Imperialismo y procesos electorales
Concretamente, en este año 2006, han tenido lugar unos procesos electorales que han puesto en evidencia, una vez más, que la democracia burguesa occidental no es más que la forma que adopta el imperialismo en su dominación sobre los pueblos y la clase obrera. Tres han sido los ejemplos más claros de las diferentes varas de medir del imperialismo cuando estos procesos electorales no benefician a sus candidatos, cuando no contribuye a perpetuar su dominación, o cuando menos pone límites claros y evidentes a su poder; se trata de los casos de Palestina, Bielorrusia y más recientemente México. Por supuesto, de estos procesos electorales no se han derivado procesos revolucionarios de transformación social, pero, como se ha señalado antes, han puesto unos límites o impedimentos a la dominación imperialista en unos casos (Palestina y Bielorrusia), y han demostrado sus mentiras y su hipocresía, en el otro (México).
Palestina: el chantaje de la ayuda internacional
En enero tuvieron lugar las elecciones palestinas bajo la expectación que producía la participación en ellas de Hamas y de otras organizaciones palestinas tradicionalmente abstencionistas. Los resultados no dejaron lugar a dudas: Hamas consiguió 76 de los 132 escaños que componen el Parlamento palestino, frente a los 43 de Al-Fatah; ninguna de las formaciones políticas restantes que concurrieron a las elecciones consiguió superar los 5 escaños, la más significativa de todas ellas fue el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que sólo consiguió 3 escaños.
Los observadores internacionales tuvieron que admitir la limpieza de los comicios. Al-Fatah sufrió un duro castigo debido a la corrupción extrema de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y a la connivencia clara de importantes miembros de su cúpula dirigente con el imperialismo norteamericano y los estados imperialistas de la Unión Europea.
La reacción de los estados imperialistas occidentales ante la victoria de Hamas no se hizo esperar cuando la dirigencia de Hamas se reiteró en no aceptar los acuerdos de Oslo, y sobre todo, en no reconocer al Estado de Israel. El miembro de Hamas Jaled Mashal declaraba: "son inútiles vuestros intentos de obligarnos a renunciar a nuestros principios y a nuestra lucha". La respuesta del imperialismo occidental ha sido el chantaje, haciendo depender su ayuda económica, sobre todo la norteamericana y la de la Unión Europea, o a la vuelta de la corrupta dirigencia de Al-Fatah, estrangulando económicamente al nuevo gobierno palestino y haciendo que caiga por falta de fondos; o a la renuncia de los principios antisionistas que llevaron al poder a Hamas. Como no consiguieron sus objetivos, se intentó la vía del enfrentamiento entre palestinos, echando a pelear por las calles palestinas a las milicias armadas de Hamas y Al-Fatah, pero tampoco consiguieron nada, así las mentes más recalcitrantemente sionistas e imperialistas, con la excusa del secuestro de un soldado israelí por parte de milicianos de Hamas, bombardearon Gaza sin piedad, y, al tiempo la emprendieron con el sur del Líbano y la guerrilla patriótica chiíta libanesa Hizbollah. El objetivo del último ataque devastador israelí sobre Gaza no era más que derrocar al Gobierno legítimo de Hamas, un auténtico estorbo en los planes de dominación colonial del sionismo y del imperialismo norteamericano.
Por supuesto, Hamas no es ninguna organización revolucionaria, no pretende cambio social alguno, es clerical, reaccionaria, pequeñoburguesa, y nacida bajo el patrocino del Estado de Israel para debilitar a la antigua OLP, nacionalista, laica, y con una nutrida representación izquierdista en su seno. Pero, en este contexto, Hamas ha demostrado una coherencia antisionista y antiimperialista evidentes. No han claudicado al imperialismo, a pesar no solo del chantaje económico, de importantes dimensiones, sino también de las más brutales agresiones por parte del Ejército israelí, no por nada, Hamas cuenta con el apoyo crítico y condicional de los marxistas-leninistas del FPLP, la tercera fuerza política del Parlamento palestino.
Bielorrusia: el fantasma del comunismo recorre de nuevo Europa
En marzo de este año tuvieron lugar las elecciones presidenciales en la antigua república soviética de Bielorrusia. El Presidente Alexander Lukashenko obtuvo el 83% de los votos, la oposición apoyada por Occidente se repartió el 17% restantes. Rápidamente, la prensa occidental comenzó a difundir un presunto fraude cometido por Lukashenko, a quien se acusaba de ser “el último dictador comunista de Europa”, tras Milosevic. La editorial de El País del 21 de marzo de este año lo dejaba bien claro: “Bielorrusia es la última dictadura de Europa. Lukashenko se ha convertido en un político odiado por su gente, que sufre las penurias de una economía en declive, con un Estado que controla el 80% de la propiedad y mantiene el aparato policial de la época soviética”. Conviene retener el dato que nos proporcionaba El País sobre que el 80% de la propiedad está manos del Estado bielorruso.
La máquina del imperialismo empezó a funcionar como ya ocurrió en Georgia, Kirguizistán y Ucrania fabricando una nueva “revolución de color” contra otro “tirano” producto de tantos años de “dictadura soviética”. La OSCE (Organización de Seguridad y Cooperación en Europa) calificó en un principio los comicios como fraudulentos. Lukashenko fue acusado de intimidar a sus oponentes y a la población en general. Se le acusó concretamente de la desaparición de varios oponentes políticos, el caso más famoso fue la supuesta desaparición de Tamara Vinikova, que acabó apareciendo en Londres, como si nada. En realidad, la oposición a penas si ha denunciado casos importantes de violaciones de los derechos humanos, como mucho se ha hecho eco de las acusaciones que provienen de la prensa occidental. Sin embargo, Lukashenko es atacado implacablemente por la oposición sobre todo en cuestiones de política económica, otro dato muy a tener en cuenta.
Nada más conocerse los resultados, la oposición levantó un campamento en Minsk, capital de Bielorrusia, con el que se pretendía presionar a Lukashenko y conseguir su caída, a imitación de lo que ocurrió en Ucrania. Se pretendía seguir el modelo georgiano y ucraniano de grandes demostraciones populares pacíficas de rechazo. La “revolución de color” no tuvo lugar en Bielorrusia, fracasó. Sin embargo, y desde Occidente, puede parecer extraño e incluso sospechoso que un candidato presidencial obtenga el 83% de los votos, como insinuaba el mismo editorial de El País antes citado: “Los resultados oficiales son sonrojantes. Lukashenko ha obtenido el 82,6% de apoyo por sólo el 6% del líder de la oposición, Alexander Milinkevich, quien ha acusado a su rival de conservar el poder de forma ilegal y ha pedido la repetición de los comicios”. Sin embargo, si echamos un vistazo a la realidad Bielorrusia no es tan extraño, como se nos indica en un artículo aparecido en el periódico británico The Guardian (23/03/06), y que también nos vendría a explicar por qué fracasó la “revolución de color” en Bielorrusia: “Bielorrusia no ha dado un paso atrás hacia la época comunista, sino que constantemente desarrolla la economía de mercado. Pero ese mercado está orientado prioritariamente a servir y suplir las necesidades de la mayoría de la población del país y no de la minúscula clase de nuevos ricachones, ni de sus consejeros occidentales, ni de traficantes de dinero lavado. A diferencia de Georgia o Ucrania, los funcionarios del gobierno de Bielorrusia no se enriquecen sobre el empobrecimiento de la población. El hecho de que en Bielorrusia no existe un clima de corrupción total ni entre los funcionaros estatales, ni la policía, es una de las causas principales por la que la ola de las llamadas revoluciones de colores no ha podido rodar hasta Minsk”. Es curioso, el candidato prooccidental georgiano Mikhail Saakashvili, el de la “revolución rosada”, obtuvo el 97% de los votos, en este caso, nadie sospechó nada, nadie acusó a Saakashvili de fraude, ¿por qué?
A día de hoy, ni la OSCE, ni ningún gobierno occidental, ni la prensa imperialista han aportado aún datos que confirmen o insinúen la evidencia de un fraude electoral en Bielorrusia. Sin embargo, las acusaciones contra Lukashenko siguen ahí, y seguirán, ya que Bielorrusia se está ganando su “lugar de honor” en el denominado “eje del mal”, sobre todo desde que la pretendida unión entre Rusia y Bielorrusia esté en punto muerto. Bielorrusia cada vez está más cercana en todos los sentidos a Cuba socialista, a la Venezuela bolivariana, a la Siria antiimperialista y a la República Islámica de Irán, con quienes se está estrechando los vínculos comerciales especialmente, mientras se aleja de la OTAN, la Unión Europea y los Estados Unidos.
Occidente considera a Bielorrusia un mal ejemplo por impedir la expansión de las multinacionales occidentales en su territorio, por mantener cierta planificación económica dentro de un potente control estatal de la economía, ya que las empresas socialistas soviéticas en suelo bielorruso no pasaron en masa a manos privadas, pero, sobre todo, por mantener su soberanía e independencia.
Por cierto, en Bielorrusia las estatuas de Lenin siguen en pie.
México: el fraude invisible de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación
Si en Bielorrusia no se ha conseguido demostrar el fraude electoral, en el caso mexicano ocurre lo contrario: ha habido fraude, existen pruebas, pero en este caso los medios de comunicación del imperialismo prefieren mirar para otro lado, cuando no se retrata la cuestión como una mera pugna personal por el poder del candidato del socialdemócrata PRD (Partido de la Revolución Democrática) Andrés Manuel López Obrador.
En estas elecciones se enfrentaban por un lado el candidato conservador, Felipe Calderón, delfín del que aún hoy es Presidente de México, Vicente Fox, y por supuesto de la vieja oligarquía mexicana y los EEUU, y por otro, el reformista de izquierda, el anteriormente nombrado López Obrador. Calderón apuesta por el neoliberalismo, y por atraer la inversión extranjera sin restricciones ni límites. López Obrador pretende reconstruir el maltrecho capitalismo nacional mexicano no oligárquico, apuesta por un trato de igual a igual con los inversionistas extranjeros, y por una redistribución de la riqueza nacional más justa y equitativa. Como podemos comprobar, López Obrador no es un revolucionario, ni siquiera es un nacionalista antiimperialista tipo Hugo Chávez, como el mismo López Obrador dice: “un gobierno cercano a la gente”, sin más.
Según científicos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) el fraude consistiría en que el resultado final de los cómputos por distritos no es producto de la voluntad popular, sino de la aplicación de un algoritmo para favorecer al aspirante oficial conservador, Felipe Calderón. Los matemáticos de la UNAM dijeron que como resultado de este sesgo cibernético el comportamiento de los números carece de explicación lógica, matemática y racional. A López Obrador un algoritmo dentro del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Federal Electoral (IFE) le quitó cientos de miles de votos que le fueron trasladados a Calderón. Observaron además que en los estados donde ganó la coalición "Por el bien de todos" (de López Obrador) la votación para la elección presidencial siempre fue menor a la realizada para diputados (500) y senadores (128), mientras en el caso de Calderón fue a la inversa.
Al fraude informático se ha de sumar:
1. La publicación 3 días antes de las elecciones de propaganda en un periódico norteamericano a favor de Calderón, lo que viola el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de México.
2. Violación de los sellos en diversos distritos (Yucatán, Zacatecas, Veracruz, etc.), respecto a paquetes indebidamente abiertos.
Ciertamente, varias guerrillas mexicanas afirmaban en un manifiesto conjunto (“Manifiesto a la Nación”): “En la actual coyuntura electoral el autonombrado gobierno del cambio ha puesto al servicio de la oligarquía las instituciones republicanas (IFE, TRIFE, etc.), así como las dependencias del gobierno federal y sus programas asistenciales para consumar un fraude de estado, con base en una estrategia instrumentada y manipulada por el dúo-polio de los medios de comunicación, a fin de mantenerse en el poder, ocultar el saqueo de la nación y profundizar el proyecto neoliberal.”.
A diferencia del caso bielorruso, ningún gobierno sospecha de la victoria electoral de Calderón, ni por supuesto EEUU, que está detrás del fraude, ni la Unión Europea. El Presidente español del “talante”, Rodríguez Zapatero, reconoció la falsa victoria del derechista Calderón, apoyado durante la campaña electoral por el ultra español José María Aznar.
López Obrador ha sido víctima de una auténtica conspiración organizada por la vieja oligarquía mexicana, amiga de los EEUU, profundamente antidemocrática, que ha utilizado los potentes medios de comunicación, Televisa y TV Azteca, para desprestigiar a López Obrador, e influir, descaradamente, en el proceso electoral. Cuando la manipulación informativa no dio los resultados previstos se recurrió a la manipulación informática de los votos.
Qué reaccionaria ha de ser la vieja oligarquía mexicana, y sus socios gringos, que no han permitido la victoria de un candidato que lo último que pretendía era derrocarlos, sino más bien redistribuir la riqueza para que justamente el poder de la vieja oligarquía se mantuviera sin sobresaltos sociales que la pusieran en peligro.
En conclusión, todos estos ejemplos nos vienen a demostrar la fragilidad de la superestructura política democrática-burguesa del capitalismo. Vemos como esa superestructura no se sostiene porque la propia estructura actual del capitalismo en su fase imperialista no la puede sostener en su afán de dominación. Si en los años 30 del siglo pasado en Europa se recurrió al fascismo como dictadura omnímoda de la burguesía, o después de la II Guerra Mundial se fomentara los golpes de estado militares en los países del denominado “Tercer Mundo”, en la actualidad, el imperialismo encuentra nuevas formas, quizá no tan violentas, o por lo menos en apariencia, de imponer su poder y su dominación sobre los pueblos y la clase obrera, recurriendo, salvo casos excepcionales a la conquista militar, como el imperialismo norteamericano (Afganistán e Irak) en su locura de dominación unilateral, que, por otro lado, está demostrando su rotundo fracaso.
La democracia burguesa occidental imperialista no es más que una caricatura.
Antonio J. Torres, “Antón”
1 Comments:
Sobre la intervención del Imperialismo en el proceso electoral paraguayo a través de la prensa, les dejo por si les interesa:
El ULTRADERECHISTA ABC COLOR Y EL OBISPO FERNANDO LUGO
(Luis Agüero Wagner)
Uno de los enigmas más lancinantes que rodea la campaña del obispo Fernando Lugo a la presidencia del Paraguay lo constituye la extraña fascinación que un teólogo de la liberación tercermundista parece ejercer sobre ciertos zares de la prensa paraguaya, recalcitrantes anticomunistas que la sociedad heredó de la dictadura de Alfredo Stroessner y poseedores de las más opulentas opulencias mal habidas en un país sumido en la más miserable miseria como Paraguay. El diario más jugado a favor de Lugo en la prensa paraguaya, el ultraderechista periódico del maccartista Aldo Zucolillo, ABC color, (conocido por ser favorecido de los organismos de coacción imperialista basados en Washington) es uno de los más acérrimos enemigos del MERCOSUR en el ámbito periodístico sudamericano.
Uno de sus columnistas estrellas es Ricardo Canese, quien utiliza su espacio para promocionar las políticas energéticas de George W. Bush, y ofrece una catarata de cifras, ecuaciones, números y fechas para concluir indefectiblemente que el Paraguay es permanentemente agredido por Argentina y Brasil en el manejo de las hidroeléctricas binacionales de Itaipú y Yacyretá. Eso aunque nunca estrenó su grado de constructor erigiendo cuando menos un gallinero o una letrina, y como ingeniero lo único que ha demostrado es ser muy buen periodista.
Estas retrógradas campañas contra la integración regional, que en su momento fuera un gran negocio editorial y político, se explican por los intereses de la poderosa embajada norteamericana en Asunción, eterna obstaculizadora del MERCOSUR a través su prensa adicta.
Muchas son las preguntas, en contrapartida, que Canese ha dejado de responder en sus permanentes diatribas contra la integración y los países vecinos con los cuales Paraguay, una isla rodeada de tierra como la describiera Roa Bastos, necesita un buen relacionamiento como los pulmones necesitan del aire.
¿Cuántos voltios se necesitan para provocar un cortocircuito que desencadene un incendio en la Ferretería Nueva Americana, propiedad de su patrón Aldo Zucolillo? Pues a pesar del poco conocimiento en tales asuntos, puedo asegurarle que la cifra exacta son 850.000 dólares de deuda tributaria.
El incendio de comercios, según versiones que se manejan en el ámbito periodístico paraguayo, era la recurrente vía con que el zar de la prensa paraguaya evitaba pagar con recursos torcidos un “precio justo” por sus negocios al Estado Paraguayo, como puede verificarse revisando la resolución nº 54 del 6 de marzo de 1972, y las 327 y 328 del 26 de julio de 1991. El acta de la intervención de los inspectores de Hacienda estaba fechada el 1 de julio de 1991, y tres días más tarde la firma del jefe de Canese solicitó el fraccionamiento de su deuda. Desafortunadamente, el Ing. Ricardo Canese no estaba a cargo de asesorar con su sapiencia a los responsables de las instalaciones eléctricas del comercio, y en diciembre de ese mismo año, a raíz de supuestos cortocircuitos, las llamas del averno consumieron a la ferretería.
Nunca fueron aclaradas las muertes de José Antonio Valiente y Jorge Luis Marchi, fallecidos en nebulosas circunstancias relacionadas a esos incendios.
Otra pregunta que nunca contestó ABC color es: ¿Cuántos wattios de potencia aplicaba en su descarga la picana eléctrica que utilizaba su compañero de redacción Alcibíades González Delvalle, en tiempos en que trabajaba como policía de Edgar L. Ynsfrán? Y sobre los principales referentes del partido al que publicita con tanto entusiasmo: ¿Retribuye un precio justo a la sociedad paraguaya el lucro antisocial de los puertos privados de la empresa PAKSA, privilegio concedido por los mafiosos y corruptos gobiernos que ahora sus dueños supuestamente combaten?
¿Cuántos niños desnudos y hambrientos podrían comer tres veces al día si se formalizaran algunos privilegios como ése? ¿Qué precio se pagaba por aparecer en los álbumes estronistas de Monte Domecq, hoy vinculado a USAID a través de la ONG Gestión Local? ¿Qué marca de fósforo usó Nerón para incendiar Roma?
Una pista para resolver estos acuciantes laberintos de nuestro tiempo la sembraron algunas décadas atrás el director griego-turco-norteamericano Elia Kazán, y el periodista Humberto Pérez Cáceres. Kazan, cuyo trabajo como director incluye títulos tan conocidos como Nido de ratas, Al Este del paraíso y Un tranvía llamado deseo realizados durante la década del ‘50 –su mejor momento artístico-, ha sido siempre señalado como un traidor y delator durante la llamada caza de brujas macartista, debido a su colaboración con el Comité de Actividades Anti-americanas uno de los últimos avatares de la perversa Guerra Fría que contaminó la industria cinematográfica norteamericana en aquellos años.: “Los nombres que di (una docena de ex integrantes del Partido Comunista) ya eran conocidos por el Comité” se defendió en una oportunidad Kazán.
Su amigo Arthur Miller dio una versión distinta de ese episodio y Dashiell Hammett, en iguales circunstancias que Kazan, calló y terminó en la cárcel y en la ruina. En su famoso film “Nido de ratas” (cuyo nombre original en inglés era “On the Waterfront”), Kazan glorificaba al delator Terry Malloy, personificado por el legendario actor Marlon Brando. Inspirado en el argumento, Humberto Pérez Cáceres tildó alguna vez al diario de Aldo Zucolillo con el nombre castellano de la película de Kazan, quien en 1999 recibió un discutido Oscar por su trayectoria de manos de la misma comunidad que había sido su víctima.
Desde el conglomerado de agentes encubiertos del imperio e incautos, conocido como Tekojoja, se ha criticado a disidentes del partido colorado por su actual idilio con sus otrora verdugos del nicanorismo, crítica incosistente proviniendo de un grupo donde militan ex miembros de la OPM. Especialmente si se considera que en sus tiempos de “revolucionarios” José Luis Simón, María Jesús Caballero, la izquierdista arrepentida Guillermina Kanonikoff, etc, eran presentados como peligrosos terroristas con sus fotos en tapa de ABC (como buscados al estilo del Far West), azuzando a los grupos de tareas de Pastor Coronel.
Hoy todos vemos el apasionado entusiasmo con que su delator de otrora, Aldo Zucolillo, promueve políticamente a sus perseguidos de antaño desde el mismo diario donde los señalaban como bestias a cazar por sus represores, y las antiguas víctimas retribuyen con su servilismo a las campañas del Citizen Kane criollo.
En conclusión, aunque muchos enigmas quedarán para la discusión de los arqueólogos, que siglos adelante analizarán con inexorable asombro las ruinas de nuestra actual era tendotárquica, existen otros acertijos que fácilmente pueden develarse en el presente, como la pregunta: ¿Cuál es el secreto entendimiento entre la prensa de ultraderecha y el obispo Fernando Lugo?.
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