Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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21 de diciembre de 2010

La era de la salud pública nació en la URSS

el camarada Nikolai A.Semashko.
 Juan Manuel Olarieta

El concepto y, sobre todo, la práctica de la salud pública no han existido siempre sino que son una conquista de la Revolución de Octubre. Algo tan sencillo como esa práctica cotidiana y actual que consiste en acudir a un centro médico para cuidar nuestras enfermedades gratuitamente se la debemos al esfuerzo de los bolcheviques. La atención médica ha existido siempre... para unos pocos privilegiados; la atención a los obreros, los campesinos y la población, en general, sólo existen desde 1917 y sólo existirá en el futuro si somos capaces de defenderla al menos con tanta energía como pusieron otros en conseguirla.

La primera red sanitaria general de la historia fue obra de Nikolai A. Semashko, fundador del partido bolchevique y primer comisario (ministro) de Sanidad desde 1918 hasta 1930. En su libro sobre la “Protección de la salud en la URSS”, publicado en 1934, Semashko estableció tres principios básicos que debía reunir el servicio soviético de salud: unidad en la organización, participación de la población en la totalidad del trabajo de protección de salud y medidas profilácticas, es decir, la prevención.

Henry E.Sigerist
La sanidad soviética, por tanto, no era un servicio especialmente destinado a los obreros y campesinos sino una tarea en cuya planificación participaban activamente los sindicatos obreros, las cooperativas agrarias, los soviets y la población en general, es decir, millones de personas que atendían y eran atendidos por la red sanitaria más grande que nunca se había puesto en funcionamiento, alcanzado a cada uno de los rincones de la extensa URSS, incluidos los más alejados y remotos.

La implantación del modelo de medicina soviética en el mundo capitalista fue obra del suizo Henry E. Sigerist que, entre otros, impartió cursos en el Instituto de Historia de la Medicina de la Universidad John Hopkins de Estados Unidos. Sigerist viajó varias veces a la URSS y estudió meticulosamente su sistema sanitario, del que se convirtió en su divulgador más entusiasta: “Los estudios que he hecho durante tres veranos en la URSS -escribió- fueron quizás los más inspiradores de toda mi carrera. Admito francamente que estoy impresionado por todo lo que vi, por el esfuerzo honesto de una nación entera para darle atención médica a todo el pueblo”. El médico suizo siempre reconoció honestamente las aportaciones pioneras de la revolución socialista a la medicina mundial, que describió en su libro “Socialized Medicine in the Soviet Union” publicado en Nueva York en 1937.

Durante la I Guerra Mundial Sigerist fue movilizado como médico del ejército francés, lo que le permitió comprender el carácter imperialista de aquella terrible masacre y, a la vez, valorar la trascendencia histórica de la revolución de 1917: “Un nuevo orden político, económico y social ha nacido de allí y ha modificado muy profundamente las formas de la atención médica [...] Puesto que la salud es un bien al que todos tienen derecho el servicio médico es gratuito [...] La medicina preventiva tiene prioridad decisiva [...] El servicio médico se lleva a la población cada vez más por centros médicos, dispensarios, policlínicos [...] La cultura física se ha hecho popular [...] Lo que está sucediendo allá es el inicio de un nuevo período de la historia de la medicina”.

Médico e historiador de la medicina, Sigerist se convirtió en un socialista convencido. Sin llegar a ser nunca un marxista militante, gracias al estudio de la medicina se apercibió de que el socialismo era una forma superior de vida para la humanidad. Para el médico suizo el sistema sanitario soviético no sólo era un modelo válido de atención sanitaria que había que llevar al mundo entero; era algo mucho más importante que eso: la sanidad soviética culminaba una larga evolución histórica de los servicios de salud.

En 1938 escribió el artículo “Medicina socializada” para la “Yale Review” donde decía que “el pueblo tiene derecho a la atención médica y la sociedad tiene la responsabilidad de cuidar a sus miembros [...] Cada ciudadano debe tener una asistencia médica gratuita, los médicos, como los demás trabajadores de la salud, deben recibir un salario”. La salud no es sólo un problema técnico de asistencia al enfermo sino que se promueve activamente proporcionando condiciones de vida decentes, buenas condiciones de trabajo, educación, cultura física y formas de esparcimiento y descanso.

En 1943 en su libro “Civilization and desease” (Civilización y enfermedad) escribió que el mundo se disponía a dar el paso “de la sociedad de competencia a la sociedad de cooperación; irá hacia el socialismo”. La obra incorpora importantes tesis del materialismo histórico sobre la enfermedad en dos capítulos en los que analiza los determinantes materiales y económicos de la enfermedad. El libro le convirtió en un referente para los estudiantes y jóvenes médicos progresistas de todo el mundo. El 30 de enero de 1939 la revista “Time” ya había publicado su retrato en portada, calificándole como el historiador de la medicina más importante del mundo.

A través de Sigerist la influencia de la medicina soviética alcanzó a Estados Unidos. Con la ayuda de conocidos investigadores, el médico suizo creó la “American Soviet Medical Society”, que presidió Walter B. Cannon, amigo de Pavlov y profesor emérito de Fisiología de la Universidad de Harvard. La asociación editó la revista “The American Review of Soviet Medicine”. La promoción de la comprensión entre los pueblos era su modo de ayudar al intercambio cultural y científico.

Sin embargo, durante la caza de brujas de la posguerra fue ferozmente atacado por la Asociación Médica Norteamericana y el círculo más reaccionario de estudiantes de medicina de la Universidad Johns Hopkins. Fue purgado por la Comisión del Servicio Civil Gubernamental, lo que le impidió ocupar cargos públicos en lo sucesivo. Entonces decidió regresar a Suiza, donde comenzó a redactar su obra cumbre “Historia de la Medicina”, de la cual llegó a publicar el primer volumen.

Por influencia de la Revolución de Octubre y de Sigerist, en Inglaterra también apareció un movimiento en favor de la nueva medicina social y en 1930 Major Greenwood fundó la Asociación Médica Socialista que influyó decisivamente en el programa sanitario del partido laborista. Posteriormente con la ampliación del campo socialista en 1945 y la llegada del partido laborista al gobierno, los obreros británicos pudieron disfrutar de una red pública de atención sanitaria como la que ya disfrutaba la URSS desde hacía décadas.

Desde Suiza, Sigerist hizo varios viajes a Londres que culminaron en las Conferencias de Health-Clark en 1952, pronunciadas en la Escuela Londinense de Higiene y Medicina Tropical. Hasta su muerte en 1957 la ingente obra de Sigerist, que llena las bibliotecas de las facultades de medicina, inspiró la creación del nuevo sistema público de salud británico y otros parecidos en el mundo entero.

El remate de este proceso que se inició en la URSS también acabó en la URSS, en 1978, en Alma-Ata, durante la asamblea de la Organización Mundial de la Salud, cuando el bloque de países socialistas logró aprobar una resolución en la que, por primera vez, se definía a la medicina como un servicio público, con un único voto en contra: el de Estados Unidos. En medicina este principio se conoce como la Declaración de Alma-Ata y dice lo siguiente: “El pueblo tiene el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación y aplicación de su atención en salud”.

Hoy en cada dispensario médico, hospital o clínica pública del mundo siguen latiendo -inmortales- los principios de la Revolución de Octubre y su éxito al llevar a toda la humanidad algo tan preciado como es la salud.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Gracias por los artículos, son muy interesantes. Me han interesado mucho los dos últimos, porque soy enfermero y como agente sanitario no conocía estos datos. Salud.

10:55 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es muy importante que se difunda este tema, que no es muy conocido (p.ej: Sigerist de verdad no tiene artículo en wikipedia, sólo en esbozo en la de inglés). Sobre todo ahora cuando hay grupos de presión que siguen abogando por privatizar cada vez más y más los servicios y empresas públicas, que les siguen recondendando (u ordenando) a los países más pobres realizar privatizaciones. Y hay que tener en cuenta que el modelo de sanidad pública no es algo completamente difundido en todo el mundo. En muchos casos permaneció o incluso se profundizó un modelo privado o un modelo "mixto" tendiente a lo privado y que deja abandonado lo público. El ejemplo más grosero es el de EEUU, pero hay países latinoamericanos donde la salud sigue siendo paga. Por ejemplo una vez leí una encuesta mexicana donde, entre otras cosas preguntaban si uno estaba de acuerdo con la idea de que los pobres "pagaran menos" para atenderse en los hospitales públicos. Es decir, ni siquiera existe la noción de salud pública y gratuita aunque sea para los pobres, ya no digo universal. Conozco tesimonios de médicos que dicen que los chilenos que vienen a atenderse a los hospitales de la Patagonia argentina muchas veces preguntan al final de la consulta "¿cuanto es?", y eso es porque allá en Chile (yo diría que ya no es Chile, sino "pinochetia" o "liberalia" que es lo mismo) como mucho, si uno no puede pagarse una cobertura y tampoco puede aportar al Fonasa, hay que tramitar una "credencial" que acredita que sos tan pobre que no podés pagar por la atención médica. Así está la salud en muchos lados, por eso tenemos que valorar lo que tenemos en los países donde al menos existe la noción de la salud pública universal y gratuita, y luchar por sostenerla y mantenerla, enarbolando los derechos conquistados y la declaración de Alma-Atá: “El pueblo tiene el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación y aplicación de su atención en salud”. Un dato: en los indicadores de desarrollo humano, en general los países, mal que mal, tienden a ir progresando, de a poquito, de a millonésimas, de a días de expectativa de vida, etc. Es muy raro que un país pierda expectativa de vida por ejemplo, como mucho los gobiernos maquillarán el resultado para que parezca que se ha hecho algún progreso. La única región del mundo en donde estos indicadores se han deteriorado considerablemente en los últimos veinte años, es en los antiguos países socialistas: es la única región del mundo donde la tendencia pasó de ser a la alta a ser a la baja. Esto nos da una idea de lo mucho que perdieron con la caída del socialismo. Si mal no recuerdo, los rusos desde 1991 hasta ahora perdieron 5 años y medio de expectativa de vida. Y todos esos años de vida los habían ganado durante el socialismo. Se fue el socialismo y los perdieron. Es triste pero es así.

12:56 p. m.  

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