SE FORTALECE



La respuesta de los pueblos y de importantes sectores de la clase trabajadora, pese a todo, ha seguido dándose en forma de huelgas importantes y otras movilizaciones por los derechos en el mundo del trabajo; grandes movilizaciones sectoriales en terrenos como el de la defensa de los recursos naturales y frente a la contradicción ecológica; luchas pacíficas o armadas contra la opresión nacional; movimientos populares organizados de estudiantes, mujeres, indígenas; movilizaciones mundiales contra la guerra... Se refuerzan los niveles de coordinación internacional de estas luchas, en general, aunque el movimiento obrero parece ir algo rezagado respecto de otras expresiones de movilización popular. Los últimos esfuerzos que está realizando la Federación Sindical Mundial en la dirección de convertirse en referente aglutinador del sindicalismo de clase nos da, en todo caso, motivos para el optimismo.



Todo ello, junto con experiencias revolucionarias consolidadas o incipientes (Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Vietnam, China...) que sirven de contrapunto al sistema actual de dominación.



EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES DEL CAMPO DEL COMUNISMO



Estos amplios movimientos sociopolíticos, que tienen un ámbito de desarrollo mundial, están propiciando el avance de la conciencia de las masas ante la barbarie capitalista. Desde el campo revolucionario se ha de participar en ellos con el objetivo de orientar sus actuaciones en la línea de la confrontación antiimperialista.



Para la lucha revolucionaria mundial, hemos de dotarnos de un programa de prioridades para organizar a las masas y a la clase. Un programa que proponga un nuevo modelo de sociedad mundial. Para su elaboración, hemos de establecer cauces de colaboración y coordinación entre las fuerzas comunistas de todo el planeta. Este programa será el fruto de la potenciación de reuniones anuales como ésta; de la aplicación de los acuerdos tomadas en ellas (como la concreción de reuniones regionales o continentales y la propuesta de debates monográficos que permitan posicionamientos conjuntos); la potenciación del grupo de trabajo acordado el año pasado, así como la puesta en marcha del fondo de solidaridad, la convocatoria unitaria de respuestas ante determinadas coyunturas, la elaboración de documentos conjuntos usando las nuevas tecnologías… Todo ello irá abriendo el camino para que en un futuro exista una nueva estructura de coordinación comunista adaptada a nuestra realidad histórica, capaz de ser impulsora de la lucha frontal contra el capitalismo mundial y heredera de nuestras mejores tradiciones.



Hoy para este avance no existen más límites que los que nuestras mismas organizaciones se pongan. Una iniciativa audaz y concreta es la respuesta que necesita hoy la clase obrera internacional de las organizaciones revolucionarias.



Algunas consignas básicas sobre grandes contradicciones del sistema deben ser las banderas de un fuerte movimiento antiimperialista mundial que trabaje con el objetivo estratégico de la construcción del socialismo como única alternativa de futuro para la humanidad:



§ Oposición a toda agresión militar contra los pueblos y contra la clase.



§ Desmantelamiento de las instituciones financieras internacionales: FMI, BM, OMC, etc. Creación de nuevas formas de relación entre las economías.



§ Pago de la deuda histórica que los países del centro tienen con los países expoliados (tanto por el colonialismo como por las relaciones económicas actuales). Fin del intercambio desigual.



§ Fin de toda forma de explotación que haga perpetuar el hambre, el analfabetismo, las enfermedades masivas.



§ Progresiva laicidad mundial, tanto en lo referente a la enseñanza y la cultura, como en el papel de las religiones en la realidad política. Total independencia del poder político de las religiones.



§ Lucha por la autonomía alimentaria. Coordinación del movimiento campesino mundial.



§ Por la propiedad colectiva de los conocimientos científico-tecnológicos.



§ Sostenibilidad ambiental.



§ Por la soberanía nacional. Derecho de autodeterminación de los pueblos.



§ Por una sociedad mundial de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales en todas las facetas de la vida.



Diana Bazo Morales - PCPE