Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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15 de diciembre de 2009

El profesor comunista romano Vasapollo habla desde Bolivia con motivo del triunfo de Evo


Aporte del marxismo italiano desde Gramsci

Tengo gran pena de hablar de este tema porque el marxismo italiano teórico y el rol del Partido Comunista Italiano (PCI) fueron determinantes en Italia, gracias al esfuerzo de grandes teóricos a partir de Gramsci, con un movimiento obrero fuerte y un partido comunista que era el más grande de Occidente, con un 35 por ciento del electorado y un movimiento sindical histórico.

Pero todo eso se terminó hace más o menos veinticinco años, por una transformación lenta, gradual pero definitiva del PCI y del movimiento sindical italiano, que pasó de ser un partido y un sindicato intelectual de lucha a un partido y sindicatos concertativo, consociativo, en acuerdo con el neoliberalismo y la derecha. Muchos intelectuales de origen gramsciano se alinearon con la derecha, con el neoliberalismo; algunos tienen una posición izquierdista pero moderada. Sólo hay pocos, un número muy limitados de marxistas que integramos nuestra Red de Estudios, el CESTES, y continuamos esta relación de teoría y práctica de la lucha.

Hoy en Europa es importante actualizar el marxismo y el leninismo porque hay una relación contextual distinta después de 50 años. Hay que actualizar el pensamiento de Gramsci, que es fundamental para entender la actual situación de América Latina.

Lectura del proceso boliviano

Es un proceso importante porque tiene una modalidad nueva: no es el partido político el que congrega a los movimientos sociales porque las cosas ocurrieron al revés, la fuerza de los movimientos sociales determinó que el instrumento político milite en el proceso de cambio. Me parece muy interesante esta creatividad que da la base de obreros, campesinos, cocaleros, mineros, pueblos originarios; episodios como la guerra del agua, la defensa de bienes comunes, los nuevo paradigmas del Vivir bien y la Pachamama, la relación de armonía con la naturaleza y la denuncia del desastre ambiental que el capitalismo está determinando no con una persona o una clase sino contra todo el planeta, porque esta es una crisis ambiental, ecológica, energética, es un desastre para la humanidad entera.

Esta es una cultura política que parte de los movimientos de base, de los movimientos sociales, de la gente pobre que puede cimentar al gobierno. Es un desafío con sus contradicciones, porque si no las tuviera no sería un proceso, que siempre tiene contradicciones. Es un desafío fuerte que ha comenzado ganando primero las elecciones y aprobando la nueva Constitución para que en los próximos cinco, diez años se efectúen reformas estructurales, económicas, nacionalizaciones, redistribución del ingreso, y se forme una escuela ideológica, que la gente entienda cuándo se puede hacer unas cosas y cuándo no, porque en el orden mundial no sólo existe Bolivia, Cuba o Venezuela, sino un mundo imperialista, capitalista, una realidad que no es la tuya, y entonces sólo con la fuerza ideológica se puede superar esa contradicción.

Esta es la novedad grande del siglo XXI. Yo prefiero hablar de socialismo en o por el siglo XXI, porque en el siglo pasado los partidos comunistas cometieron varios errores. Pero esto es hablar de la historia como proceso dialéctico en el cual no se puede decir que todo fue un error. Hoy debemos hablar de una nueva idea de socialismo actualizada en una nueva condición. Es un socialismo nuevo y diverso según las condiciones de cada país.

El socialismo de Bolivia es diferente del de Cuba o del de Venezuela; lo importante es la estrategia del cambio, oponer una alternativa fuerte al imperialismo, ser antimperialista y anticapitalista, para crear una sociedad diferente, porque no se puede vivir en una sociedad planetaria con más de 4 mil millones de habitantes que padecen hambre, una sociedad donde menos de 100 personas poseen la riqueza de 4 mil millones.

Uno no necesita ser socialista para entender que este mundo es imposible, que es un desastre para la humanidad. Hoy vivimos una crisis económica y ambiental. Yo hace quince años que hablo de una crisis sistémica del capitalismo, porque ya dura un ciclo de cuarenta años; es una crisis financiera, económica, alimentaria, energética, ecológica, de género, de los derechos humanos, una crisis que no resuelve el desastre de la humanidad, porque hay una sola manera de resolver esta crisis: con la autodeterminación de los pueblos, con el respeto a la cultura de los pueblos y por una vía de transformación radical antimperialista y anticapitalista.

Evaluación europea de proceso de Cuba, Venezuela y Bolivia

Esta es una pregunta interesante. Mucha gente piensa que en Europa hay una izquierda madura y lista para entender estos procesos. Pero no es así. La izquierda europea no existe, desapareció. Hoy la izquierda europea es moderada, neoliberal y conservadora; en pocos casos es reformista. No tiene una idea del cambio ni de la transformación. No hablemos de la derecha, pero los propios izquierdistas europeos, al referirse a estos procesos en América Latina hablan de dictadura, de democracia limitada, de nacionalismo, de populismo, de falta de democracia, porque la idea es siempre europea, es una ideología europeísta, colonialista. Lo que se piensa en Europa debe pensarse en Bolivia y en el resto del mundo. Sólo existe la democracia europea como modelo.

Uno habla de estas democracias y exige que se las respete, pero lo rechazan. Esto deriva en una posición errada de la izquierda europea contra los procesos de Cuba, Venezuela o Bolivia, y si no contra, en el mejor de los casos benefactora. Si se puede hacer negocios, Bolivia, Venezuela y Cuba están en buen camino, pero esto se juzga siempre en función de una idea eurocéntrica del mundo, la idea de hacer negocios y la falta de respeto a la decisión del pueblo.

Hay una pequeña parte de la izquierda que está de acuerdo con estos procesos. Son gente de algunas ONGs o grupos de jóvenes, pero lo hacen de una manera errada, asistencialista, de benefactor, y cometen un grave error, un error de primer orden. ¡Cómo son de buenos los indígenas! Me recuerdan al inca, al maya, al sioux, démosles caridad cristiana, consigámosles agua, ayuda. Con esos argumentos las ONGs hacen negocios y dinero: "Te voy a ayudar y lo que me resta a mí te lo regalo". Esa me parece una falta de respeto increíble, considerar a los pueblos como miserables: "Te voy a ayudar, pero no me des problemas".

La única condición para entender estos procesos es vivirlos, estar aquí, respetarlos, no condicionarlos. Es necesario respetar la autodeterminación popular y terminar con la visión de Occidente y el eurocentrismo. Es hora de decirlo: La izquierda europea no puede enseñar nada a Cuba, a Venezuela ni a Bolivia. En cambio, si pone atención a estos procesos conseguirá relanzarse con una nueva forma en Europa, y no al revés.

Descolonización

El tema es complejo. Mucha gente piensa que todo es positivo, no es así, porque se pasó de una filosofía colonialista dura a un comportamiento neocolonialista, comercial, no de guerra militar sino de condicionamiento económico y financiero, de guerra financiera, a través de planes de ajuste del FMI o a través de las condiciones que impone el Banco Mundial. Pienso que no se puede dominar el mundo ampliando el G7 a 10 o a 20 países más. Todos los países, los 190 o 200 que hay en el mundo, deben participar y todos buscar un rol nuevo a la Organización de Naciones Unidas, con una nueva mentalidad, con una gestión social y económica planetaria en la cual decidan igualitariamente, de lo contrario son sólo una nueva forma de neocolonialismo.

Saludos al pueblo boliviano

Un saludo en primer lugar al pueblo de Bolivia, pueblo maduro que se comportó en estas elecciones de una manera democrática. Yo fui invitado como observador y vi por todas partes gente paciente y tranquila, votando y acatando las reglas. Este 6 de diciembre fue un día de gran victoria de la democracia participativa de Bolivia. Hoy nadie se puede permitir decir que en Bolivia no hay democracia, porque el electorado demostró su aceptación de las reglas. La fórmula que ganó y permanecerá cinco años más en el gobierno tuvo respeto absoluto por la oposición. Ahora ya no estoy como observador y puedo decirlo. En cambio, no me parece al revés, que la oposición haya respetado siempre al gobierno. Reviso continuamente los periódicos y encuentro insultos contra el Presidente que si ocurrieran en Italia, serían sancionados con la cárcel. No se puede decir que la del 6 de diciembre ha sido una victoria de los narcotraficantes. Esta expresión me da vergüenza ajena, no como hombre de izquierda, como hombre a secas. ¿Cómo se puede hablar, en una cultura como la boliviana, calificando al cocalero como narcotraficante, o atribuyendo relaciones a un gran presidente y a un gran pueblo con el narcotráfico? El pueblo que votó por la fórmula ganadora, pero también el pueblo que votó por la oposición se mostró un pueblo de Bolivia maduro.

Por esas razones quiero expresar mi saludo al pueblo boliviano y al Presidente Evo Morales, alentarlos para ir adelante, porque con esta votación el gobierno tendrá fuerza para radicalizar el cambio a través de un apoyo sólido, en relación continua con los movimientos sociales. Quiero expresar mi apoyo con el corazón y la mente a cocaleros, mineros, mujeres, fabriles, obreros, campesinos, un gran abrazo a los pueblos indígenas, pero no con una pasión romántica, porque los considero como un movimiento de clase internacional. Ellos sufrieron un sacrificio enorme durante cinco siglos, desde cuando empezó el colonialismo, pero ahora pusieron un Presidente indígena en el poder, un Presidente que representa la voluntad de su pueblo. Este es un éxito, un triunfo de todo el mundo. ¡Adelante con la autodeterminación!

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