Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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23 de mayo de 2009

Fundamentalismo y política

Juan Manuel Olarieta Alberdi
Nosotros, los occidentales, no conocemos nada del mundo musulmán y, lo que es peor, no nos interesa conocerlo. Nuestra ignorancia es paralela a nuestro desprecio por una cultura que consideramos “inferior”. Sin embargo, ellos nos conocen perfectamente, nos estudian y se ríen de nuestra ignorancia. Son muy superiores a nosotros. Además, tenemos otro inconveniente: mientras nosotros somos escépticos, ellos están convencidos de lo que dicen. Finalmente, están dispuestos a llevarlo a la práctica. Nosotros carecemos de todo eso, no disponemos de ideas medianamente firmes, estamos paralizados por la vacilación.

Es frecuente calificar de “fundamentalistas” a las personas fieles a sus propias ideas, a las que siempre han defendido, las que forman parte de su propia personalidad. Parece que las ideas deben ser como la moda, transitorias, frívolas, superficiales, de modo que le permitan a uno decir hoy una cosa y mañana otra. Hay que ser práctico, tecnócrata, moverse por cálculos utilitarios y no por principios y máximas, que sólo existen en la religión, en el dogma. La religión parece ser siempre reaccionaria, sobre todo si se basa en axiomas; carecer de principios, por el contrario, parece ser símbolo de modernidad y de progreso.

Pero en realidad, también constituye religión pura y simple este nuevo pragmatismo, tan en boga en todos los ámbitos.

Guerras de religión

En Europa en 1648 la “paz” de Westfalia puso fin a treinta años de guerras religiosas con las que se trató de frenar el avance del protestantismo, logrando que los reyes tuvieran competencia para establecer la religión de sus países respectivos. La religión del rey se impuso como religión a sus súbditos (“cuius regio eius religio”).

Pero el protestantismo significó el declive de todas las religiones en Europa. Su idea de “sacerdocio universal” hacía de cada creyente un intérprete del dogma y, en consecuencia, inició una diáspora de corrientes, tendencias y movimientos, dogmáticos cada uno de ellos pero anti-dogmáticos en su conjunto. Inició la separación entre la Iglesia -reformada- y el Estado -burgués-.

La teología no había sido hasta entonces más que un succedáneo de las ideologías políticas: dogma cuando provenía de la clase dominante, y herejía cuando se trataba de la clase dominada. En cada lucha contra la herejía no había -generalmente- más que represión de un movimiento popular.

Así había venido sucediendo hasta que la filosofía se independizó de todo ropaje bíblico, lo que históricamente coincide con el avance del protestantismo, que no fue más que un repliegue de la religión hacia el mundo privado, de la conciencia, dejando a las ideologías políticas su propio terreno, el público.

Pero ese terreno público lo dejaron abonado de escepticismo, de agnosticismo: tanto en teología como en ideología, los protestantes introdujeron la duda, el anti‑dogmatismo, la incertidumbre permanente. Al final, la teoría cede en beneficio de la práctica, la teología en beneficio de la ingeniería, y el escolasticismo en beneficio del empirismo. El mundo pasa a dividirse en dos campos: los dogmáticos y los escépticos, los fundamentalistas y los relativistas, los fanáticos y los tolerantes.

O r t o d o x i a

El término “fundamentalista” viene a suceder a aquel otro también denostado de “ortodoxo” y al más viejo aún de “sectario”. Ahora ya -casi- nadie se atreve a proponer nada por estos lares. Predomina el vacío ideológico más espantoso; todo suena utópico e inútil. Pretenden que no seamos protagonistas sino espectadores, que observemos los sucesos con frialdad, desde la lejanía. Se puede opinar, comentar y hasta criticar, pero siempre que se trate de lo ajeno, de aquello en lo que no se interviene ni participa. Y los acontecimientos se deben analizar tal y como el periodista o el fotógrafo nos presentan la realidad: en la distancia, como árbitros imparciales. Debes renunciar a intervenir para poder opinar. Nadie está en posesión de la verdad absoluta -dicen- por lo que hay que sumar las “medias verdades” de cada uno para poder decidir. Así que la verdad se determina por mayoría y el pragmatismo se convierte en la filosofía oficial de esa “mayoría”.

El pragmatismo no es más que la religión de la democracia burguesa: sólo es verdad lo útil, lo que funciona en el mundo real. Es la única filosofía que ha tenido su origen en los Estados Unidos, su única aportación cultural al mundo (aparte del jazz), y fue elaborada por piadosos protestantes. Es como la “filosofía de la praxis” pero sin filosofía. Es un relativismo absoluto: no se puede ser creyente ni ateo; hay que ser agnóstico. Además, se singulariza por la predestinación: ¿para que tratar de cambiar un mundo que está “condenado” a ser como es, o sea, capitalista?

Fue el calvinismo quien rompió la teocracia medieval, separó la Iglesia ‑presbiteriana‑ del Estado -burgués- sobre la base de dos claves: la Iglesia -protestante- carece de organización y jerarquía: es sólo doctrina y dogma; el Estado -capitalista- es sólo organización y jerarquía: carece de doctrina y dogma. Este Estado burgués calvinista no sólo admite todas las creencias, opiniones e ideologías, sino que, además, es “neutral” ante ellas, tolerante, abierto y no intervencionista: aconfesional en lo religioso, neutral en lo ideológico y abstencionista en lo económico.

La democracia calvinista no consiste, por tanto, más que en reducir los problemas cualitativos en cuantitativos, acudiendo a la “opinión mayoritaria” como criterio de veracidad. Cada uno tiene que dejar de defender su tesis para someterse a la de los demás. Pero incluso algo tan sencillo como eso envuelve una contradicción insoluble: sólo se pueden sumar cantidades homogéneas; para poder sumar, la “mayoría” tiene que eliminar la pluralidad, la diversidad, la heterogeneidad.

En contra de lo que se cree, pluralismo y democracia son términos opuestos. No pueden votar los obreros con sus patronos; los carceleros con sus presos; los alumnos con sus profesores; los insumisos con sus generales; los verdugos con sus víctimas. Para poder votar hay que tener los mismos intereses, las mismas necesidades: hay que pertenecer al mismo grupo, al mismo cuerpo social. No puede haber intereses comunes entre clases, grupos y colectivos opuestos y enfrentados.

La construcción del Estado burgués se lleva a cabo sobre la base de una uniformidad, a la que se denomina “nación” que no es más que la burguesía como clase y de la que se excluyen a todos los demás grupos sociales, incluso mediante el exterminio. La concepción burguesa de la nación como unidad, uniformidad y homogeneidad no sólo excluye, por supuesto, al proletariado, sino que además es lo que da lugar precisamente a las diversas “cuestiones nacionales”, a la opresión de las naciones minorizadas que comienza a producirse ya en los mismos orígenes del capitalismo. Así sucedió en Estados Unidos con los indios o en España con los moriscos. Se perseguía una homologación cultural, religiosa, social y nacional.

El diluvio universal

La teología no era más que una divinización de la política; y a la inversa. Desde siempre los análisis políticos y teológicos revistieron un aspecto dialéctico; hay cielo e infierno, burgueses y proletarios, buenos y malos, reaccionarios y revolucionarios; virtud y pecado. Es inconcebible pretender analizar cualquier fenómeno social sin comprender el antagonismo que envuelve. Calvino envió a Servet a la hoguera, pero éste hubiera hecho lo mismo con Calvino: la unidad o la trinidad de dios no podían resolverla de otra manera, no cabían votaciones, “mayorías”, “democracias” ni parlamentos. Si los cistercienses hacían del Estado ‑feudal- el “brazo armado” de la Iglesia -romana- los luteranos invirtieron los términos: los sacerdotes no eran más que funcionarios del Estado, su “brazo ideológico”, idea ésta que fue la que finalmente se impuso.

Fueron los protestantes, pues, quienes convirtieron a los ministros de dios en ministros del gobierno burgués. En esta España “democrática”, lo mismo que en los Estados Unidos, existen los capellanes castrenses, uno de los ejemplos de que también nosotros tenemos nuestros “mullahs”, nuestros “ayatollahs” y nuestras “guerras santas” ¿No es la reina de Inglaterra al tiempo la jefa de la Iglesia de su país? ¿No nos dicen los medios de comunicación que lo del Ulster es una guerra entre católicos y protestantes? Todas las constituciones monárquicas europeas han declarado “sagrada” la persona del rey, inviolable e irresponsable. Tampoco queda tan lejos la imagen del Papa bendiciendo los cañones que Mussolini enviaba a conquistar Abisinia. Las propias lenguas nacionales fueron desarrolladas contra el latín papista: la predicación en el lenguaje popular vernáculo es una idea básica de los protestantes. Lutero y Calvino están considerados entre los forjadores de los idiomas alemán y francés respectivamente. “La traducción que Lutero hizo de la Biblia -escribió Hegel- ha sido de un valor inapreciable para el pueblo alemán. Este ha recibido en ella un libro nacional, como no lo tiene nación alguna del mundo católico. Las naciones católicas tienen un sinnúmero de libritos de oraciones; pero no un libro fundamental para el adoctrinamiento del pueblo”.

La función religiosa fue siempre la de recabar e imponer sumisión a las clases subalternas. Los mayores peligros para la religión han derivado siempre de las revoluciones, de las sublevaciones populares, porque demostraban el fracaso y la ineficacia de la función sacerdotal, el divorcio entre el pueblo y el púlpito.

La guerra santa

Igual que en todas las épocas históricas de cambio acelerado, los pueblos se aproximan a las ideologías que necesitan para orientar y justificar su protesta. Y si en los países de influencia protestante esa ideología reviste una apariencia laica, en aquellos otros, como los musulmanes, reviste apariencias religiosas, islamistas.

La teología islámica ‑como todas las teologías- es capaz de proporcionar los recursos necesarios para insuflar ánimo a la lucha de los musulmanes oprimidos, humillados y vilipendiados, lo mismo que la Biblia sirvió en la revolución inglesa del siglo XVII tanto a los episcopalianos del arzobispo Laud como a los presbiterianos del reverendo Knox o a los puritanos de Thomas Cartwright.

La polémica sobre la “guerra santa”, no es más que una vieja discusión en términos teológicos, que incluso Lenin utilizó para referirse a la Primera Guerra Mundial como guerra “injusta”, o sea, “imperialista”. El problema consiste en discutir precisamente si es o no “santa”, o sea justa y progresista. La tropa que Cromwell reclutaba por las tabernas para hacer la revolución en Inglaterra, acabó transformándose en “el ejercito de los santos”, al que también se le llamó “ironside” (costilla de hierro) porque jamás se rendía: hoy los llamarían fanáticos y fundamentalistas, pero fueron los forjadores de la Inglaterra moderna.

El carácter belicoso de la teología brota por todos los poros. El evangelio de San Mateo (26,51) como el de San Lucas (22,47) cuentan que al ir a detener a Jesús cuando rezaba en el huerto de los Olivos, algunos seguidores pretendieron evitarlo sacando sus espadas, hasta el punto de que llegaron a cortar la oreja de un ayudante del Sumo Sacerdote (San Juan 18,10). No cabe duda, pues, de que los 12 apóstoles no eran más que una organización que el telediario calificaría de “terrorista” y “fundamentalista”. Entonces portaban espadas como hoy portarían fusiles de asalto. En otro apartado, el evangelio de San Lucas cuenta (22,36) cómo Jesús recomendaba a sus seguidores que lo vendieran todo y compraran armas, porque iban a ser perseguidos y debían defenderse.

Las guerras de religión del siglo XVII fueron la expresión más clara de ese intento de resolver los problemas políticos a cañonazos: “La existencia de los protestantes -recurrimos otra vez a Hegel- no podía asegurarse sin lucha en ninguna parte, pues se trataba no de la conciencia como tal, sino del poder político y propiedad privada que los protestantes habían tomado contra los derechos de la Iglesia y que ésta reclamaba”.

El intelectual tolerante de nuestros días carece de ideas propias y, por tanto, no está dispuesto a luchar por ellas, a sacrificarse; el fundamentalista está convencido y, pese a padecer tortura y cárcel no cede; por el contrario, la misma práctica, el mismo choque de sus ideas con la realidad y con el antagonista, o le hacen cambiar o le se las confirman cada vez con mayor rotundidad. El escéptico calvinista no quiere verificar sus ideas; dice que él no es el mesías y que no quiere imponer su forma de pensar a los demás; no puede contrastar su pensamiento, de manera que es siempre errático. Por contra, el fundamentalista acaba transformando en ciencia sus convicciones: sólo los fundamentalistas han triunfado en la historia porque sólo ellos han estado dispuestos a luchar, a batirse en la “guerra santa”. Decía Hegel que “el pensamiento se ha convertido en violencia allí donde lo positivo que tenía enfrente era violencia”. Y es que ese abismo que nos han pintado entre ideas (cualesquiera) y violencia, simplemente no existe.

18 de mayo de 2009

Alfonso Sastre, escritor comunista que ha impulsado literatura proletaria de alto nivel.

http://www.noticiasdealava.com/ediciones/2006/07/17/mirarte/cultura/fotos/2320120.jpg

http://www.kaosenlared.net/noticia/magistral-charla-alfonso-sastre-bilbao: el autor se declara comunista sin ambajes

http://www.sastre-forest.com/: su web personal con numerosas fotos incluyendo una con el escritor Mario Benedetti que acaba de fallecer y con el Comandante Fidel Castro.

Plena solidaridad de Civilización Socialista con el destacado escritor comunista Alfonso Sastre, cuya candidatura electoral ha sido impugnada por el régimen monárquico semi fascista. Renunció a su militancia en el Partido Comunista de España (PCE) en contra de la deriva derechista y revisionista impulsada por Santiago Carrillo y su equipo. Una carta-poema a Carrillo se puede leer en su poemario "Balada de Carabanchel y otros poemas celulares"(1976). En su obra de teatro "El Camarada Oscuro"(1972) rinde homenaje al militante comunista anónimo, heroico y de base luchador en la clandestinidad contra la dictadura franquista, que es el régimen madre del actual régimen monárquico. Desarrolla la teoría del arte desde el marxismo en su obra "La Revolución y la crítica de la cultura"(1970). Se inspira en la obra de Bertold Brecht "Los fusiles de la madre Carrar" en su obra de teatro "Las guitarras de la vieja Izaskun" (1979, sin estrenar). Su amplia obra de dramaturgo, poeta, teórico del arte, novelista y ensayista merece ser leída. Se declara comunista sin tapujos (véase el primero de los link). Entre las medallas y reconocimientos que ha recibido está la Medalla cubana Haydée Santamaria. Es un auténtico civilizador socialista, creador artístico, militante comunista sin partido. Sus obras han sido publicadas en la editorial Hiru Argitaletxea creada por su fallecida compañera Eva Forest en 1991. El franquismo lo procesó, exilió y encarceló y la monarquía lo silencia, margina y proscribe.
La Revolución traerá la democracia,la República confederal, las libertades para las masas, la autodeterminación para los pueblos, el pleno empleo y el progreso.
¡¡¡ Abajo la monarquía fascistizante zapatero-aznariana!!!
¡¡¡ Por la Revolución socialista!!!
¡¡¡ Sólo la república popular confederal asegurará las libertades para las masas y la férrea dictadura contra la oligarquía asesina y corrupta!!!

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Acción pacífica conjunta de comunistas turcos y patriotas kurdos ¡VIVA LA UNIDAD DE LOS LUCHADORES!‏

Acción unida del PCML y del PKK por los mártires



El 5 de mayo, militantes del PCML y del PKK* llevaron a cabo una acción unida en el barrio de Estambul Atasehir saludando los mártires revolucionarios de mayo en nombre de Orhan Yilmazkaya, que mostró una resistencia revolucionaria contra el ataque de la policía el 27 de abril y militó con la policía por 6 horas antes de cayer mártir, y en nombre de Deniz Gezmis. Los militantes abrieron una pancarta diciendo "Orhan Yilmazkaya vive, los mártires de mayo de las montañas al mar son inmortales" durante la acción siguiendo por 2 horas y militaron contra la policía, que trató de atacarles. Después, la policía tenía que replegarse. En la acción gritaron consignas como "Viva nuestro partido PCML", "Orhan Yilmazkaya es inmortal", "Mil saludos a aquellos que cayeron con sus armas en mano" y "Viva la solidaridad revolucionaria".

[PKK *] = Partido Obrero de Kurdistán

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Sólo en el socialismo otra Guatemala es posible‏

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Escrito por Partido Guatemalteco del Trabajo
Monday, 27 de April de 2009




Por un primero de mayo clasista, radical y revolucionario



Manifiesto: Sólo en el socialismo otra Guatemala es posible



Por: Partido Guatemalteco del Trabajo



A finales del 2008 y lo que va del 2009, la clase trabajadora del campo y la ciudad resiente con mayor agudeza la crisis del capitalismo que se expresa en el descalabro del sistema bancario mundial (con grandes robos de "honorables" empresarios, la quiebra de muchos bancos y la pérdida de ahorros y pequeñas inversiones de los trabajadores).
Como siempre ha sucedido, estas crisis afecta fundamentalmente a la ya paupérrima y vilipendiada clase trabajadora. Millones de trabajadores han perdido sus empleos, sus pequeños negocios, han sido echados de sus casas, han perdido la seguridad social y la posibilidad de resolver necesidades de alimentación, salud, educación, vivienda y vejez, todo ello objeto de mercancía en el capitalismo.
Esta crisis que ya no es novedad para los guatemaltecos, pues conocimos su expresión en casos de fraude que se mantienen en la impunidad: Bancafe, Banco de Comercio, Empresarial, Metropolitano, Promotor, Offshores, entre otros casos. Sin embargo, en este momento la resentimos más pues estamos ante la pérdida de nuestro empleo, la disminución de las remesas, la deportación, la pérdida de mercado para nuestros productos agrícolas, el encarecimiento de la canasta básica y del transporte, etc.

Pero esta crisis tiene su explicación en el sistema capitalista, construido para que la burguesía se enriquezca permanentemente a través de la explotación de la clase trabajadora (proletariado) y del despojo de los recursos nacionales, todo ello a costa de nuestra pobreza y miseria. También se explica porque el sistema capitalismo está organizado para que la burguesía se enriquezca aun más; por ello produce más de lo que se necesita (como productos chatarra y de lujosas banalidades) y no produce lo que realmente se requiere (como alimentos baratos), pues su lógica es producir sólo aquello que le representa la máxima ganancia, inclusive haciendo de la vida, de los niños, de las mujeres, simples mercancías que se venden, legal o ilegalmente, al mejor postor. Cuando no se logra vender todo lo que se ha producido, entonces se provoca las crisis de sobreproducción y que las tasas de ganancia disminuyan, lo que genera crisis como la que actualmente vivimos.

Para resolver no solamente la disminución de sus ganancias sino para salvar su sistema capitalista, la burguesía hace que sus Estados trasladen millones de millones de dólares a sus empresas (el llamado ³salvataje financiero² que se realiza en Estados Unidos, Europa y que también lo hemos conocido en América Latina y Guatemala en específico donde se le entregaron a los bancos mafiosos más de mil millones de quetzales), dinero que procede de nuestros impuestos y que debiera servir para garantizarnos seguridad, salud, educación, etc.
Malversan nuestros recursos para trasladárselos a las burguesías locales y mundiales.

Los gobiernos compran empresas quebradas o las que han hecho robos millonarios para garantizar a los dueños (industriales, banqueros, grandes comerciantes y finqueros) no solamente que no pierdan su capital sino para que obtengan gigantescas ganancias de la transa. Para ello no solamente les trasladan los fondos del Estado, sino que endeudan a nuestros países con las mismas instituciones de la burguesía mundial y de los países imperialistas, tal el caso del Banco Centroamericano de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es un juego perverso en donde se nos explota a través de las empresas, se nos expolia a través de los Estados capitalistas y en el cual nuestra clase, la clase trabajadora, es privada de lo esencial, mientras a la burguesía se le hace cada vez más rica.

Lo grave, además, es que en Guatemala esta crisis se da sobre cimientos de miseria, de políticas neoliberales, de despojo y represión. Cerca del 80% de la población guatemalteca vive en la pobreza, incapaz de cubrir sus necesidades fundamentales; la parte de la clase trabajadora que cuenta con empleo, gana salarios de miseria y trabaja en condiciones infrahumanas. Mientras, la burguesía, la clase social que maneja el capital y el poder capitalista, intensifica sus acciones de explotación y saqueo de los recursos nacionales (minerales, petróleo, agua, tierra) y profundiza la destrucción del ambiente. En esa dirección, sus gobiernos siguen aplicando políticas neoliberales y populistas que protegen sus intereses y buscan mantenernos sumisos. Y Sólo en el Socialismo otra Guatemala es posible cuando luchamos por nuestros intereses y derechos --que no son los intereses y derechos de la burguesía, las mafias y los políticos corruptos--, se nos impone una política de criminalización y represión.

Es esto lo que está ocurriendo con el gobierno de Álvaro Colom, un gobierno protector de los intereses de los burgueses (terratenientes, banqueros, industriales/maquileros y grandes comerciantes), incluidos sus financistas: grandes empresarios y gentes vinculadas con mafias nacionales y regionales. Mientras, las necesidades del pueblo y de la clase trabajadora simplemente son inexistentes en sus políticas.
El gobierno de Colom tiene una política de circo y dulces a través de su discurso de ³solidaridad², mientras con sigue clavando una puñalada por la espalda. La supuesta oposición política, que juega al gato y al ratón con los ojos cerrados, pareciera estar promoviendo la desestabilización no solamente para garantizarse el relevo gubernamental sino ­inclusive- para promover la conformación de un Estado más fascista y hasta una intentona golpista con la complicidad de la Embajada yanqui.

Por eso afirmamos, el capitalismo nos está llevando a la miseria, a la destrucción y la muerte. Por eso, como clase trabajadora, como sectores populares y como pueblos indígenas organizados, debemos resistir y luchar a las embestidas del capital y su Estado, articularnos y unirnos, y avanzar hacia la destrucción del sistema capitalista y la construcción del único sistema verdaderamente alternativo: el Socialismo.

El Estado capitalista, los gobiernos burgueses y sus supuestas oposiciones ­como sucede en Guatemala-, no hacen más que defender los intereses de la burguesía local y mundial. Por esto debemos acabar con este Estado y este su gobierno, e instaurar el Estado proletario, popular y verdaderamente democrático, al servicio de las mayorías.
Por eso es necesario abandonar las estrategias electoreras y pro sistémicas y las políticas de colaboración con este Estado burgués, oligárquico y pro imperialista, y avanzar en una estrategia verdaderamente revolucionaria, que nos permita liquidar el capitalismo e instaurar el Socialismo.

Sólo en el Socialismo la clase trabajadora, el pueblo en general, los pueblos indígenas y todos los explotados y oprimidos, tendremos la posibilidad de ser sujetos de nuestro destino y construir una sociedad basada en la igualdad, la justicia y la solidaridad.

¡Viva la clase trabajadora y la lucha de los explotados y oprimidos!

¡Viva la Revolución Guatemalteca!

¡Viva el Socialismo!

PARTIDO GUATEMALTECO DEL TRABAJO

Por Guatemala, la Revolución y el Socialismo

¡Proletarios del mundo, uníos!

Guatemala 1º de Mayo 2009.

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16 de mayo de 2009

La sangre vertida junta de la España republicana y la Unión Soviética socialista fructificará en una gran cosecha de comunismo. LO JURAMOS.‏

GRAN GUERRA PATRIA, LOS PATRIOTAS ESPAÑOLES Y RADIO MOSCÚ



En todo calendario ruso, el 9 de mayo aparece de rojo, como el Día de la Victoria. Para nuestro pueblo, esta es la fecha mas memorable de todos los hechos del siglo XX: la derrota del fascismo hitleriano en la que la URSS hizo una porte decisivo. Ello es sabido en todo el mundo, y entre ellos los españoles. Les invitamos a escuchar las notas del periodista Igor Kudrin, quien durante 10 años trabajó como corresponsal nuestro en Madrid.


Cierta vez me encomendaron, entonces un joven reportero de radio Moscú, entrevistar al conocido pintor ruso Borís Korzhevski. Durante algunos meses había trabajado en Cuba y, al término de su visita creó mas de 60 lienzos que versan sobre el país y sus habitantes. Después de aquella conversación, Boris me regaló un libro con reproducciones de sus trabajos que comencé a estudiar inmediatamente. El retrato de un joven demacrado, a todas luces europeo, llamó mi atención. “Es el poeta español Marcos Ana, a quien conocí en la Isla”, me explicó el pintor. Marcos Ana, siendo todavía un mozalbete optó por defender la república, resultó herido, cayó prisionero y fue condenado al paredón. Un tribunal franquista lo indultó dado que era un joven y lo arrojó a la cárcel donde pasó 23 años.
Transcurrieron 5 años, y encontrándome en Madrid como corresponsal tuve que cubrir cierta vez una conferencia internacional, a cuya tribuna subió una persona delgada y de cierta altura. Sus rasgos me sugerían a alguien, y de pronto recordé el retrato de Korzhevski. Después de la sesión me acerco al orador. “Gusto de saludarlo Marcos Ana”. Me miró con extrañeza pues lo saludaba un extranjero desconocido que es mas, lo llamaba por su nombre. Y yo le cuento la historia de como lo había conocido a distancia.


El pintor me había contado de manera breve, pero exacta la biografía del poeta. No sabía solamente que, en realidad, el personaje de su lienzo se llamaba Fernando Macarro. Marcos era el nombre de su padre, quien enloqueció al enterarse de la sentencia dictada contra su hijo. Y la madre se llamaba Ana. La buena mujer murió junto a los muros de la cárcel en la que Fernando desfallecía entre rejas. El poeta, al enterarse de que trabajo en radio Moscú me contó una interesante historia. Cierta vez, después de una tanda mas de interrogatorio, exhausto y sangrante lo arrojaron a una celda de la tristemente conocida cárcel de Carabanchel. No recuerda cuanto tiempo estuvo sin conocimiento sobre el piso, hasta que, en un momento sintió que por debajo de de la puerta de la celda le hacían llegar una tarjeta. A duras penas pudo leer en la semioscuridad. “Los rusos derrotaron a los fascistas en el Volga. Hitler tiene los días contados. Resiste como los héroes de Stalingrado…”. Desde entonces que de vez en cuando recibía Marcos Ana tales mensajes lacónicos pero que le acariciaban el alma. Mas tarde se enteró que uno de los guardianes que simpatizaba con los republicanos escuchaba por las noches las noticias desde Moscú en español, las que luego exponía oralmente o, en tres líneas en un papel que entregaba a personas de su confianza. Marcos Ana, quien había cruzado las puertas de la cárcel a los 19 años y la abandonó solamente a los 42 reconocerá mas tarde que, “las noticias que me hacían llegar ustedes eran para nosotros como bocanadas de aire puro. Ellas me daban, junto a mis camaradas en desgracia fuerzas y generaban esperanzas de vida…”.


En Madrid también, a principios de la década del 80, la casualidad me llevó a conocer a José María Bravo. Junto con sus amigos, miembros de la Asociación de Pilotos Republicanos, visitaba regularmente un café de esa capital, que sus colegan denominaban su “cuartel general”. Conversando tazas de café o copas de vino resolvían sus problemas e hilvanaban recuerdos. Yo escribía sus relatos que mas tarde eran transmitidos por Radio Moscú. Lamentablemente, las grabaciones hechas con la técnica de aquellos tiempos no se conservan. Entonces me enteré que había realizado estudios en la Escuela soviética de pilotos y, mas tarde, en cazas soviéticos junto con amigos soviéticos había protagonizado combates aéreos en los cielos de España. El lugar de los que perecían eran ocupados por ases no menos intrépidos. Después de la derrota de la República, algunos vinieron a dar a Moscú e inmediatamente pidieron ser enviados al frente. Así, unos continuando volando y derribando bombarderos fascistas. Otros integraban destacamentos guerrilleros con los que atacaban convoyes nazis y hacían volar por los aires trenes con armas y soldados enemigos. Cientos de españoles combatieron valientemente en distintas unidades del Ejército Rojo. Recuerdo como se enorgullecían por los títulos y condecoraciones soviéticas Francisco Meroño, autor de unos cuantos libros, entre ellos las Memorias, titulada “Así como fue”, y Antonio García Cano. Ellos me hablaron de su amigo Luís Lavin, uno de los tantos niños españoles que fueron traídos a la URSS para salvarlos de los horrores de la guerra civil. Al comienzo de nuestra Gran Guerra Patria tenían tan solo 16 años. Sin embargo, dos años mas tarde se incorporó a las contiendas aéreas.


Durante las conversaciones en ese café, los veteranos pilotos recordaron de pronto que su interlocutor era un corresponsal soviético que tenía relación con la radio. “Nosotros escuchábamos Moscú en el idioma natal en distintos puntos de Rusia y en toda Europa”, me contaba José Bravo. Es cierto que, como comprenderás, lo que menos teníamos era tiempo libre, pero cuando teníamos la posibilidad y un receptor a mano, inmediatamente sintonizábamos las ondas amigas. Y es nos informábamos no solo de la marcha de los combates contra los fascistas en todos los frentes, sino también de la deplorable situación en nuestra patria…”.


El 9 de mayo de 1995, junto con José y sus camaradas viajamos a las afueras de Madrid, donde en la fosa común de un viejo cementerio dormían el sueño de los justos y los valientes mas de un centenar de militares rusos que habían caído y perecido por la república española. Depositaron flores, alzaron una copa de Rioja en recuerdo de los héroes. Mas tarde, en la recepción organizada en la embajada de Rusia, muchos de ellos fueron distinguidos con la medalla conmemoratoria en homenaje del cincuentenario de la Victoria sobre el fascismo. El primer brindis que pronunciaron al unísono los veteranos de pronto rejuvenecidos fue el siguiente: ¡Por nuestra victoria común!
Hasta aquí las notas del periodista Igor Kudrin.

08.05.2009


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13 de mayo de 2009

El régimen criminal de Georgia terminará por caer y la OTAN saldrá derrotada.‏

Informa el blog de un profesor de la Universida del País Vasco (UPV): http://postsovietico.blogspot.com/2009/05/vuelven-las-protestas-y-los-ejercicios.html


2009/05/07

Vuelven las protestas y los ejercicios militares

Tras los incidentes nocturnos entre la policía y la oposición en Tbilisi, el saldo es de decenas de opositores heridos y 23 de ellos hospitalizados. Atrás queda la revuelta militar; sirvió para ensuciar a la oposición aunque nadie se ha creído la versión oficial de los sucesos, tampoco los aliados de Saakashvili.

Por otro lado, aumenta la lista de países que finalmente no participarán en las maniobras militares lideradas por la OTAN en territorio georgiano. De la veintena inicial, ya se han caído Kazajistán, Moldavia, Serbia, Armenia, Suiza, Emiratos Árabes y por motivos económicos Letonia y Estonia. España manda 30 militares.

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Batalla de Dien Bien Phu: victoria histórica vietnamita‏

Batalla de Dien Bien Phu: victoria histórica vietnamita


Tras la derrota, Francia se vio obligada a la firma de los acuerdos de Ginebra del 21 de julio de 1954, que debían establecer la paz en Indochina y la integridad territorial de Vietnam, Laos y Cambodia


Por: Walfredo Angulo
Correo: digital@jrebelde.cip.cu
06 de mayo de 2009 00:48:40 GMT
Giap, de pie, explica a Ho Chi Minh y otros
dirigentes norvietnamitas el plan para rendir
a los franceses acuartelados en Dien Bien Phu.


¿Sabía usted que hay un solo general sobre la tierra que ha derrotado a tres poderosos ejércitos de potencias mundiales?

Las respuestas a esta interrogante puede encontrarla en el volumen Guerra del Pueblo. Ejército del Pueblo, del general Vo Nguyen Giap, publicado por la editorial Ciencias Sociales y presentado en la reciente Feria del Libro. Este representa para su autor un saludo de victoria al pueblo de Cuba, a propósito de cumplirse el aniversario 55 de esa campaña bélica (13 de marzo al 7 de mayo de 1954).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón consideró oportuna la ocupación de Indochina* al entrar los alemanes a Francia y que el ejército francés capitulara vergonzosamente ante los fascistas japoneses. Para diciembre de 1944 se había creado el Destacamento de Propaganda del Ejército de Liberación de Vietnam, que sería dirigido por Giap, y con armas arrebatadas al invasor se multiplicaron los grupos guerrilleros y las zonas liberadas.
El ejército vietnamita, con el apoyo mayoritario del pueblo, inició la insurrección general contra la oligarquía feudal japonesa, que culminó con el triunfo de la Revolución de agosto de 1945 y la toma de Hanoi, luego de ocupar las principales ciudades del país, lo que dio surgimiento a la República Democrática de Vietnam.
Proclamada la independencia, los colonialistas franceses, con apoyo de Inglaterra primero y de Estados Unidos más tarde, se lanzaron a la reconquista de Saigón, en la parte sur del país.
Al finalizar la Guerra de Corea (25 de junio de 1950 al 27 de julio de 1953) y firmarse el armisticio entre sus contendientes, Francia, con el apoyo de Estados Unidos, incrementó su presencia militar en Indochina. Si en 1950 Washington cubría solo el 15 por ciento de los gastos de guerra en la región, alcanzó el 80 por ciento en 1954, básicamente con material bélico.
Luego de este necesario recuento estamos a las puertas de Dien Bien Phu, importante nudo de carreteras a unos cien kilómetros al oeste de Hanoi, valle rodeado de picos montañosos.
Cuando visité ese lugar en 1984, a propuesta de Vo Nguyen Giap, como colofón de una entrevista que le hiciera por el trigésimo aniversario de esa histórica batalla, aún las trincheras, fortines, blindados y cañones parecían humeantes y con vida.
El lugar había sido considerado como una fortaleza inexpugnable. El presidente norteamericano Richard Nixon la consideró imbatible. El valle, de 18 kilómetros de largo, disponía de tres grupos de artillería incluidos cañones de 180 milímetros, una compañía de tanques, 200 camiones artillados, un batallón de ingenieros, una escuadrilla de 12 aviones y más de 16 200 hombres, en su mayoría fuerzas élite.
Fueron 55 días de férreos combates, donde la inteligencia superó el poder de las armas. La prepotencia impidió a los franceses ver que a pesar de su sofisticada artillería, los cañones vietnamitas de 57 milímetros, trasladados a través de decenas de kilómetros y ubicados en cavernas, al disparar desde la altura, aniquilaron las fortificaciones y trincheras enemigas.
Los disparos caían sobre Dien Bien Phu en suma geométrica, lo que provocó el suicidio del jefe de la artillería francesa, coronel Valentín Pirot, mientras trincheras envolventes acercaban cada vez más a la tropa vietnamita a las posiciones enemigas, que fueron tomadas una a una en combates cuerpo a cuerpo, hasta el asalto final el 7 de mayo de 1954.
El mayor general De Castries y su estado mayor se rindieron incondicionalmente, junto a más de 1 740 oficiales y suboficiales, mientras 16 200 soldados fueron aniquilados o hechos prisioneros.
Francia se vio obligada a la firma de los acuerdos de Ginebra del 21 de julio de 1954, que debían establecer la paz en Indochina y la integridad territorial de Vietnam, Laos y Cambodia. Pero el territorio vietnamita quedó dividido en el paralelo 17, y franceses y norteamericanos establecieron un régimen títere, creando condiciones para atacar.
La guerra de Estados Unidos de 1954-75, obligó a Washington a desplegar más de medio millón de soldados norteamericanos en el sudeste asiático, junto a 70 000 efectivos de otros países que se sumaron a la agresión.
La histórica campaña Ho Chi Minh, que culminó con la humillante huida de los agresores estadounidenses el 30 de abril de 1975, con la toma de Saigón, motiva que el longevo general Vo Nguyen Giap muestre aún una eterna sonrisa de victoria.

*Península del sudeste asiático, situada entre la India y China, actualmente formada por Camboya, Vietnam, Laos, Birmania y Tailandia.

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12 de mayo de 2009

Vietnam: Felicitan al legendario General Vo Nguyen‏

Vietnam: Felicitan al legendario General Vo Nguyen

En ocasión del 55 aniversario de la histórica victoria de Dien Bien Phu (7 de mayo)



Vietnam: Felicitan al legendario General Vo Nguyen Giap

VNA

El secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nong Duc Manh, agradeció al legendario General Vo Nguyen Giap por sus enormes contribuciones a la revolución nacional.

En ocasión del 55 aniversario de la histórica victoria de Dien Bien Phu (7 de mayo), Nong Duc Manh visitó el destacado alumno del Presidente Ho Chi Minh y excomandante en jefe del Ejército Popular de Viet Nam y le deseó que tenga buena salud para contribuir a la causa revolucionaria del Partido y al desarrollo del país.

En el mismo sentido, una exposición fotográfica titulada "General Vo Nguyen Giap- Momentos", del fotógrafo Tran Hong, quedó inaugurada hoy en esta capital.

En la muestra que se prolongará hasta el próximo día 10, se presentarán al público momentos recordados, reales y emotivos a través de las 99 fotos simbólicas de las primaveras del General.

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Portal de Internet
Refundación Comunista
Puerto Rico

www.refundacioncomunistapr.com

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Noticias de Ecuador‏

La victoria de las fuerzas de izquierda, una garantía para radicalizar el proceso de cambio.

los camaradas ecuatorianos logran una victoria expectacular, dentro de la tendencia de cambio se afirma el Presidente Correa como lider indiscutible de la revolución "ciudadana" y los comunistas aumentan su voto a la asamblea en un 100%.El PCE tambien logra colocar a camaradas en concejalias y prefecturas dentro de la Alianza Pais.



El crecimiento logrado por el MPD es el resultado de la aplicación de una política justa que se ha aplicado al interior de la tendencia, de una importante vinculación con los sectores populares, de un trabajo tesonero junto a los trabajadores y los pueblos

Los resultados electorales son favorables para la izquierda revolucionaria; de manera importante, los sectores populares respaldaron a sus candidatos en todo el país, hasta el momento los datos electorales señalan que el MPD alcanzaría 6 curules en la Asamblea, dos de ellas en alianza. Este bloque estará encabezado por el compañero Jorge Escala, hoy reelegido como Asambleísta Nacional con más de 300 mil votos, junto a el están: Linder Altafuya de Esmeraldas, Francisco Ulloa de Cotopaxi, Ramiro Terán de Imbabura y María Molina de Cañar. Al cierre de esta edición se conocía que el MPD obtenía varias alcaldías: Esmeraldas, Muisne, Río Verde, en el Oro la alcaldía de Portovelo; Puerto López y Paján en Manabí; Urdaneta en los Ríos; en Zamora la Viceprefectura con una alianza PK- MPD a esto se suma más de cuarenta concejalías que se alcanzaron a nivel nacional.

Al término de este proceso electoral es claro el avance de la tendencia democrática, patriótica y de las fuerzas de izquierda. El triunfo alcanzado las listas 15 sintetiza el anhelo de los sectores populares por avanzar juntos por la transformación social.

Esta victoria no es fruto de la improvisación sino consecuencia de una importante vinculación con los sectores populares, de un trabajo tesonero junto a los trabajadores y los pueblos, quienes han confiado en sus dirigentes no solo entregándole su voto sino contribuyendo decididamente en la lucha diaria y en la campaña electoral. El crecimiento electoral que ha logrado el MPD es el resultado de la aplicación de una política justa que se ha aplicado al interior de la tendencia para fortalecerla y a la vez hacer que los sectores más avanzados en ésta se acerquen y asuman la política del Partido para radicalizar el proceso de cambio.

La tarea no ha terminado, aún hay mucho por hacer, los asambleístas y concejales electos del MPD junto con los sectores populares tienen el compromiso de mantener la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores y los pueblos, de respaldar la decisión de Rafael Correa de profundizar el socialismo pero un socialismo que sepulte el sistema capitalista, que garantice a los pueblos educación, salud, trabajo, seguridad social y soberanía. El compromiso asumido implica levantar un apoyo crítico al proyecto de cambio que impulsa el actual régimen, combatir a los oportunistas y agentes de la derecha que dentro y fuera de las filas del gobierno pugnan porque el proyecto fracase. La tarea es exigir que el proceso de cambio se radicalice y camine a la construcción del socialismo y de la Patria Nueva.

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Mentiras y respuestas‏

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1-En EEUU hay más de 50 millones de habitantes (incluyendo 3.3 millones de niños) sin seguro médico (en el 2005 unos 18,000 individuos morian cada año a causa de esto). Y, los que lo tienen, pagan un alto porcentaje de sus sueldos a los grandes monopolios. Además la inmensa mayoría de esos seguros cubren, cuando más, un 80% de los costos de médicos y hospitales. El asegurado tiene que sacar de su bolsillo el balance de las grandes cuentas. También el papeleo, los intermediarios y su burocracia es larga y tendida. En Cuba no existen compañías de seguro, pues todos sus habitantes tienen derecho y acceso gratis a todos los médicos, hospitales y clínicas, y sin papeleos.

2-En EEUU solo los hijos de los ricos pueden pagar el altísimo costo de las universidades privadas, la mayoría de las cuales aplican cuotas raciales -50.000 dólares como promedio, sin contar gastos agregados por alojamiento, transporte y otros. El papeleo para ver si es aceptado o no es extensivo y laborioso. Tampoco la gran mayoría de la clase baja trabajadora pueden costear las universidades públicas. En Cuba no hay universidades privadas ni cuotas. El papeleo es mínimo y todos sus ciudadanos tienen acceso gratis a todas las universidades del país.

3-En el 2004, EEUU ocupó el lugar número 49 en la lista de países del mundo con más analfabetos. En 1961, Cuba ya era territorio libre de analfabetos.

4-En el 2005, EEUU ocupo el lugar número 41 en mortalidad infantil en la lista de países del mundo. La mortalidad infantil en Cuba entonces y ahora es menor que la de Washington, DC. -en el 2006, Cuba alcanzó la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia con 5,3 por cada mil nacidos vivos.

5-Cuba se especializa en enviar miles de médicos, enfermeros y maestros a varios continentes, particularmente a lugares remotos en países del tercer mundo. EEUU no se especializa en esto, enviando solamente migajas esporádicas cuando le conviene.

6-EEUU se especializa en enviar miles de tropas, entrenadores militares y mercenarios a muchas partes del mundo, particularmente a países del tercer mundo con grandes recursos naturales. Cuba no se especializa en eso.

7-En el 2004 una encuesta de PEW-AP publicó que el 43% de los ciudadanos de EEUU pensaban que el uso de la tortura estaba justificada. En Cuba muy pocos piensan de esa manera, y excepto dentro de la ilegalmente ocupada base de Guantánamo, no hay torturas.

8-EEUU es el país del mundo con mayor cantidad de armas por habitantes -90 armas cada 100 ciudadanos de ese país-, la nación que más armas exporta y también la que más bombardea a otros. Cuba no exporta armas ni tampoco bombardea a nadie.

9-EEUU mantiene un criminal bloqueo commercial, económico, humano y político contra Cuba. Cuba nunca ha impuesto semejante salvaje oprobio contra nadie.

10-EEUU secuestra y atenta contra la vida de aquellos líderes de otros países que no se someten o piden perdon de rodillas. Cuba continúa con las manos limpias.



DECISIÓN FINAL : HABANA 10, WASHINGTON 0

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11 de mayo de 2009

En el 191 aniversario del natalicio de Carlos Marx‏

En el 191 aniversario del natalicio de Carlos Marx

KARL MARX: EL PROMETEO DE TRÉVERIS



A 191 años de su nacimiento el 5 de mayo de 1818:

KARL MARX: EL PROMETEO DE TRÉVERIS

Por: Edgar Rubio Palencia para Tribuna Popular (*)



Nació en Tréveris, Provincia del Rhin, el 5 de mayo de 1818. Hijo de Hirchel Marx, judío convertido al cristianismo en 1824, y de Enriqueta Pressburg, una judía holandesa que nunca aprendió a hablar bien el alemán. Marx pasó una infancia feliz y gozosa en Tréveris gracias al carácter bondadoso de sus padres. Se graduó de bachiller a los 17 años de edad y en la composición que el jurado le asignó titulada "Consideraciones de un joven antes de elegir carrera", el adolescente Marx escribió: "que uno no siempre puede seguir la carrera a la que la vocación nos llama, pues la circunstancias del medio están definidas aún antes de que nosotros podamos conocerlas".

Chispazo genial a los 17 años de edad de lo que más tarde sería el aporte fundamental de Marx al conocimiento humano. En 1841, se graduó de Doctor con la Tesis "Diferencias entre la filosofía de la naturaleza en Demócrito y en Epicuro". En 1847, Marx publica "Miseria de la Filosofía", donde describe su teoría del desarrollo de la Humanidad sobre las bases de la lucha de clases y realiza su gran aporte científico al afirmar que la liberación del género humano descansa sobre los hombros del proletariado, la clase explotada en el Capitalismo, que no puede liberarse como clase sin conducir a la vez a la liberación de toda la Humanidad. Sólo cuando esto se haya realizado, el hombre podrá empezar a escribir su propia historia.

Marx no solo era un teórico sino también un militante activo, y así ingresa a la Liga de los Comunistas para los que escribe en conjunto con su amigo Engels el Manifiesto Comunista de 1848. Como Erasmo de Rótterdam, Prometeo que en los años 1500 arrancó a los abates y nobles los conocimientos enclaustrados en conventos y castillos, Karl Marx, el Prometeo de Tréveris, arrancó de las manos de la burguesía la ciencia y el conocimiento para entregarlos en patrimonio al proletariado mundial. En 1871, los proletarios de Paris tomaron el poder por primera vez en la historia. Marx rindió homenaje a los heroicos parisinos y parisinas, y expresó su solidaridad con ellos. Más tarde publicó en torno a estos hechos la Lucha de Clases en Francia.

Fue fundador de la primera Internacional Comunista en 1864 en Londres y el discurso inaugural estuvo a su cargo. Muere en Londres el 14 de Marzo de 1883. En el discurso ante su tumba, Engels su gran amigo profetizó: "Su nombre vivirá a lo largo de los siglos y con su nombre su obra". A Karl Marx debemos el nacimiento del primer Estado Socialista del mundo en Octubre de 1917, bajo la dirección teórica y práctica de su genial discípulo Vladimir Ilich. A Marx debemos la fortaleza ideológica del movimiento revolucionario del siglo XXI que se propone como meta derrotar al Imperialismo para sobre su herencia dar paso a la sociedad socialista.

(*) Es miembro del Comité Central del PCV

www.tribuna-popular.org

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"Este 5 de mayo fue una fecha especial para todos los revolucionarios y revolucionarias del mundo, ya que en muchos países se realizarán diversos eventos de distinta índole, para conmemorar el 190 aniversario del natalicio del pensador universal Carlos (Karl) Marx.

Este gran revolucionario nació en Tréveris el 5 de mayo de 1818, en la región industrial de Renania, muy impactada por la Revolución Francesa y la Ilustración. De origen judío, Marx recibió desde muy temprano una educación esmerada que forjó en él ese espíritu acucioso y crítico que lo caracterizó durante toda su vida. El Che escribió esta característica de la siguiente manera: “… su poderosa humanidad se concentraba toda en recorrer el camino, infatigablemente, de arriba a abajo, de abajo a arriba, en las ramas, sin perder de vista el tronco, sin desesperar jamás en su empeño”.

Influido por el clima intelectual de su época, fue inspirado enormemente por el pensamiento hegeliano, rompe con el idealismo de este impactado por los planteamientos materialistas de Feuerbach, y posteriormente supera el mecanicismo de este último desarrollando su propio planteamiento teórico-metodológico junto a Engels (1820-1895), la dialéctica materialista y el materialismo histórico. No puede dejar de resaltarse, que Marx desde su adolescencia tenía una profunda inclinación a luchar contra las injusticias, que no abandonaría jamás.

Debe aclararse que este desarrollo teórico, no se realiza aislado de la realidad mundana, en un escritorio, una montaña o una cómoda biblioteca, por el contrario el desarrollo del pensamiento de Marx se lleva a cabo gracias al contacto permanente con los problemas sociales de su tiempo y espacio. La lucha entre la burguesía ascendente y el declinante sistema feudal, el incipiente proceso de industrialización en Alemania (todavía fracturada en diversos principados) y la emergencia de un nuevo sujeto social explotado, el Proletariado, que progresivamente iba ganando identidad y organización, son en definitiva los rasgos generales del contexto social dentro del cual emerge lo que se ha denominado Marxismo.

Este contexto social impulsa a Marx a estudiar desde joven la Economía Política (esencialmente inglesa) y los diversos sistemas socialistas utópicos. Estas investigaciones lo llevan a realizar junto a Engels una ruptura epistemológica, con la cual se inicia la construcción de la nueva teoría. La Ideología Alemana (1845) y la Miseria de la Filosofía (1847), son las obras primigenias donde se expresan con precisión las tesis fundamentales del Materialismo Histórico.

Simultáneamente en la tesis 11 sobre Feuerbach (1845), Marx ya expresa que no basta con interpretar o explicar al mundo, sino que a su vez, este debe transformarse con la praxis revolucionaria. Esto debe entenderse, porque los planteamientos marxistas no son sólo teóricos, sino también prácticos, esencialmente políticos, herramientas para la lucha del proletariado. No tomar en cuenta lo anterior nos pudiese llevar a pensar que Marx fue solo un pensador a secas, obviando su enorme papel como organizador y dirigente del movimiento obrero internacional, la Liga de los Comunistas y la I Internacional de los Trabajadores, son dos pruebas contundentes de ello.

En el caso de la Liga de los Comunistas, este año se cumplió el 160 aniversario de la publicación de su manifiesto, el Manifiesto del Partido Comunista.

En el Manifiesto se plasma ejemplarmente ese proceso que Lenin denominó la fusión del Movimiento Obrero con la Teoría Revolucionaria. Porque este texto es producto de la conjunción de los esfuerzos del proletariado organizado hasta la fecha tanto en el Cartismo como sobretodo en la organización secreta de la Liga de los Justos con los estudios que habían emprendido dos intelectuales de extracción burguesa como lo eran Marx y Engels.

Un hecho que pasa desapercibido es que para que esta conjunción se haya materializado fue necesario un titánico esfuerzo organizativo tanto de Marx como de Engels durante dos años para ganarse importantes núcleos obreros en Londres, Bruselas y Paris fundamentalmente. Fue necesaria una encarnizada lucha ideológica para ganarse a los trabajadores frente a las concepciones utópicas, y fundar la Liga de los Comunistas, primera organización revolucionaria del proletariado.

El Manifiesto del Partido Comunista es un documento donde se sintetizan de forma genial los enunciados fundamentales del Materialismo Histórico desarrollados a grandes rasgos por Marx y Engels, corroborados más adelante con las investigaciones críticas de la Economía Política que luego se plasman magistralmente en El Capital (1867).

Por esta razón, este texto es la partida de defunción del Socialismo Utópico y la partida de nacimiento del Socialismo Científico. La nueva sociedad en construcción no iba ser producto de una idea o plan genial de un intelectual piadoso, sino de un profundo proceso de Lucha de Clases que partiendo de las contradicciones inherentes a la Sociedad Capitalista iba dar lugar a una Revolución que trastocaría definitivamente las relaciones de producción explotadoras derivadas de la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción.

El Socialismo Científico a diferencia del Utópico, no coloca en el centro de su teoría revolucionaria al Proletariado por ser el que más sufre sino porque es el que tiene las condiciones como clase social para llevar hasta sus últimas consecuencias la Revolución Comunista. La Clase Obrera es la que pone andar todo el aparato productivo y aunque no lo sepa puede tener el control fáctico de la producción si derroca a la Burguesía.

En otro orden de ideas, este documento es el texto programático más importante de la historia del movimiento obrero y revolucionario contemporáneo, donde por primera vez se plasman sus intereses de clase de forma consecuente y sin ningún tipo de ambigüedad idealista.

Posteriormente, con la derrota de las revoluciones de 1848, Marx y Engels se exilian por el resto de sus vidas en Inglaterra. En Londres, Marx profundiza durante más de 15 años sus estudios económicos, los cuales le permiten descubrir la esencia de la explotación capitalista: la Plusvalía, el doble carácter del trabajo, el trabajo como mercancía, la diferenciación de las categorías trabajo y fuerza de trabajo, la producción y circulación del capital, entre otros elementos teóricos que forman el edificio de su Crítica de la Economía Política.

Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859) y El Capital (1867) son las principales obras donde se sintetizan estos claves descubrimientos científicos.

Paralelamente a esta febril actividad investigativa, Marx siempre estuvo vinculado al accionar organizativo de movimiento obrero, que entró en reflujo en la década de los 50, pero recuperó la ofensiva en la primera mitad de la década de los 60, creando el escenario propicio para la conformación de la Asociación Internacional de los Trabajadores o I Internacional, fundada en 1864.

El documento fundacional de la I Internacional fue redactado por Marx, siendo a su vez uno de los principales dirigentes de esta organización en los poco menos de 10 años de existencia de dicho organismo articulador mundial de los trabajadores.

Todo lo expresado anteriormente corrobora la afirmación de Engels en su discurso realizado ante la tumba de su entrañable amigo:

“… Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos”.

“… puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra”.

Por todo esto, el pensamiento de Carlos Marx seguirá estando vigente mientras siga existiendo una Burguesía para derrocar, el movimiento obrero y el capitalismo son dos caras de una misma moneda. El Socialismo Científico solo morirá cuando desaparezca su razón de ser, la Lucha contra el Capitalismo.

Finalizo estas breves líneas, con unas palabras expresadas por el Che (2007) en su Síntesis Biográfica de Marx y Engels inédita durante décadas, la cual expresa la pertinencia del estudio de la obra marxista, y su revalorización creativa para las luchas del presente y el porvenir:

“Ese ser tan humano cuya capacidad de cariño se extendió a los sufrientes del mundo entero, pero llevándoles el mensaje de la lucha seria, del optimismo inquebrantable, ha sido desfigurado por la historia hasta convertirlo en un ídolo de piedra.

Para que su ejemplo sea aún más luminoso, es necesario rescatarlo y darle su dimensión humana”.

www.taringa.net


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Breve Esbozo biográfico, con una Exposición del Marxismo

Por V.I. Lenin


Carlos Marx nació el 5 de mayo (según el nuevo calendario) de 1818 en Tréveris (ciudad de la Prusia renana). Su padre era un abogado judío, convertido en 1824 al protestantismo. La familia de Marx era una familia acomodada, culta, pero no revolucionaria. Después de terminar en Tréveris sus estudios de bachillerato, Marx se inscribió en la universidad, primero en la de Bonn y luego en la de Berlín, estudiando jurisprudencia y, sobre todo, historia y filosofía. En 1841 terminó sus estudios universitarios, presentando una tesis sobre la filosofía de Epicuro. Por sus concepciones, Marx era entonces todavía un idealista hegeliano. En Berlín se adhirió al círculo de los "hegelianos de izquierda" (Bruno Bauer y otros), que se esforzaban por extraer de la filosofía de Hegel conclusiones ateas y revolucionarias.

Terminados sus estudios universitarios, Marx se trasladó a Bonn con la intención de hacerse profesor. Pero la política reaccionaria del gobierno, que en 1832 había despojado de su cátedra a Ludwig Feuerbach, que en 1836 le había negado nuevamente la entrada en la universidad y que en 1841 privó al joven profesor Bruno Bauer del derecho a enseñar en Bonn, obligó a Marx a renunciar a la carrera docente. En aquella época, las ideas de los hegelianos de izquierda progresaban rápidamente en Alemania. Ludwig Feuerbach, sobre todo desde 1836, comenzó a someter a crítica la teología y a orientarse hacia el materialismo, que en 1841 (La esencia del cristianismo ) se impone ya definitivamente en su pensamiento; en 1843 ven la luz sus Principios de la filosofía del porvenir. "Hay que haber vivido la influencia liberadora" de estos libros, escribía Engels años más tarde refiriéndose a esas obras de Feuerbach. "Nosotros [es decir, los hegelianos de izquierda, entre ellos Marx] nos hicimos en el acto feuerbachianos."[2] Por aquel tiempo, los burgueses radicales renanos, que tenían ciertos puntos de contacto con los hegelianos de izquierda, fundaron en Colonia un periódico de oposición, la Gaceta del Rin (cuyo primer número salió el 1 de enero de 1842). Marx y Bruno Bauer fueron invitados como principales colaboradores; en octubre de 1842 Marx fue nombrado redactor jefe del periódico y se trasladó de Bonn a Colonia. La tendencia democrática revolucionaria del periódico fue acentuándose bajo la jefatura de redacción de Marx, y el gobierno lo sometió primero a una doble censura y luego a una triple, hasta que decidió más tarde suprimirlo totalmente a partir del 1 de enero de 1843. Marx se vio obligado a abandonar su puesto de redactor jefe en esa fecha, sin que su salida lograse tampoco salvar al periódico, que fue clausurado en marzo de 1843. Entre los artículos más importantes publicados por Marx en la Gaceta del Rin, Engels menciona, además de los que citamos más adelante (véase la Bibliografía ) el que se refiere a la situación de los campesinos viticultores del valle del Mosela. Como su labor periodística le había demostrado que conocía insuficientemente la economía política, Marx se dedicó afanosamente al estudio de esta ciencia.

En 1843, Marx se casó en Kreuznach con Jenny von Westphalen, amiga suya de la infancia, con la que se había comprometido cuando todavía era estudiante. Su esposa pertenecía a una reaccionaria familia aristocrática de Prusia. Su hermano mayor fue ministro del Interior en Prusia durante una de las épocas más reaccionarias, desde 1850 hasta 1858. En el otoño de 1843 Marx se trasladó a París con objeto de editar en el extranjero una revista de tendencia radical en colaboración con Arnold Ruge (1802-1880; hegeliano de izquierda, encarcelado de 1825 a 1830, emigrado desde 1848, y partidario de Bismarck entre 1866 y 1870). De esta revista, titulada Anales franco-alemanes, sólo llegó a ver la luz el primer fascículo. Las dificultades con que tropezaba la difusión clandestina de la revista en Alemania y las discrepancias surgidas entre Marx y Ruge hicieron que se suspendiera su publicación. En los artículos de Marx en los Anales vemos ya al revolucionario que proclama la necesidad de una "crítica implacable de todo lo existente", y, en particular, de una "crítica de las armas"[3] que apele a las masas y al proletariado.

En septiembre de 1844 llegó a París, por unos días, Federico Engels, quien se convirtió, desde ese momento, en el amigo más íntimo de Marx. Ambos tomaron conjuntamente parte activísima en la vida, febril por entonces, de los grupos revolucionarios de París (especial importancia revestía la doctrina de Proudhon, a la que Marx ajustó cuentas resueltamente en su obra Miseria de la filosofía, publicada en 1847) y, en lucha enérgica contra las diversas doctrinas del socialismo pequeñoburgués, forjaron la teoría y la táctica del socialismo proletario revolucionario, o comunismo (marxismó). Véanse, más adelante, en la Bibliografía, las obras de Marx de esta época, años de 1844 a 1848. En 1845, a instancias del gobierno prusiano, Marx fue expulsado de París como revolucionario peligroso, instalándose entonces en Bruselas. En la primavera de 1847, Marx y Engels se afiliaron a una sociedad secreta de propaganda, la Liga de los Comunistas, tuvieron una participación destacada en el II Congreso de esta organización (celebra do en Londres en noviembre de 1847) y por encargo del Congre so redactaron el famoso Manifiesto del Partido Comunista que apareció en febrero de 1848. En esta obra se traza, con claridad y brillantez geniales, una nueva concepción del mundo: el materialismo consecuente, aplicado también al campo de la vida social; la dialéctica como la doctrina más completa y profunda del desarrollo; la teoría de la lucha de clases y de la histórica misión revolucionaria universal del proletariado como creador de una nueva sociedad, la sociedad comunista.

Al estallar la revolución de febrero de 1848, Marx fue expulsado de Bélgica. Se trasladó nuevamente a París, y desde allí, después de la revolución de marzo, marchó a Alemania, más precisamente, a Colonia. Desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849, se publicó en esta ciudad la Nueva Gaceta del Rin, de la que Marx era el redactor jefe. El curso de los acontecimientos revolucionarios de 1848 a 1849 vino a confirmar de manera brillante la nueva teoría, como habrían de confirmarla en lo sucesivo los movimientos proletarios y democráticos de todos los países del mundo. La contrarrevolución triunfante hizo que Marx compareciera, primero, ante los tribunales (siendo absuelto el g de febrero de 1849) y después lo expulsó de Alemania (el 16 de mayo de 1849). Marx se dirigió a París, de donde fue expulsado también después de la manifestación del 13 de junio de 1849[4]; entonces marchó a Londres, donde pasó el resto de su vida. Las condiciones de vida en la emigración eran en extremo duras, como lo revela con toda claridad la correspondencia entre Marx y Engels (editada en 1913). La miseria asfixiaba realmente a Marx y a su familia; de no haber sido por la constante y abnegada ayuda económica de Engels, Marx no sólo no hubiera podido acabar El Capital, sino que habría sucumbido inevitablemente bajo el peso de la miseria. Además, las doctrinas y tendencias del socialismo pequeñoburgués, no proletario en general, que predominaban en aquella época, obligaban a Marx a librar constantemente una lucha implacable, y a veces a repeler (como hace en su obra Herr Vogt [5] los ataques personales más rabiosos y salvajes. Manteniéndose al margen de los círculos de emigrados y concentrando sus esfuerzos en el estudio de la economía política, Marx desarrolló su teoría materialista en una serie de trabajos históricos (véase la Bibliografía ). Con sus obras Contribución a la crítica de la economía política (1859) y El Capital (t. I, 1867), Marx provocó una verdadera revolución en la ciencia económica (véase más adelante la doctrina de Marx).

El recrudecimiento de los movimientos democráticos, a fines de la década del 50 y durante la del 60, llevó de nuevo a Marx a la actividad práctica. El 28 de septiembre de 1864 se fundó en Londres la famosa Primera Internacional, la "Asociación Internacional de los Trabajadores". Marx fue el alma de esta organización, el autor de su primer "Llamamiento" y de gran número de sus resoluciones, declaraciones y manifiestos.

Unificando el movimiento obrero de los diferentes países, orientando por el cauce de una actuación conjunta a las diver sas formas del socialismo no proletario, premarxista (Mazzini, Proudhon, Bakunin, el tradeunionismo liberal inglés, las vacilaciones derechistas lassalleanas en Alemania, etc.), a la par que combatía las teorías de todas estas sectas y escuelas, Marx fue forjando la táctica común de la lucha proletaria de la clase obrera en los distintos países. Después de la caída de la Comuna de París en 1871, que Marx analizó (en La guerra civil en Francia, 1871) de modo tan profundo, certero, brillante y eficaz, como revolucionario -- y a raíz de la escisión de la In ternacional provocada por los bakuninistas --, esta última ya no pudo seguir existiendo en Europa. Después del Congreso de La Haya (1872), Marx consiguió que el Consejo General de la Internacional se trasladase a Nueva York. La primera Internacional había cumplido su misión histórica y dejaba paso a una época de desarrollo incomparablemente más amplio del movimiento obrero en todos los países del mundo, época en que este movimiento había de desplegarse en extensión, con la creación de partidos obreros socialistas de masas dentro de cada Estado nacional.

Su intensa labor en la Internacional y sus actividades teóricas, aún más intensas, minaron definitivamente la salud de Marx. Prosiguió su obra de relaboración de la economía política y se consagró a terminar El Capital, recopilando con este fin multitud de nuevos documentos y poniéndose a estudiar varios idiomas (entre ellos el ruso), pero la enfermedad le impidió concluir El Capital.

El 2 de diciembre de 1881 murió su esposa, y el 14 de marzo de 1883 Marx se quedó dormido apaciblemente para siempre en su sillón. Está enterrado, junto a su mujer, en el cementerio londinense de Highgate. Varios hijos de Marx murieron en la infancia en Londres, cuando la familia vivía en la miseria. Tres de sus hijas se casaron con socialistas de Inglaterra y Francia: Eleonora Eveling, Laura Lafargue y Jenny Longuet. Un hijo de esta última es miembro del Partido Socialista Francés.

LA DOCTRINA DE MARX

El marxismo es el sistema de las concepciones y de la doctrina de Marx. Este continúa y corona genialmente las tres principales corrientes ideológicas del siglo XIX, que pertenecen a los tres países más avanzados de la humanidad: la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo francés, vinculado a las doctrinas revolucionarias france sas en general. La admirable coherencia y la integridad de sus concepciones -- cualidades reconocidas incluso por sus adver sarios --, que constituyen en su conjunto el materialismo y el socialismo científicos contemporáneos como teoría y programa del movimiento obrero de todos los países civilizados del mundo, nos obligan a esbozar brevemente su concepción del mundo en general antes de exponer el contenido esencial del marxismo, o sea, la doctrina económica de Marx. El Materialismo FilosósicoDesde 1844-1845, años en que se formaron sus concepciones, Marx fue materialista y, especialmente, partidario de Ludwig Feuerbach, cuyos puntos débiles vio, más tarde, en la insuficiente consecuencia y amplitud de su materialismo. Para Marx, la significación histórica universal de Feuerbach, que "hizo época", residía precisamente en el hecho de haber roto en forma resuelta con el idealismo de Hegel y proclamado el materialismo, que ya "en el siglo XVIII, sobre todo en Francia, representaba la lucha, no sólo contra las instituciones políticas existentes y al mismo tiempo contra la religión y la teología, sino también [. . .] contra la metafísica en general" (entendiendo por ella toda "especulación ebria", a diferencia de la "filosofía sobria") (La Sagrada Familia, en La herencia literaria ). "Para Hegel -- escribía Marx --, el proceso del pensamiento, al que él convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real [. . .]. Para mí lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del hombre." (C. Marx, El Capital, t. I, "Palabras finales a la 2a ed."). Mostrándose plenamente de acuerdo con esta filosofía materialista de Marx, F. Engels escribía lo siguiente, al exponerla en su Anti-Dühring (véase ), obra cuyo manuscrito conoció Marx: . . .

"La unidad del mundo no existe en su ser, sino en su materialidad, que ha sido demostrada [. . .] en el largo y penoso desarrollo de la filosofía y de las ciencias naturales [. . .]. El movimiento es la forma de existencia de la materia. Jamás, ni en parte alguna, ha existido ni puede existir materia sin movimiento, ni movimiento sin materia [. . .]. Pero si seguimos preguntando qué son y de dónde proceden el pensar y la conciencia, nos encontramos con que son productos del cerebro humano y con que el mismo hombre no es más que un producto de la naturaleza, que se ha desarrollado en un determinado ambiente natural y junto con éste; por donde llegamos a la conclusión lógica de que los productos del cerebro humano, que en última instancia no son tampoco más que productos de la naturaleza, no se contradicen, sino que corresponden al resto de la concatenación de la naturaleza".

"Hegel era idealista, es decir, que para él las ideas de nuestra cabeza no son reflejos [Abbilder, esto es, imágenes, pero a veces Engels habla de "reproducciones"] más o menos abstractos de los objetos y fenómenos de la realidad, sino que los objetos y su desarrollo se le antojaban, por el contrario, imágenes de una idea existentes no se sabe dónde, ya antes de que existiese el mundo." En Ludwig Feuerbach [6], obra en la que Engels expone sus ideas y las de Marx sobre la filosofía de Feuerbach, y cuyo original envió a la imprenta después de revisar un antiguo manuscrito suyo y de Marx, que databa de los años 1844-1845, sobre Hegel, Feuerbach y la concepción materialista de la historia, escribe Engels: "El gran problema cardinal de toda filosofía, especialmente de la moderna, es el problema de la relación entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la naturaleza [. . .]. ¿Qué está primero: el espíritu o la naturaleza? [. . .] Los filósofos se dividieron en dos grandes campos, según la contestación que diesen a esta pregunta. Los que afirmaban que el espíritu estaba antes que la naturaleza y que, por lo tanto, reconocían, en última instancia, una creación del mundo bajo una u otra forma [. . .], constituyeron el campo del idealismo. Los demás, los que reputaban la naturaleza como principio fundamental, adhirieron a distintas escuelas del materialismo". Todo otro empleo de los conceptos de idealismo y materialismo (en sentido filosófico) sólo conduce a la confusión. Marx rechazaba enérgicamente, no sólo el idealismo -- vinculado siempre, de un modo u otro, a la religión --, sino también los puntos de vista de Hume y Kant, tan difundidos en nuestros días, es decir, el agnosticismo, el criticismo y el positivismo en sus diferentes formas; para Marx esta clase de filosofía era una concesión "reaccionaria" al idealismo y, en el mejor de los casos, una "manera vergonzante de aceptar el materialismo bajo cuerda y renegar de él públicamente". Sobre esto puede consultarse, además de las obras ya citadas de Engels y Marx, la carta de este último a Engels, fechada el 12 de diciembre de 1868, en la que habla de unas manifestaciones del célebre naturalista T. Huxley. En ella, a la vez que hace notar que Huxley se muestra "más materialista" que de ordinario, y reconoce que "si observamos y pensamos realmente, nunca podemos salirnos del materialismo", Marx le reprocha que deje abierto un "portillo" al agnosticismo, a la filosofía de Hume. En particular debemos destacar la concepción de Marx acerca de las relaciones entre la libertad y la necesidad: "La necesidad sólo es ciega en cuanto no se la comprende. La libertad no es otra cosa que el conocimiento de la necesidad" (Engels, Anti-Dühring ) = reconocimiento de la sujeción objetiva de la naturaleza a leyes y de la trasformación dialéctica de la necesidad en libertad (a la par que de la trasformación de la "cosa en sí" no conocida aún, pero cognoscible, en "cosa para nosotros", de la "esencia de las cosas" en "fenómenos"). El defecto fundamental del "viejo" materialismo, incluido el de Feuerbach (y con mayor razón aún el del materialismo "vulgar" de Buchner, Vogt y Moleschott) consistía, según Marx y Engels, en lo siguiente: 1) en que este materialismo era "predominantemente mecanicista" y no tenía en cuenta los últimos progresos de la química y de la biología (a los que habría que agregar en nuestros días los de la teoría eléctrica de la materia); 2) en que el viejo materialismo no era histórico ni dialéctico (sino metafísico, en el sentido de antidialéctico) y no mantenía consecuentemente ni en todos sus aspectos el punto de vista del desarrollo; 3) en que concebían "la esencia del hombre" en forma abstracta, y no como el "conjunto de las relaciones sociales" (históricamente concretas y determinadas), por cuya razón se limitaban a "explicar" el mundo cuando en realidad se trata de "trasformar lo"; es decir, en que no comprendían la importancia de la "actividad práctica revolucionaria". La DialécticaLa dialéctica hegeliana, o sea, la doctrina más multilateral, más rica en contenido y más profunda del desarrollo, era para Marx y Engels la mayor conquista de la filosofía clásica alemana. Toda otra formulación del principio del desarrollo, de la evolución, les parecía unilateral y pobre, deformadora y mutiladora de la verdadera marcha del desarrollo en la naturaleza y en la sociedad (marcha que a menudo se efectúa a través de saltos, cataclismos y revoluciones). "Marx y yo fuimos casi los únicos que nos planteamos la tarea de salvar [del descalabro del idealismo, incluido el hegelianismo] la dialéctica conciente para traerla a la concepción materialista de la naturaleza." "La naturaleza es la confirmación de la dialéctica, y precisamente son las modernas ciencias naturales las que nos han brindado un extraordinario acervo de datos [¡y esto fue escrito antes de que se descubriera el radio, los electrones, la trasformación de los elementos, etc.!] y enriquecido cada día que pasa, demostrando con ello que la naturaleza se mueve, en última instancia, dialéctica, y no metafísicamente."

"La gran idea fundamental -- escribe Engels -- de que el mundo no se compone de un conjunto de objetos terminados y acabados, sino que representa en sí un conjunto de procesos, en el que las cosas que parecen inmutables, al igual que sus imágenes mentales en nuestro cerebro, es decir, los conceptos, se hallan sujetos a un continuo cambio, a un proceso de nacimiento y muerte; esta gran idea fundamental se encuentra ya tan arraigada desde Hegel en la conciencia común, que apenas habrá alguien que la discuta en su forma general. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra aplicarla en cada caso particular y en cada campo de investigación." "Para la filosofía dialéctica no existe nada establecido de una vez para siempre, nada absoluto, consagrado.; en todo ve lo que hay de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del aparecer y desaparecer, del infinito movimiento ascensional de lo inferior a lo superior. Y esta misma filosofía es un mero reflejo de ese proceso en el cerebro pensante." Así, pues, la dialéctica es, según Marx, "la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano".

Este aspecto revolucionario de la filosofía hegeliana es el que Marx recoge y desarrolla. El materialismo dialéctico "no necesita de ninguna filosofía situada por encima de las demás ciencias". De la filosofía anterior queda en pie "la teoría del pensamiento y sus leyes, es decir, la lógica formal y la dialéctica". Y la dialéctica, tal como la concibe Marx, y también según Hegel, abarca lo que hoy se llama teoría del conocimiento o gnoseología, ciencia que debe enfocar también su objeto desde un punto de vista histórico, investigando y generalizando los orígenes y el desarrollo del conocimiento, y el paso de la falta de conocimiento al conocimiento.

En nuestro tiempo, la idea del desarrollo, de la evolución, ha penetrado casi en su integridad en la conciencia social, pero no a través de la filosofía de Hegel, sino por otros caminos. Sin embargo, esta idea, tal como la formularon Marx y Engels, apoyándose en Hegel, es mucho más completa, mucho más rica en contenido que la teoría de la evolución al uso. Es un desarrollo que, al parecer, repite etapas ya recorridas, pero de otro modo, sobre una base más alta ("negación de la negación"), un desarrollo, por decirlo así, en espiral y no en línea recta; un desarrollo que se opera en forma de saltos, a través de cataclismos y revoluciones, que significan "interrupciones de la gradualidad"; un desarrollo que es trasformación de la cantidad en calidad, impulsos internos de desarrollo originados por la contradicción, por el choque de las diversas fuerzas y tendencias, que actúan sobre determinado cuerpo, o dentro de los límites de un fenómeno dado o en el seno de una sociedad dada; interdependencia íntima e indisoluble concatenación de todos los aspectos de cada fenómeno (con la particularidad de que la historia pone constantemente al descubierto nuevos aspectos), concatenación que ofrece un proceso de movimiento único, universal y sujeto a leyes; tales son algunos rasgos de la dialéctica, teoría mucho más empapada de contenido que la (habitual) doctrina de la evolución. (Véase la carta de Marx a Engels del 8 de enero de 1868, en la que se mofa de las "rígidas tricotomías" de Stein, que sería ridículo confundir con la dialéctica materialista.) La Concepción Materialista de la HistoriaLa conciencia de que el viejo materialismo era una teoría inconsecuente, incompleta y unilateral llevó a Marx a la convicción de que era indispensable "poner en consonancia la ciencia de la sociedad con la base materialista y reconstruirla sobre esta base". Si el materialismo en general explica la conciencia por el ser, y no al contrario, aplicado a la vida social de la humanidad exige que la conciencia social se explique por el ser social. "La tecnología -- dice Marx (en El Capital, t. I) -- pone al descubierto la relación activa del hombre con la naturaleza, el proceso inmediato de producción de su vida, y, a la vez, sus condiciones sociales de vida y de las representaciones espirituales que de ellas se derivan." Y en el "prólogo a su Contribución a la crítica de la economía política ", Marx ofrece una formulación integral de las tesis fundamentales del materialismo aplicadas a la sociedad humana y a su historia. He aquí sus palabras: "En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

"El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se erige una superestructura política y jurídica, y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas de ellas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre la revolución material producida en las condiciones económicas de producción, y que puede verificarse con la precisión propia de las ciencias naturales, y las revoluciones jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra, de las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo.

"Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de si, no podemos juzgar tampoco estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. . ." "A grandes rasgos, podemos señalar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués." (Véase la breve formulación que Marx da en su carta a Engels del 7 de julio de 1866: "Nuestra teoria de que la organización del trabajo está determinada por los medios de producción").

El descubrimiento de la concepción materialista de la historia, o mejor dicho, la consecuente aplicación y extensión del materialismo al dominio de los fenómenos sociales, superó los dos defectos fundamentales de las viejas teorías de la historia. En primer lugar, estas teorías solamente examinaban, en el mejor de los casos, los móviles ideológicos de la actividad histórica de los hombres, sin investigar el origen de esos móviles, sin captar las leyes objetivas que rigen el desarrollo del sistema de las relaciones sociales, ni ver las raices de éstas en el grado de desarrollo de la producción material; en segundo lugar, las viejas teorias no abarcaban precisamente las acciones de las masas de la población, mientras que el materialismo histórico permitió estudiar, por vez primera y con la exactitud de las ciencias naturales, las condiciones sociales de la vida de las masas y los cambios operados en estas condiciones. La "sociologia" y la historiografía anteriores a Marx proporcio naban, en el mejor de los casos, un cúmulo de datos crudos, recopilados fragmentariamente, y la descripción de aspectos aislados del proceso histórico. El marxismo señaló el camino para un estudio global y multilateral del proceso de aparición, desarrollo y decadencia de las formaciones económico-sociales, examinando el conjunto de todas las tendencias contradictorias y reduciéndolas a las condiciones, perfectamente determinables, de vida y de producción de las distintas clases de la sociedad, eliminando el subjetivismo y la arbitrariedad en la elección de las diversas ideas "dominantes" o en la interpretación de ellas, y poniendo al descubierto las raíces de todas las ideas sin excepción y de las diversas tendencias que se manifiestan en el estado de las fuerzas productivas materiales. Los hombres hacen su propia historia, ¿pero qué determina los móviles de estos hombres, y precisamente de las masas humanas?; ¿qué es lo que provoca los choques de ideas y las aspiraciones contradictorias?; ¿qué representa el conjunto de todos estos choques que se producen en la masa entera de las sociedades humanas?; ¿cuáles son las condiciones objetivas de producción de la vida material que crean la base de toda la actividad histórica de los hombres?; ¿cuál es la ley que rige el desenvolvimiento de estas condiciones? Marx concentró su atención en todo esto y trazó el camino para estudiar científicamente la historia como un proceso único, regido por leyes, en toda su inmensa diversidad y con su carácter contradictorio. La Lucha de ClasesTodo el mundo sabe que en cualquier sociedad las aspiraciones de una parte de sus miembros chocan abiertamente con las aspiraciones de otros, que la vida social está llena de contradicciones, que la historia nos muestra una lucha entre pueblos y sociedades, así como en su propio seno; todo el mundo sabe también que se suceden los períodos de revolución y reacción, de paz y de guerras, de estancamiento y de rápido progreso o decadencia. El marxismo nos proporciona el hilo conductor que permite descubrir una sujeción a leyes en este aparente laberinto y caos, a saber: la teoría de la lucha de clases. Sólo el estudio del conjunto de las aspiraciones de todos los miembros de una sociedad dada o de un grupo de sociedades, puede conducirnos a una determinación científica del resultado de esas aspiraciones. Ahora bien, la fuente de que brotan esas aspiraciones contradictorias son siempre las diferencias de situación y de condiciones de vida de las clases en que se divide cada sociedad. "La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días -- dice Marx en el Manifiesto Comunista (exceptuando la historia del régimen de la comunidad primitiva, añade más tarde Engels) -- es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales; en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la trasformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes [. . .]. La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase.

Unicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresion, las viejas formas de lucha, por otras nuevas. Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado." A partir de la Gran Revolución Francesa, la historia de Europa pone de relieve en distintos países, con especial evidencia, el verdadero fondo de los acontecimientos, la lucha de clases. Y ya en la época de la restauración se destacan en Francia algunos historiadores (Thierry, Guizot, Mignet y Thiers) que, al generalizar los acontecimientos, no pudieron dejar de reconocer que la lucha de clases era la clave para la comprensión de toda la historia francesa. Y la época contemporánea, es decir, la época que señala el triunfo completo de la burguesía y de las instituciones representativas, del sufragio amplio (cuando no universal), de la prensa diaria barata que llega a las masas, etc., la época de las poderosas asociaciones obreras y patronales cada vez más vastas, etc., pone de manifiesto de un modo todavía más patente (aunque a veces en forma unilateral, "pacífica" y "constitucional") que la lucha de clases es la fuerza motriz de los acontecimientos. El siguiente pasaje del Manifiesto Comunista nos revela lo que Marx exigía de la ciencia social en cuanto al análisis objetivo de la situación de cada clase en la sociedad moderna y en relación con el examen de las condiciones de desarrollo de cada clase: "De todas las clases que hoy se enfrentan con ía burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar. Las capas medias -- el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano y el campesino -- , todas ellas luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales capas medias. No son, pues, revolucionarias, sino conservadoras. Más todavía, son reaccionarias, ya que pretenden volver atrás la rueda de la historia. Son revolucionarias únicamente cuando tienen ante sí la perspectiva de su tránsito inminente al proletariado; defendiendo así, no sus intereses presentes, sino sus intereses futuros, cuando abandonan sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado". En una serie de obras históricas (véase la Bibliografía ), Marx nos ofrece brillantes y profundos ejemplos de historiografía materialista, de análisis de la situación de cada clase en particular y a veces de los diferentes grupos o capas que se manifiestan dentro de ella, mostrando palmariamente por qué y cómo "toda lucha de clases es una lucha política". El pasaje que acabamos de citar ilustra cuán intrincada es la red de relaciones sociales y fases de transición de una clase a otra, del pasado al porvenir, que Marx analiza para determinar la resultante total del desarrollo histórico.

La confirmación y aplicación más profunda, más completa y detallada de la teoría de Marx es su doctrina económica.

LA DOCTRINA ECONÓMICA DE MARX

"Y la finalidad última de esta obra -- dice Marx en el prólogo a El Capital -- es, en efecto, descubrir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna", es decir, de la sociedad capitalista, burguesa. El estudio de las relaciones de producción de una sociedad dada, históricamente determinada, en su aparición, desarrollo y decadencia: tal es el contenido de la doctrina económica de Marx. En la sociedad capitalista impera la producción de mercancías ; por eso, el análisis de Marx empieza con el análisis de la mercancía. El ValorLa mercancía es, en primer lugar, una cosa que satisface una determinada necesidad humana y, en segundo lugar, una cosa que se cambia por otra. La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. El valor de cambio (o, sencillamente el valor) es, ante todo, la relación o proporción en que se cambia cierto número de valores de uso de una clase por un determinado número de valores de uso de otra clase. La experiencia diaria nos muestra que, a través de millones y miles de millones de esos actos de intercambio, se equiparan constantemente todo género de valores de uso, aun los más diversos y menos equiparables entre sí. ¿Qué es lo que tienen de común esos diversos objetos, que constantemente son equiparados entre sí en determinado sistema de relaciones sociales? Tienen de común el que todos ellos son productos del trabajo. Al cambiar sus productos, los hombres equiparan los mas diversos tipos de trabajo. La producción de mercancías es un sistema de relaciones sociales en que los distintos productores crean diversos productos (división social del trabajo), y todos estos productos se equiparan entre sí por medio del cambio. Por lo tanto, lo que todas las mercancías encierran de común no es el trabajo concreto de una determinada rama de producción, no es un trabajo de determinado tipo, sino el trabajo humano abstracto, el trabajo humano en general. Toda la fuerza de trabajo de una sociedad dada, representada por la suma de valores de todas las mercancías, es una y la misma fuerza humana de trabajo; así lo evidencian miles de millones de actos de cambio. Por consiguiente, cada mercancía en particular no representa más que una determinada parte del tiempo de trabajo socialmente necesario. La magnitud del valor se determina por la cantidad de trabajo socialmente necesario o por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir cierta mercancía o cierto valor de uso. "Al equiparar unos con otros, en el cambio, sus diversos productos, lo que hacen los hombres es equiparar entre sí sus diversos trabajos como modalidades del trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen." El valor es, como dijo un viejo economista, una relación entre dos personas; pero debió añadir simplemente: relación encubierta por una envoltura material. Sólo partiendo del sistema de relaciones sociales de producción de una formación social históricamente determinada, relaciones que se manifiestan en el fenómeno masivo del cambio, repetido miles de millones de veces, podemos comprender lo que es el valor. "Como valores, las mercancías no son más que cantidades determinadas de tiempo de trabajo coagulado." Después de analizar en detalle el doble carácter del trabajo materializado en las mercancías, Marx pasa al análisis de la forma del valor y del dinero. Con ello se propone, fundamentalmente, investigar el origen de la forma monetaria del valor, estudiar el proceso histórico de desenvolvimiento del cambio, comenzando por las operaciones sueltas y fortuitas de trueque ("forma simple, suelta o fortuita del valor", en que una cantidad de mercancía es cambiada por otra) hasta remontarse a la forma universal del valor, en que mercancías diferentes se cambian por una mercancía concreta, siempre la misma, y llegar a la forma monetaria del valor, en que la función de esta mercancía, o sea, la función de equivalente universal, la desempeña el oro. El dinero, producto supremo del desarrollo del cambio y de la producción de mercancías, disfraza y oculta el carácter social de los trabajos privados, la concatenación social existente entre los diversos productores unidos por el mercado. Marx somete a un análisis extraordinariamente minucioso las diversas funciones del dinero, debiendo advertirse, pues tiene gran importancia, que en este caso (como, en general, en todos los primeros capítulos de El Capital ) la forma abstracta de la exposición, que a veces parece puramente deductiva, recoge en realidad un gigantesco material basado en hechos sobre la historia del desarrollo d

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