Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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15 de junio de 2007

Rusia debe recuperar el papel de superpotencia

Guennadi Ziuganov (Sovietskaya Rossia)

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Rusia solo podrá recuperar el papel de potencia mundial si varía el curso y triunfa el PCFR


En relación con la apertura de la cumbre ordinaria de dirigentes de los países del G-8 en Alemania, el presidente del CC del PCFR y líder del grupo parlamentario del PCFR en la Duma, Guennadi Ziuganov, en entrevista concedida a los representantes de las agencias informativas declaró que “no espera del encuentro ninguna solución útil para Rusia”.

Rusia se ha visto relegada a ser el patio trasero del mundo contemporáneo


En general yo definiría las relaciones de Rusia con Occidente -pese a cierto aumento en la retórica antioccidental- como de sometimiento de Rusia ante el cerco imperialista. Contando con todas las diferencias que pueda haber en las relaciones mutuas de Rusia con los EE.UU. y Europa, la esencia es una: nuestro país se ha convertido en el patio trasero del mundo contemporáneo. La crítica del señor Putin al “imperialismo usamericano”, suena poco convincente e impotente, especialmente tras la entrega- para complacer a los EE.UU.- de nuestras bases estratégicas en Cuba y Vietnam.

La situación internacional continúa desarrollándose en un marco poco propicio para la Federación Rusa. La OTAN y la UE han expulsado a Rusia de Europa Oriental y los Balcanes y han comenzado el avance hacia territorios que han sido siempre, históricamente, parte indisoluble de Rusia primero y de la Unión Soviética después. La ventana a Europa, abierta a golpe de hacha en tiempos de Pedro I, es ahora vigilada por las tropas aliadas de la OTAN. Crimea y la zona norte del Mar negro, conquistadas por Catalina la grande y sus gloriosos jefes militares hace 300 años, están ahora en manos de las marionetas de Occidente. Como “nuestro mejor amigo” Bush, ha anunciado directamente a Putin, ahora le toca el turno a Bielorrusia, Kazajistán y Prednistrovie. Japón exige insistentemente que le entreguemos las cuatro islas de la cadena de las Curiles.

Nuestros socios occidentales no quieren nuestro fortalecimiento; necesitan que se prolongue nuestra debilidad, el aislamiento internacional de Rusia, para continuar presionando sobre Moscú y terminar de someter por completo nuestra política exterior, apropiarse definitivamente de nuestros recursos naturales para luego proseguir con el desgajamiento del país, iniciado en 1991.

Washington comienza ya a hablar de que pronto comenzará la segunda etapa de la “democratización” en Rusia, para completar la desintegración y el saqueo, con la complicidad de los rusófobos, tanto dentro de la propia Rusia, como en las antiguas repúblicas de la URSS y países vecinos.

La humanidad ha pagado un precio colosal por la destrucción de la URSS y del campo socialista: fue destruida la segunda superpotencia, que garantizaba la estabilidad mundial. Las consecuencias de ese crimen histórico las está pagando todo el mundo. Ya nadie puede llamar al orden y si hace falta obligar por la fuerza a Usamérica y sus aliados, lo que engendró el proceso de globalización a la americana: la imposición de la dictadura de los EE.UU y la OTAN sobre le mundo y la destrucción de los estados nacionales, base de nuestra civilización.

Putin ha comenzado a decir, lo que el PCFR llevaba una década denunciando


Lógicamente con un Yeltsin bebido y corrupto como trasfondo, Putin presenta otra imagen. Y hoy en sus discursos y con su medida crítica a Occidente, reconoce por fin lo que el PCFR llevaba 15 años diciendo y advirtiendo.

La guerra fría desde finales de los 40 hasta mediados de los 90, tenía ante todo un carácter global, histórico e ideológico. Era una confrontación de dos sistemas sociales -el viejo capitalista y el nuevo socialista- y sus ideologías. Se trataba de una lucha por el futuro del mundo. La confrontación político-militar era simplemente una consecuencia secundaria.

La actual bronca en las instancias gobernantes rusas y usamericanas, no es más que una simple disputa casera entre fuerzas, que defienden las mismas posiciones políticas y sociales. Se trataría de contradicciones capitalistas internas, que no obstante pudiesen adquirir un grado tal, en el que Rusia deberá defender sus intereses nacionales.

Como consecuencia de una política exterior contraria a sus intereses nacionales, Rusia se encuentra ahora con las bases de la OTAN, no solo en los países de la Europa del Este, sino en las propias ex repúblicas. Hemos perdido además a nuestros aliados tradicionales en el Este de Europa, al igual que en Asia y en Oriente Próximo, para acabar peleándose con el último de nuestros aliados de siempre: Bielorrusia. Se han entregado los últimos bastiones de la influencia geopolítica rusa.

La presencia global de Rusia se ve reducida a la mínima expresión incluso en el espacio. Si en tiempos de la URSS el complejo de satélites orbitales alcanzaba los 300, hoy apenas cuenta con cien. Acabaron con nuestra estación espacial MIR, para vernos relegados al papel de “cocheros” de la Estación Espacial Internacional que dirigen los usamericanos.

La retórica antioccidental del gobierno solo es eso, retórica


Desde el principo nuestros dirigentes han entregado Rusia a manos de los EE.UU., cediéndoles todo lo que se podía ceder, para luego comenzar torpemente a “enseñar los dientes” como respuesta al proceder imperdonable de los usamericanos, quienes creen que a ellos todo les está permitido.

Considero que Rusia debe recuperar el papel de superpotencia. Entre otras cosas, para jugar el papel de garante de la estabilidad mundial, oponiéndose a la globalización a la americana, que como ha quedado ostensiblemente demostrado no hace sino empujar al mundo a un estado de conflicto permanente. Sin embargo la actual dirigencia rusa no es capaz de resolver esta tarea. Hasta ahora ha sido -y no puede dejar de serlo- un fiel aliado de los EE.UU.

Así que la recuperación por parte de Rusia de su papel como superpotencia solo es posible bajo un supuesto: cuando lleguen al poder en el país fuerzas, que pongan en práctica un rumbo de liberación nacional, a la cabeza de las cuales esté el Partido Comunista.

Declaraciones recogidas por Serguei Obujov

Texto original

Traducido del ruso por Josafat S. Comín pertenece al equipo de traductores de Cubadebate y Rebelión .

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