Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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26 de marzo de 2010

La oligarquía rusa no proviene del Partido Comunista sino de la mafia opositora


Se repite el lugar común de que los antiguos jefes comunistas se apropiaron de la economía pública, del Estado y de los recursos naturales sobre los que construyeron su fortuna. No es cierto. La gran mayoría de los oligarcas rusos son anticomunistas, mafiosos y burgueses opositores a los que los ministros del agente de la CIA y dictador anticomunista Yeltsin (cuyo abuelo fue sancionado en la época de Stalin por su anticomunismo activo) Chubais y Gaidar entregaron las principales fábricas, minas, empresas de hidrocarburos, edificios y tierras de Rusia para construir un capitalismo mafioso y criminal. Las excepciones son muy pocas: Mijail Jodorkovsky militó un tiempito en el Komsomol a ver qué podía robar pero aprovechó la contrarrevolución para fundar el banco Menatep que se apropió por 350 millones de dólares de la petrolera Yukos que a los dos años valía 9 mil millones.

El grueso de los oligarcas siempre han sido anticomunistas: Oleg Deripaska amasó su fortuna como agente de bolsa y se casó con la hija del ex jefe del gabinete del borracho Yeltsin. Es un hombre cercano a Putin.
Boris Berezovsky estudió ingeniería de sistemas, simpatiza con el sionismo y se convierte en jefe de mafias. Vladimir Potanin asesoró en el fraude electoral de 1996 que permitió a Yeltsin seguir en el poder y robarle su victoria a los comunistas.
Vladimir Gusinsky era en los años 70 un mafiosillo y cambista del mercado negro y un taxista sin licencia. Acumuló su fortuna con una empresa de construcción al servicio del alcalde burgués de Moscú Yury Luzhkov.
Alexander Smolensky siempre fue un enemigo del Socialismo y en la contrarrevolución se alió con Berezovsky.
Mijail Prójorov hizo su fortuna con el fondo de inversiones ONEKSIM, extrayendo oro y se dedica también a la trata de blancas. Mijail Fridman es un judío de Lvov aliado a Pyotr Aven ministro de comercio en el gobierno de Gaidar en 1992. Ambos fueron dueños del grupo Alfa y el banco Alfa. Gusinsky se asoció a capital norteamericano creando una empresa mixta de asesoría que con el tiempo se convirtió en el grupo Most que le permitió comprar medios de comunicación
Y así los demás.

A finales de los años 80 la cúpula gorbachoviana del Partido Comunista en el Politburó y al frente de cada Partido republicano (con heroicas y gloriosas excepciones) traicionaron abiertamente al Partido, al Estado y al Pueblo y se pasaron al capitalismo. Desmovilizaron al pueblo, claudicaron ante el imperialismo y derribaron el Socialismo en el Este europeo. Pero una vez que esa banda de traidores pierde el poder central y lo toma una mafia criminal abiertamente ultraderechista al servicio de la CIA con Yeltsin a la cabeza, los gorbachovianos se quedan en la calle y algunos se atrincheran en repúblicas como Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán donde ahí siguen vendiendo sus servicios o a la CIA o a Rusia según quién pague mas.
Es Yeltsin el que crea la oligarquía mafiosa rusa que destruye la propiedad socialista del Pueblo soviético.
Un sector de la nueva burguesía en torno a Putin se niega a convertirse en una república bananera e intenta salvar a Rusia. La primera oligarquía pro imperialista es derrotada, exiliada y encarcelada y se consolida una nueva gran burguesía.
La parte intermedia del Partido Comunista y las bases comunistas se lanzan al contraataque con un éxito mediano: son masacrados en el Soviet Supremo de RUsia en 1993, les roban descaradamente las elecciones en Ucrania en 1999, son masacrados en Tayikistán, van a la cárcel y a la clandestinidad en Letonia, Estonia, Lituania y Georgia. Pero recuperan el poder en Belarus, Pridnestrovie y Moldavia y construyen fuertes partidos en Rusia. Los dirigentes comunistas y pro comunistas que vienen de las niveles medio y bajo del PCUS y que dan la batalla contra el imperialismo son Lukashenko de Belarús; Smirnov de Pridnestrovie; Voronin de Moldavia; Ziuganov, Nina Andreyeva y Víctor Anpilov de Rusia; Goradze de Georgia; Alfred Rubiks de Letonia y muchos otros.
La reconstrucción del socialismo requiere aclarar responsabilidades, ubicar a los enemigos del pueblo y reforzar las vanguardias comunistas de los pueblos trabajadores soviéticos

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